Desde tiempos inmemoriales, el acto de dibujar ha sido una forma de comunicación y expresión. Líneas, formas y figuras que empezaron en el caso de Mikel Bringas desde que era niño y con la curiosidad innata que reflejaba su deseo de representar el mundo que le rodeaba con un lápiz y un papel.

Una vocación y un talento que poco a poco se fue desarrollando durante años con una clara especialización hacia el retrato y que llena las paredes de su espacio de arte en pleno centro de la localidad alavesa de Llodio. Sin embargo, por circunstancias personales no pudo matricularse en Bellas Artes que era su idea; aunque nunca dejó apartados los colores, las sombras o el carboncillo. Siempre le han acompañado en su vida.

Cambio profesional, pero sobre todo vital

Años después y ya con un trabajo fijo como auxiliar de enfermería, algo en Mikel le decía que era el momento de retomar su pasión por el arte y el dibujo. No quería dedicarse solo a pintar, sino que su inquietud era enseñar los verdaderos secretos que guardan esos esbozos que más tarde se convierten en obras de arte. Para ello se formó en todo lo que tenía que ver con la pedagogía y montó una academia de pintura que acaba de cerrar su primer curso este mes de junio con unas expectativas más que cumplidas.

Durante todos estos meses (desde que comenzara en septiembre) Mikel ha tenido más de una treintena de alumnos entre niños y adultos que han optado por sus clases de dibujo y pintura como hobby, actividad extraescolar o simplemente como una actividad terapéutica y relajante. 

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En imágenes: Probar suerte de nuevo con los pinceles y los retratos Markel Fernández

“Los primeros dibujos sobre todo en el caso de los niños, aunque carentes de técnica, reflejan una necesidad de explorar el espacio, de expresar emociones y de representar su entorno. La motivación detrás de estos primeros trazos no siempre es clara, pero generalmente está relacionada con la curiosidad, la satisfacción de crear y la imitación”, nos cuenta Mikel en su espacio Arteginez, donde ya algún que otro alumno le recuerda a los primeros pasos que él daba hace décadas.

Iniciativa apoyada por Gaztenpresa y Lanbide Cedida

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Aprendiendo de sus alumnos

Sobre todo, de los más pequeños. Para enseñar dibujo es fundamental tener paciencia, empatía y capacidad de escucha como elementos clave en el proceso pedagógico. “Cuando les enseño se refuerza la confianza, les ayudo a expresar su lado más creativo y les doy herramientas que les permitan expresar sus ideas con mayor claridad y precisión”, nos detalla nuestro protagonista, que además ofrece a sus alumnos ejercicios que refuerzan sus habilidades básicas.

“A medida que avanzan, se pueden introducir conceptos más complejos como la perspectiva, la composición o el uso del color”. 

Eso llegará con el tiempo. Lo mismo que el futuro de este proyecto de emprendimiento, para el que consultó con la Fundación Gaztenpresa de LABORAL KUTXA, que no puede llenar más a Mikel y que ha cubierto esa parte de su vida que había dejado un poco apartada a nivel laboral. El destino quiso que se quitara esa espina clavada y la decisión no pudo ser más acertada al volver a coger los pinceles de nuevo.