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Álava se consolida como referente en la innovación vitivinícola

El proyecto VinAE, de Neiker, busca crear una red de viñedos piloto en cinco países productores

Álava se consolida como referente en la innovación vitivinícolaDNA

El proyecto VinAE, de Neiker, busca crear una red de viñedos piloto en cinco países productores –España, Francia, Italia, Portugal y Turquía– donde se ensayen y perfeccionen prácticas agroambientales sostenibles. Entre ellas destacan la implantación de cubiertas vegetales capaces de reducir la presión de plagas de forma natural, el uso de bioinóculos basados en comunidades sintéticas de microorganismos y los trasplantes de suelos nativos sanos que fomenten la biodiversidad edáfica.

Una de las prácticas más innovadoras se trata del trasplante de suelos nativos, utilizada en proyectos de restauración ecológica

En concreto, el proyecto trabaja en viñedos de la Rioja Alavesa, Ribeira Sacra (Galicia), Douro (Portugal), Languedoc-Roussillon (Francia), Toscana (Italia) y Anatolia (Turquía). El objetivo, como explica Lur Epelde, investigadora del Departamento de Conservación de Recursos Naturales de Neiker, es “aprender los unos de los otros en un equipo multidisciplinar, trabajando codo con codo con los viticultores en un proceso de co-creación y participación”.

El enfoque se centra en fomentar prácticas agroecológicas que permitan mejorar la salud de los suelos sin renunciar a la viabilidad económica del cultivo de la vid, clave en territorios como Rioja Alavesa.

Lur Epelde, investigadora del proyecto VinAE

“La viticultura, como otras ramas de la agricultura, se enfrenta a múltiples amenazas”, explica Epelde. “En muchos casos hay una ausencia de cobertura vegetal que provoca erosión, además del impacto del cambio climático con sequías, menor disponibilidad de agua o el uso intensivo de fitosanitarios que degrada los suelos”.

Uno de los casos de estudio más avanzados se lleva a cabo junto a la bodega Maisulan, donde desde 2020 se está evaluando el impacto de las cubiertas vegetales. “Han observado mejoras significativas en la reducción de la erosión, mientras que nosotros analizamos los efectos sobre la biodiversidad microbiana y la macrofauna del suelo”, detalla Epelde.

El proyecto presta especial atención a los servicios ecosistémicos que puede ofrecer un suelo sano: regulación hídrica, captura de carbono o mayor resiliencia del cultivo. Pero también se evalúan sus implicaciones socioeconómicas, para determinar si las prácticas son viables a largo plazo. “Vamos a hacer una evaluación socioeconómica de aquellas prácticas que funcionen, para ver si realmente podrían implantarse y mantenerse en el tiempo”, apunta.

Una de las prácticas más innovadoras del proyecto es el trasplante de suelos nativos, una técnica utilizada habitualmente en proyectos de restauración ecológica. “Frente al uso de consorcios artificiales de bacterias, que muchas veces no se adaptan, el trasplante permite introducir comunidades microbianas ya consolidadas en entornos similares al viñedo”, explica Epelde.

No obstante, su uso en agricultura plantea dilemas: “No se ha testado aún en viñedos a gran escala, y tiene la parte negativa de que extraer suelo sano de bosques para utilizarlo masivamente puede dañar esos ecosistemas. Por eso tenemos que encontrar un equilibrio: determinar cuánta cantidad sería necesaria para que funcione sin poner en riesgo el entorno del que se extrae”.

Más sostenibilidad

Una de las máximas del proyecto VinAE es que la sostenibilidad no debe ir en detrimento de la calidad del producto. “Está claro que para los viticultores lo que importa es la calidad de la uva, y eso lo vamos a tener en cuenta. Todo lo que hagamos lo vamos a testar también desde ese punto de vista”, señala Epelde.

Incluso analizarán si las prácticas agroecológicas pueden influir en el terroir, el concepto que engloba las características únicas de un vino ligadas al suelo, el clima y el entorno. “El terroir no es estático, es dinámico, y vamos a estudiar si estas prácticas lo modifican”, apunta la investigadora.

Agricultores vendimiando en un viñedo de Rioja Alavesa

Tampoco se perderá de vista la productividad: “Se dice que las cubiertas vegetales reducen la producción, y por eso no se usan tanto. Pero en viticultura la producción no siempre es el principal problema, y lo tendremos en cuenta también”.

El mayor reto que se plantea VinAE es lograr una colaboración efectiva con el sector vitivinícola. “Muchas veces desde la investigación trabajamos para el sector, pero sin contar con él. Y eso es un error”, reconoce Epelde. “Con este proyecto, y con otros que estamos desarrollando en Neiker, queremos dar ese paso: trabajar con ellos, aprender juntos y construir soluciones realistas, adaptadas y eficaces”.