Rioja Alavesa es uno de los motores económicos del territorio, con unas exportaciones anuales de vino valoradas en más de 140 millones de euros y un potencial indudable para atraer turismo vinculado a la enogastronomía.
Sin embargo, el sector vitivinícola de la comarca se ha visto abocado desde la pandemia del coronavirus a “una de sus peores crisis en décadas”, según expuso públicamente el pasado septiembre la Asociación de Bodegas de Rioja Alavesa (ABRA).
El sindicato agroganadero UAGA, en su más reciente 46 asamblea general, tampoco puso paños calientes al “momento crítico” que atraviesa el campo alavés, en este caso de forma generalizada.
Numerosos lastres
La caída en picado del consumo de vino a nivel mundial, la escasa rentabilidad del producto o la falta de relevo generacional son solo tres de las causas que de un tiempo a esta parte están lastrando a Rioja Alavesa.
Los números avalan las advertencias de ABRA y UAGA: según los últimos datos recopilados por el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja, la comarca cuenta a día de hoy con 233 bodegas que embotellan vino bajo su paraguas, cuando hace solo diez años eran 358. Un 35% menos. Y en el eslabón anterior de la cadena, el viñedo, la situación tampoco es mucho mejor.
La caída del consumo, la escasa rentabilidad del producto o la falta de relevo generacional están lastrando a Rioja Alavesa
Aunque el Consejo Regulador no dispone de datos actualizados por zonas, el número de viticultores de Rioja Alavesa ya venía reduciéndose de forma sostenida desde los años previos a la crisis sanitaria: solo entre 2015 y 2018 más de 200 habían dejado la actividad, una cifra que no ha hecho sino crecer posteriormente.
El enorme stock de vino acumulado en las bodegas durante la pandemia, que ha obligado a los vitivinicultores a reducir sus cosechas, unido a un aumento de la masa vegetal de la Denominación –aunque no en Rioja Alavesa– que ha devaluado el precio de la uva –ahora ronda los 70 céntimos el kilo–, han creado la tormenta perfecta para este colectivo.
En este difícil contexto, la DOCa Rioja se encuentra inmersa en un decisivo proceso electoral que servirá para renovar en pocas semanas tanto el Consejo Regulador como la Interprofesional del Vino, las dos principales organizaciones que deciden las normas que rigen en el sector.
Y Rioja Alavesa, que supone el 20% de la superficie vitícola total de la Denominación pero apenas ostenta 10 de los 100 votos de la Interprofesional debido a la elevada abstención de sus productores en las últimas elecciones, aspira a incrementar de forma importante su representación.
Papel protagonista
UAGA, la única organización profesional agraria alavesa presente en estos organismos, ha asumido un papel protagonista en las últimas semanas para movilizar al mayor número posible de vitivinicultores en torno a su candidatura y que la comarca aumente a dos –ahora solo tiene uno– sus vocales en los órganos internos del Consejo.
Y que, así, cuente con un mayor número de votos para que los intereses de Rioja Alavesa, su singularidad, estén mejor representados en este difícil momento.
“Siempre hemos apostado por no aumentar la masa vegetal para evitar sobreproducciones y centrarnos en la calidad en lugar de en la cantidad”, exponen desde UAGA
“Siempre hemos apostado por no aumentar la masa vegetal para evitar sobreproducciones y centrarnos en la calidad en lugar de en la cantidad”, exponen fuentes de UAGA. El problema es que en el resto de comarcas de la DOCa, que aglutinan buena parte de la representación en los órganos de decisión, se ha tomado precisamente la dirección contraria.
UAGA ha desarrollado distintas acciones en las últimas semanas para tratar de llegar al mayor número posible de viticultores y recabar sus apoyos en la carrera electoral, pues debe certificar el número de hectáreas que la avalan previa cesión de la representación por parte de estos.
El proceso de acreditación estará abierto hasta el 29 de este abril y concluirá en junio con la renovación de los organismos del Rioja y la elección del nuevo presidente.
Las expectativas de Jesús Bauza, el único vocal de UAGA en el Consejo Regulador, son positivas a día de hoy.
Buscar la estabilidad del sector, evitar los vaivenes del precio de la uva y el vino, equilibrar la oferta y la demanda y garantizar la rentabilidad de todos los agentes implicados en la cadena de valor son algunos de los objetivos por los que se ha comprometido a trabajar el sindicato.
Más allá de ello, UAGA continuará defendiendo la “especificidad” de la comarca “frente a lo que pueden ofrecer otras organizaciones”.