El pasado se ha hecho presente en Ondategi, el concejo del municipio de Zigoitia, muy conocido por acoger en sus tierras la Feria del Caballo de Estribaciones del Gorbeia, gracias a un proyecto muralístico en dos de sus edificios: el antiguo almacén de las trilladoras y el lavadero, que se aprobó realizar en asamblea y no solo para embellecerlos, sino para reivindicar los antiguos usos que en su día tuvieron dichos inmuebles.

De ahí que en estas obras aparezcan desde los bueyes que antaño se utilizaban para faenar los campos, al tedioso trabajo que tenían que hacer las mujeres de lavar a mano, o las vacas que se acercaban cerca de ese punto para saciar su sed en el pilón.

Aunque, lo mejor, está siendo la gran acogida que están teniendo entre sus habitantes, ya que están empezando a recordar anécdotas de cómo se trabaja antiguamente y hasta poniendo cara a las personas que se encargaban de hacer esas tareas, porque los murales también homenajean a sus habitantes.

“Supercontentos”

“Los vecinos están supercontentos”, resume Pako Barriga, el muralista autodidacta que los firma y que hace un año dio vida al carro del diezmo en Astegieta y que en Abetxuko, su barrio-pueblo natal, ha sido el autor de una obra colosal de 125 metros lineales.

“¡Anda, ya me acuerdo de cuándo venían aquí a lavar a mano!”, están diciendo, por ejemplo, los que se acercan a ver la fachada en su lavadero, a la que la próxima semana, Barriga pondrá “la guinda del pastel”, como anuncia: “porque empezaré a pintar en su interior y haré allí a las mujeres lavando, agachadas, desriñonándose con la ropa”.

En el interior del lavadero Pilar Barco

Vacas bebiendo agua

Hasta ahora, ya ha finalizado el exterior de este lavadero. Así, en la pared que está más cerca del pilón, asoman unas vacas bebiendo agua con una técnica de lo más realista, y en uno de sus laterales aparece una cara conocida en la actualidad: la de Juan Miguel Mimenza, pero de niño, junto a su madre, Lucía Martínez de Lafuente, con la ermita de Santa Lucía de fondo, uno de sus edificios más significativos, mientras acarrean paja con sus bueyes.

Detalle de otra de las paredes del lavadero Pako Barriga

El último vecino que tuvo bueyes

En el antiguo almacén de las trilladoras, también la sorpresa está siendo mayúscula, al encontrarse retratado a Julián Ortiz de Zárate, el último vecino que tuvo bueyes en el pueblo, a tamaño natural, frente a un carro tirado por estos animales con los que faenaba en el campo.

El mural en el que aparece Julián, el último vecino que tuvo bueyes Pilar Barco

“Estuve revisando fotos del pueblo de cómo se trabajaba antiguamente y de otras costumbres que se han perdido. Y luego compartí los diferentes bocetos y se seleccionaron esos. El arte sirve para que se siga hablando de ello”, destaca.

En sus laterales también aparecen ventanas, vigas y ladrillos recreados con la técnica del trampantojo, “que da una perspectiva con sensación de profundidad y realismo”.

Detalle de ventanas y puertas en el antiguo almacén de las trilladoras Pako Barriga

En cuanto a los colores de los murales, “he elegido unos que no sean vivos para que queden integrados con la piedra y con la arquitectura. Para mí es importante respetar el patrimonio y que los murales no den el cante”, destaca Barriga.

La idea que tienen en Ondategi es que este proyecto esté acabado para su fiesta de San Lorenzo, del día 10.