“En auténticos eslalon”. Así es como se han convertido algunas de la calles de la capital alavesa, según censura la asociación de personas con discapacidad física, Eginaren Eginez, debido a las maniobras que muchos de sus integrantes se ven obligados a hacer con sus sillas de ruedas para sortear desde “excrementos de perros a chicles, escupitajos o colillas”.

Por ello, esta agrupación, que desde 1979 trabaja por la inclusión de 1.588 alaveses (635 mujeres y 953 hombres), ha emprendido desde esta segunda quincena de julio la campaña Espacios limpios y actitudes cívicas por una movilidad inclusiva que busca denunciar la mala costumbre de algunos hábitos que ensucian la vía pública “y que no solo influyen en la belleza y la limpieza de la ciudad, sino también en la salud y la seguridad para la ciudadanía”.

Mensajes "claros, directos e inclusivos"

Lo hace, en concreto, a través de una campaña gráfica que, con el apoyo de La Caixa, que la ha financiado expresamente, y de la Diputación Foral de Álava, ya que toda la actividad de Eginaren Eginez se enmarca en el convenio que mantienen con la institución foral, busca promover una convivencia “más igualitaria y respetuosa”, tras constatar la necesidad de realizar esta iniciativa para concienciar a la población de la importancia del respeto en este sentido.

Carteles de la campaña Pilar Barco

Para lograrlo así, este lunes, sin ir más lejos, desde primera hora Álex, en representación de Eginaren Eginez, empezó a colocar carteles por el Casco Viejo y el Ensanche, en los puntos que están autorizados para ello, como el espacio que hay al lado del Museo Bibat, de la calle Cuchillería, con frases como “Pisar mierda de perro no trae buena suerte”, “Escupir no es tu derecho, es una falta de respeto”, “Tirar el chicle al suelo no es un arte”, “tirar las colillas al suelo no está permitido” y “vomitar, defecar o mear en la calle no es cívico”.

Unos mensajes “claros, directos e inclusivos” para informar y sensibilizar al respecto que también se han llevado a los centros cívicos y que se pretenden trasladar a la zona rural y a internet, a través de redes sociales.

Y todos estos carteles llevan, además, un segundo aviso: “Lo que tocan mis ruedas se viene conmigo”. Y es que estos comportamientos no solo perjudican la estética urbana, sino que también “ponen en peligro a las personas con movilidad reducida, impidiendo su libre desplazamiento y aumentando el riesgo de accidentes”.

A sus manos o casa

Además, denuncia que son “insalubres”, ya que la suciedad se adhiere a bastones, sillas de ruedas y otros elementos. “En su caso, ellos van con sillas o muletas y lo que se pega a las ruedas o al taco de la muleta, se queda. Incluso pasa a sus manos, si llevan silla manual, y a su casa, porque todo lo que queda pegado allí va a ahí”, ilustra Elena Ávalos, trabajadora social de Eginaren Eginez.

En definitiva, un “obstáculo” a la autonomía “que repercute en toda la ciudadanía, pero en nuestro caso es un elemento más que distorsiona la movilidad”.

Sobre todo, en algunas calles “que son un auténtico eslalon. Un socio nos mandó un vídeo de Ibaiondo que parecía un auténtico circuito, esquivando todo lo que había. Y el cartel sobre la caca de perro que habíamos puesto al lado de nuestra sede (Plaza Simón Bolívar, 9) ya nos lo han arrancado”, lamenta Ávalos.

¿Cómo está Vitoria?

En cuanto a Vitoria, explica, que en comparación con otras ciudades vecinas, como Bilbao o Donostia, se encuentra en una situación “parecida”, es decir, ni mejor o peor en cuanto a estas actitudes incívicas.

Y en relación a las arterias más problemáticas que se han detectado, hasta ahora, detalla que son las de Landaberde “y otras en las que hay soportales, en las que las máquinas del Ayuntamiento no entran, y si los que tienen mascotas les dejan hacer sus necesidades allí y no se recoge, ahí se queda, pese a que son espacios de uso público y peatonal porque las personas circulan por ahí”.

De ahí que esta campaña sea “una llamada de atención” para que entre todos nos esforcemos en mantener los espacios públicos “en condiciones óptimas porque la higiene y la seguridad es importante para todos, pero en nuestro caso más, para que haya una contribución más digna y segura a la autonomía”.