Dicen los medios que estamos polarizados. Lo sueltan sin parar por tierra, mar y aire y, de tanto repetirlo, nos lo estamos empezando a creer. ¿Pero es cierto? ¿Tan polarizados estamos? ¿Y por qué es peligrosa la polarización?
Los últimos estudios de la FES (Friedrich Ebert Stiftung), la fundación alemana dedicada a la promoción de la democracia, la justicia social y la paz, entre otras cosas, dicen que los votantes valoran diferentes aspectos de manera desigual. (Acceso al informe completo aquí: https://democracy.fes.de/topics/polarization-democracy.html)
Parece que lo más polarizante son unos pocos ámbitos concretos de la vida pública: matrimonios igualitarios y cuestiones identitarias a la cabeza.
Y parece que estos aspectos pueden convertirse en la puerta de entrada de la erosión democrática, que puede desencadenar la autocratización política. Por este motivo es importante entender la polarización y tratar de evitarla a toda costa.
Sinceramente creo que es posible actuar como ciudadanos responsables y contribuir a evitar la polarización. No somos borregos zarandeados de polémica en polémica, sino ciudadanía adulta con capacidad y criterio para discernir y elegir el camino de la convivencia pacífica.
Es nuestra responsabilidad y oportunidad, especialmente un día como hoy, que elegimos a nuestros representantes en Europa para los próximos cinco años, dar ejemplo y demostrar que podemos construir un futuro más unido y, sobre todo, más dialogante.
Así que aquí presento mi receta en siete pasos, para que cada uno de nosotros pueda fomentar en su entorno un ambiente de respeto y diálogo.
1. Informarnos de forma crítica
No basta con consumir información: es fundamental saber de dónde proviene y qué intereses puede haber detrás. Antes de compartir noticias o datos, verifica las fuentes. Utiliza herramientas de verificación (Maldita, Newtral, etc.) y consulta varios medios para tener una visión más completa y equilibrada de los hechos. Si la noticia es de ámbito internacional, basta con echar un vistazo a alguna portada de medios extranjeros para ver el enfoque con el que la están tratando.
2. Practicar la empatía
Ponerse en el lugar del otro no es fácil, pero es esencial para entender diferentes perspectivas. No significa que tengamos que estar de acuerdo con ellos, pero si entendemos por qué piensan así, qué les ha llevado a tener ese pensamiento, estaremos un paso más cerca de comprender su punto de vista (y a veces, también de aportar soluciones creativas para ese problema). Escuchar activamente y tratar de comprender los argumentos de los demás puede reducir la animosidad y abrir espacio para un diálogo más constructivo. Recuerda que detrás de cada opinión hay una persona con experiencias y sentimientos.
3. Fomentar el diálogo constructivo
En lugar de evitar las conversaciones difíciles, enfrentémoslas con una actitud abierta y respetuosa. Establecer reglas básicas para el diálogo, como no interrumpir y no descalificar al otro, puede ayudar a mantener las discusiones en un tono cordial. Participa en debates con el objetivo de entender, no de ganar. Se trataría de intentar entender al contrario, no de aplastarlo.
4. Participa en la comunidad
La participación activa en actividades comunitarias fortalece el tejido social y crea lazos entre personas de diferentes opiniones. Ya sea a través de voluntariado, grupos de discusión o proyectos locales, estar involucrado en tu comunidad te permite conocer mejor a tus vecinos y sus preocupaciones, lo que disminuye la desconfianza. En nuestro territorio hay muchísimas oportunidades para practicar el voluntariado.
5. Promover la diversidad de opiniones
Valorar y respetar la diversidad de opiniones enriquece el debate y evita la polarización. En nuestras interacciones diarias, desde el trabajo hasta las redes sociales, debemos fomentar un ambiente donde todas las voces puedan ser escuchadas sin miedo a represalias. Esto incluye ser conscientes de no encerrarnos en burbujas de información afines a nuestros propios puntos de vista. Y, por supuesto, desterrar las descalificaciones y las cancelaciones de personas por su punto de vista sobre un tema, que a veces leo cada cosa en redes sociales que tela…
6. Desarrollar el pensamiento crítico
Si no queremos dejarnos llevar por emociones o manipulaciones es fundamental cultivar la capacidad de pensar de forma crítica. Cuestionar lo que leemos, escuchamos y vemos. Analizar los argumentos y buscar pruebas antes de aceptar algo como verdad. El pensamiento crítico nos protege contra la manipulación y la propaganda.
7. Modelar el comportamiento que deseamos ver
Cada uno de nosotros puede ser un ejemplo de comportamiento cívico y respetuoso. Si queremos menos polarización, debemos empezar por no contribuir a ella con nuestros actos y palabras. Para empezar, podemos intentar evitar el lenguaje agresivo y las generalizaciones. Y demostrar con nuestra actitud que es posible disentir sin deshumanizar a las demás personas.
La polarización es uno de los retos más importantes que enfrentamos como sociedad a día de hoy. Cada uno de nosotros tiene el poder y la responsabilidad de actuar para mitigar sus efectos.
Al informarnos de manera crítica, practicar la empatía, fomentar el diálogo constructivo, participar en la comunidad, promover la diversidad de opiniones, desarrollar el pensamiento crítico y modelar el comportamiento cívico que deseamos ver, podemos contribuir a crear un entorno más respetuoso y unido.
Nunca deberíamos subestimar el impacto de nuestras acciones diarias en el tejido social.
Hoy es día de elecciones europeas. Puesto que es la hora y tenemos la madurez, asumamos el reto de ser ciudadanas y ciudadanos responsables y comprometidos con un futuro mejor, más democrático, dialogante y amable para todos.