Según explican fuentes de la Confederación Hidrográfica del Ebro, la borrasca Nelson, con los episodios de lluvias que ha provocado en buena parte del Estado durante esta Semana Santa, ha afectado mucho más a los afluentes navarros del Ebro, como son el Ega, Arga e Irati, que a los alaveses, puesto que en los primeros se ha superado los niveles alarmantes y se ha tenido que avisar a Protección Civil.
Una situación diferente, por tanto, a la que se vivió a finales de febrero, cuando las crecidas afectaron a los ríos de la parte occidental de la cuenca, esto es, a los de Álava y Castilla y León, especialmente.
Pero esta vez ha sido al revés. El lunes, por ejemplo, agentes del Grupo de Rescate Especial e Intervención en Montaña de la Guardia Civil (GREIM) llevaron a cabo una operación de rescate con éxito en la zona del Itoiz, tras quedar varias cabras atrapadas debido a la crecida del depósito de agua tras las intensas lluvias de esta Semana Santa. Un ciudadano fue el que dio la voz de alarma al avisar de la situación que llevaban sufriendo estos animales durante varios días.
En cuanto al de Yesa, el otro principal abastecedor de agua para consumo humano y para los regadíos de la Comunidad Foral, está también casi a rebosar, al encontrarse al 94%.
Por ejemplo, el río Aragón, después de la situación registrada el sábado en Caparroso, en la que este río llegó a soportar 527,45 metros cúbicos por segundo, los focos se pusieron el domingo en la localidad de Yesa, cuando entró en situación de prealerta, a su paso por este pueblo, al alcanzar una altura de 1,74 metros.
Carreteras cortadas
En Álava, el 27 de febrero, las crecidas de varios ríos pusieron en alerta naranja el territorio y aislaron pueblos. Tanto Víllodas como Trespuentes y la carretera de acceso principal quedaron cortadas por la inundación.
“En Nanclares tenemos la antigua nacional también cortada por seguridad y estamos trabajando en coordinación con la Ertzaintza, Bomberos, Miñones, URA (Agencia vasca del Agua) y Confederación para que no ocurra ninguna desgracia”, contaba a este diario el alcalde de Iruña de Oca, Miguel Ángel Montes.
Las complicaciones en la zona rural se debían a las crecidas de los ríos Santo Tomás, Alegría y Zalla. En Yurre, se cortó el acceso, y en Erriberagoitia, en la A-3310 a su paso por Mimbredo, hubo desbordamientos de 1.5 metros de profundidad.
Ya en Vitoria, hubo numerosas balsas de agua, aunque la zona de El Batán fue la más perjudicada, tras llegar el agua a garajes.