Los alimentos ecológicos siguen una senda ascendente, pero lenta. Bien lo sabe el agroganadero alavés Raúl Rituerto, con años de experiencia.
A pesar de que la agricultura ecológica sigue una senda ascendente, todavía está lejos de cumplir el objetivo marcado por el Pacto Verde Europeo: llegar al 25% de las tierras en 2030. Ésa es la finalidad de la iniciativa De la granja a la mesa.
Raúl Rituerto tiene una larga experiencia en agricultura ecológica. Se vale del ganado para nutrir, abonar y recuperar la tierra de sus variados cultivos de Azazeta. Gestiona desde hace dos décadas una explotación agroganadera con ovejas caballos y vacas; cereal y forrajes, además de una pequeña huerta para autoconsumo.
Ahora, regresa al Consejo de agricultura y alimentación ecológica de Euskadi Ekolurra en representación de Álava, junto a Anna Montserrat. A partir de abril empezarán a marcarse nuevos retos.
La venta de productos ecológicos va en ascenso, pero camina lenta.
–Sí, la verdad es que sí. La demanda del producto por parte del cliente es el motor, la atracción para que la situación vaya cambiando, si no hay una demanda real, pues...
Y no hay demanda real.
Me parece a mí. Hasta que no haya una demanda de los consumidores de a pie, de la calle, no va a cambiar.
Sin embargo, da la sensación de que interesa lo ecológico. ¿No se traduce luego en compra?
Aquí estamos todos por la pela, y si hay interés, pero luego al baserritarra no se le valora ni recompensa económicamente, pues lo tiene muy difícil.
Y ¿por qué no se generaliza la compra de alimentos ecológicos?
Creo que, hoy por hoy, los consumidores, el grueso de la sociedad, no da a la alimentación la importancia que debería, la importancia que merece; prioriza otras cosas, no el gasto en alimentación. La venta de producto ecológico va creciendo, pero muy despacio. El reflejo es lo que se vende en las tiendas y, hoy por hoy, si te fijas en la cesta de la compra de la mayoría de las familias, el alimento ecológico no es su compra principal.
Ahí tiene Ekolurra un reto fundamental.
El trabajo que está haciendo Ekolurra es muy bueno en materia de concienciación, visualización y divulgación en la sociedad, que es lo que hay que hacer. Da a conocer los beneficios que tienen estos alimentos de producción ecológica para que el consumidor sea cada día más consciente de que son beneficiosos para su salud.
En su caso, ¿por qué canales vende más?
Más en tienda y mediante venta directa. Creo que cuando vendes un producto de calidad y diferenciado si no tienes ese acercamiento al cliente, luego es difícil defenderlo.
Falta presencia de alimentos ecológicos en los supermercados.
Sí, claro.
Una clara desventaja.
Cada día se ven más, están, pero en muy poca proporción. Ahora se está empezando a escuchar algo más sobre la producción ecológica, pero hasta hace poco era medio tabú, incluso si comprabas algo ecológico se te veía como diferente.
¿Los problemas e inquietudes son similares en Álava que en Bizkaia y Gipuzkoa?
Aunque son diferentes las agriculturas, las inquietudes son las mismas. Al final, la agricultura en casi todas las esquinas está sufriendo el mismo problema. La despoblación del medio rural, que lleva a la disminución de agricultores y baserritarras es general y no es nada nuevo. Somos uno de los últimos eslabones de la cadena y los que sufrimos las consecuencias. La gente se está yendo a las ciudades, hay que dar de comer a las ciudades, pero aquí en el campo, la vida es más dura, la rentabilidad es costosa y la gente no está por la labor de quedarse, lo vemos todos los días.
Se identifica, entonces, con las protestas de los agricultores.
Totalmente, al cien por cien. Vivir en un pueblo es igual en ecológico que en convencional, los problemas con las administraciones, la competencia con otros productos que vienen de fuera... La realidad es que no es un oficio atractivo para el grueso de la población y cada día lo es menos. Es la realidad.