Cuenta una leyenda que hace muchos-muchos años, en las fiestas de Vitoria, solía venir un aldeano de Zalduendo a la ciudad y que se convertía en el alma de la fiesta invitando a todos los ciudadanos a unirse a la diversión. Se llamaba Celedonio Alzola. Fue tal su popularidad, que en 1957 nueve amigos blusas idearon el personaje de Celedón.

Para ello crearon un muñeco que sujeto a un paraguas descendía por un cable, bajando del cielo hasta la Virgen Blanca, y después se reencarnaría en persona. Desde entonces Celedón da año tras año la bienvenida y es el pistoletazo de salida de las fiestas de La Blanca. Pero Celedón no es el único personaje símbolo de las fiestas.

No en vano, utilizar figuras representativas es bastante frecuente en el entorno alavés. De hecho, se contabilizan más de un centenar que se contemplan a lo largo del calendario festivo. No existe otro territorio con un número mayor de figuras de este tipo, e incluso diversos barrios de la capital alavesa cuentan con su propia personificación festiva, por lo que completar un listado exhaustivo resulta ciertamente extenso. En este reportaje, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA repasa algunos de los personajes más representativos del sentir festivo alavés.

Los personajes más festivos

El 12 de agosto dieron comienzo las fiestas de Amurrio con el txupinazo y posterior bajada de Iguarrako. Año tras año, en estas fiestas, el gran pájaro reptiliano cae desde el cielo para presidir la plaza Juan Urrutia donde después es visitado por cientos de ciudadanos. El Iguarrako es un personaje mitológico, un pájaro gigante.

Dice la leyenda que si el animal, mitad ave mitad reptil, toca a una persona con el pico, ésta queda de inmediato sumida en un estado de embriaguez. La idea de que este ser se convirtiera en la encarnación festiva del municipio, procede, según se dice, de algunas leyendas de la localidad. No obstante, otros señalan que su aparición coincidió con la llegada a la gran pantalla de los éxitos filmográficos de Jurassic Park, por la década de los 90.

Los personajes más festivos

En Labastida la celebración de las Reliquias arranca con el tradicional descenso del Pellejo. Se trata de una piel de cerdo llena de vino que cubre por los aires la distancia que separa la torre de la parroquia y el balcón del Ayuntamiento.

Esta bajada tiene una peculiaridad que no se da en otros símbolos y muñecos alaveses y es que la gracia de la bajada consiste en que cuando el Pellejo alcanza el tramo que sobrevuela la plaza, su caída se hace más lenta. Así, el Pellejo va tirando por el pitorro el vino y el grado de diversión se acaba midiendo por el número de manchas de vino que cada cual luce sobre la ropa.

Los personajes más festivos

En Dulantzi, a mediados del próximo mes, los vecinos se reunirán, como siempre, en la plaza del Ayuntamiento y allí esperarán al txupinazo que de la bienvenida a las fiestas. Allí, cuadrillas, familias y vecinos estallan en un grito al ver aparecer en el cielo a Tripafina, un simpático aldeano que anuncia el inicio de siete días de fiesta ininterrumpida y que guarda un innegable parecido con Celedón.

Al igual que lo que ocurre con la figura representativa en Vitoria, Tripafina también desciende desde por un cable hasta alcanzar el balcón municipal. Viste similar a Celedón, como auténtico aldeano, con abarcas negras, calcetines blancos, pantalón azul de mahón, faja negra, camisa blanca, blusa azul celeste y txapela negra.

En la mano izquierda porta un paraguas que, dadas las fechas en las que ejecuta su itinerario volador, suele servirle para guarecerse del sol más que de la lluvia durante los aproximadamente cinco minutos que tarda en cubrir su recorrido.

Los personajes más festivos

En Oion, el origen de la figura del Katxi, existen muchas incógnitas. Según explican desde el propio Consistorio, sobre el origen y representación del Katxi no existe documentación que avale ninguna hipótesis, únicamente existe la relacionada con su vestimenta y compensación a quién da vida a este importante personaje tan entrañable y querido en esta localidad.

Los personajes más festivos

El primer dato documental que se tiene data del año 1676, reflejado en los libros de “cuentas municipales” de ese mismo año, que aparece en las fiestas de enero en honor a los Santos Patronos San Vicente y San Anastasio, y que seguirá apareciendo sucesivamente en años posteriores. “En el año 1676, el Katxi tenía como indumentaria un sayo, y nuestros antepasados lo conocieron de diferentes colores, así como el gorro.

En 1879 encontramos “la pelleta para la bota”, que es el zurriago, en la actualidad una piel de zorro”, explican. Según la tradición oral, hasta el período de la República Española, sus colores eran: rojo el pantalón y chaqueta , ribeteado todo ello por el color amarillo, lo mismo que el gorro. Durante la República, su tonalidad era: chaqueta y pantalón a rayas horizontales del mismo color que la bandera republicana, rojo, amarillo y morado.

Historia

En esta misma época fue también rojo, así como en el traje de pana negro. Tras finalizar la Guerra Civil española fue de rojo, y se le añadieron unas ramificaciones al lado de las solapas con alguna incrustación en el gorro. Hacia la mitad del siglo pasado, se le impusieron los colores que actualmente tiene: rojo y verde.

Lleva traje de fieltro de grandes rayas rojas y verdes, tocado con un gorro de igual tela, una piel de zorro colgada y en las mangas del mismo lleva inscrito El Cachi y en la espalda Viva San Vicente. Oyón-Oion. Hay una versión sobre esta vestimenta que utiliza el Cachi de Oyón-Oion y es que el traje tiene los mismos colores que usaban los soldados de las hermandades alavesas del siglo XVII.

El revolcón del Katxi, se realiza en dos ocasiones en las fiestas patronales, tanto el día 21 (vísperas), como el día 22 de enero. En cada una de ellas, se hace en primer lugar frente a la hermosa portada plateresca de la Iglesia Parroquial, y en segundo lugar, frente a la Casa Consistorial.

Por último, las fiestas de Nanclares, que se celebran en honor a la Asunción de Nuestra Señora y San Roque, arrancan la tarde del 12 o 13 de agosto de cada año y finalizan la noche del 16 de agosto. Desde 1968, el Brujo es el encargado de iniciarlas con su bajada desde la iglesia de Nanclares.

Su origen tuvo lugar en un bar. Corría el año 1968 y cinco amigos discutían en Casa Manolo sobre qué se podría hacer para atraer a más gente a las fiestas de Nanclares de Oca. Alguien comentó que en Vitoria se había dado un vuelco a las fiestas con la creación de Celedón y se propusieron darle una vuelta de tuerca a la idea.

Aquellas cinco personas, de las que sobreviven Manolo Besga y Jesús Albaina, decidieron hacer descender a una persona desde la torre de la iglesia a través de un cable y con un asiento especial. Hablaron con el herrero para que fabricara un asiento seguro y buscaron al responsable de encarnar al personaje. Como requisitos, tenía que soportar bien las alturas y recitar desde su asiento. Patxi Hernández fue el elegido hasta 1994.