El mayor grupo de bodegas del Rioja, el Grupo Rioja, continúa los trabajos del Proyecto de investigación SIGIS para combatir la Lobesia botrana, conocida comúnmente como polilla de racimo, mediante el desarrollo de un sistema de gestión inteligente de confusión sexual con emisión variable de feromona.
Este grupo aglutina a cerca de 60 bodegas de la Denominación que aportan el 75% de la comercialización de vinos amparados, 16 de ellos (algunos de los más grandes de la D.O.) en Rioja Alavesa, como son Campillo, Faustino, Herederos de Marqués de Riscal, Izadi, Marques de Carrión, Marqués de Vitoria, Palacio, Ysios, El Coto de Rioja, Solar de Samaniego, Solar Viejo de Laguardia y Soto de Torres, entre otras. El promedio de comercialización de los últimos cuatro años del conjunto de bodegas de Grupo Rioja ha sido más de 170 millones de litros de vino, lo que prácticamente representa dos tercios del volumen del conjunto de la DOCa, que en valor asciende hasta casi el 75%.
La polilla del racimo puede provocar graves daños en el viñedo porque, entre otras cosas, contribuye a provocar infecciones por botritis. El aumento generalizado de las temperaturas ha favorecido que colonice nuevas zonas alcanzando altitudes mayores, así como pasando de 2 a 3 generaciones en las zonas más frías.
La forma más común para controlarla hasta la fecha ha sido el uso de insecticidas, pero, dadas las consecuencias para el medio ambiente y la seguridad alimentaria, las directivas europeas requieren una reducción del uso de fitosanitarios del 50% en los próximos años, lo que lleva a buscar productos alternativos que tengan la misma o mayor eficiencia manteniendo los costes.
Por todo ello, una alternativa cada vez más común es la técnica de la confusión sexual, que permite reducir insecticidas creando una nube agregada de feromona que dificulta a los insectos sus encuentros para el apareamiento. Consiste en liberar en el ambiente un análogo sintético de la feromona sexual de los insectos con el objetivo de inhibir, dificultar o retrasar los emparejamientos, disminuyendo su potencial reproductivo, la proliferación de nuevos insectos y por tanto la necesidad del uso de insecticidas.
El proyecto SIGIS, que se encuentra a pleno rendimiento en su segunda temporada de desarrollo, persigue lograr un control preciso de la plaga mediante la actuación combinada de trampas electrónicas, estaciones meteorológicas y aerosoles de feromona conectados a Internet.
Trampas
El sistema consiste en que las trampas detectan la presencia de los insectos adultos en tiempo real, delineando la curva de vuelo y enviando esta información a la nube, al mismo tiempo que las estaciones meteorológicas y las propias trampas recopilan información de temperatura y humedad de las zonas de estudio. Toda esta información se analiza para determinar los patrones de desarrollo de la plaga y fijar un sistema basado en las capturas.
La importancia de monitorizar en tiempo real la presencia de la plaga deriva del hecho de que los insectos no mantienen una presencia continua durante la temporada, sino que tienen diversas generaciones, cada una con una incidencia distinta sobre la cosecha.
Estas generaciones se regulan según la cantidad de calor que haya en la región, por lo que el número de generaciones que se registran en cada zona está directamente relacionado con la temperatura. Así, en zonas más cálidas los insectos son capaces de desarrollar cada generación en un menor tiempo, pudiendo completar más generaciones durante el desarrollo del cultivo.
Según explican los técnicos del laboratorio Biogard que desarrolla el trabajo de campo, “tradicionalmente, en Rioja hay zonas en las que se dan tres generaciones de polilla y otras en las que sólo se registran dos. El tiempo que se necesita para completar una generación depende fundamentalmente de la temperatura, de forma muy similar a lo que ocurre con el ciclo vegetativo de la vid”.
El incremento de las temperaturas hace que en zonas donde históricamente sólo se desarrollaban dos generaciones, cada vez sea más frecuente detectar un tercer vuelo.
Estos últimos vuelos se suelen producir en fechas próximas a la vendimia, en el momento de mayor riesgo de botrytis. En la mayoría de los casos, los plazos de seguridad hacen inviable la aplicación de insecticidas convencionales, por lo que la confusión sexual resulta claramente la herramienta de control más apropiada.
El equipo técnico constata que es esencial tener las trampas preparadas en el campo a inicio de temporada, antes de la primera generación, para tener una visión clara de la presión de plaga y su evolución. “El uso de trampas electrónicas ayuda a poder tener los datos de vuelo el mismo día, reduciendo la necesidad de ir a campo a realizar el conteo a mano, lo que ayuda a reaccionar de manera inmediata a la presencia de la plaga si es necesario”.
Una técnica más precisa y sostenible
El incremento en el uso de la técnica de confusión sexual en el viñedo en los últimos años se debe principalmente a la eficacia demostrada y al bajo impacto ambiental del sistema. En España, más del 10% de la superficie de viñedo utiliza sistemas de confusión sexual y este porcentaje sube hasta al 20% en la DOCa Rioja.
Actualmente están disponibles diferentes productos comerciales basados en difusores de feromonas que se pueden reunir en dos tipologías: difusores pasivos y aerosoles. Los primeros, más comunes, se componen de un sustrato plástico desde el que se libera la feromona de forma constante en función de las temperaturas. Los segundos son aparatos electrónicos que liberan la feromona contenida en bombonas presurizadas según un programa previamente definido.
Ambos sistemas impiden adaptar la cantidad de feromona liberada a las necesidades reales que se presentan en el viñedo, al no tener en cuenta factores tan importantes como las variables climáticas, que influyen tanto en el desarrollo de la plaga como del viñedo.
Por ello, el Proyecto SIGIS aprovechará los avances de IoT (internet of things) y de inteligencia artificial (IA), para desarrollar un nuevo sistema inteligente para el control de L. botrana adaptado a las características del Rioja, que permitirá maximizar su eficacia y contribuir a su prevención en un escenario de cambio climático.
Conseguido un modelo de curva de vuelo adaptado a cada viñedo, será posible modificar la programación de los aerosoles de forma remota para modular la emisión de la feromona en función de la actividad de la plaga. De esta forma se logrará tener un sistema adaptativo y modelado de manera específica para la D.O., que se basará tanto en el histórico como en la toma de datos en tiempo real.
Grupo Rioja promueve proyectos de investigación para mejorar la calidad de los vinos y la sostenibilidad de Rioja, favoreciendo la competitividad de sus bodegas y, por extensión, de toda la Denominación de Origen. Los resultados del trabajo serán transferidos a todo el sector vitivinícola, lo que fomenta su competitividad y la gestión sostenible de recursos, permitiendo disminuir el impacto medioambiental de la actividad.