La prevención del suicidio es una de las áreas “prioritarias” de la nueva estrategia de salud mental de Euskadi, una necesidad incluso más acuciante tras la irrupción del covid-19. 2020 fue, de hecho, el segundo año en el que más muertes autoinfligidas se lamentaron en la CAV en casi dos décadas, con un total de 184 casos –según Eustat–, solo superados por los 186 reportados en el ejercicio 2014.
En este contexto, la implantación del Código Intento Suicidio Reciente (CISR) en toda la red de Osakidetza desde los últimos días de abril del pasado 2022 ha sido una de las herramientas más relevantes en este ámbito. Según los datos en poder del Gobierno Vasco, la puesta en marcha del CISR permitió detectar y atender entre abril y septiembre del pasado 2022 –en algo más de cuatro meses de vigencia– a más de 300 personas en situación de riesgo en el conjunto de la CAV.
La implementación del CISR es una de las medidas contempladas en la Estrategia de Prevención del Suicidio en Euskadi, puesta en marcha en 2019, para reducir la incidencia, la prevalencia y el impacto de uno de los principales problemas de salud pública en el mundo. Se calcula que en todo el planeta se quita la vida una persona cada 40 segundos, mientras que en el Estado la media es de diez suicidios al día y en Euskadi, de uno cada dos jornadas.
“A pesar de las dificultades generadas por la pandemia, las instituciones vascas han venido trabajando de forma coordinada y transversal en los distintos ámbitos sectoriales y niveles administrativos con capacidad de incidir en la prevención, detección y posvención de la conducta suicida”, según Lakua.
No solo en el ámbito sanitario, donde además de la implantación del CISR se han producido otros avances como la implicación en la labor preventiva del Consejo Sanitario, la asistencia por parte de Emergencias-Osakidetza a las personas derivadas desde el teléfono 024, la implementación del cribado de prevención de la depresión en adolescentes por parte de Pediatría de Atención Primaria o la incorporación de la prevención del suicidio en la estrategia de seguridad del paciente, por citar algunos ejemplos.
También se han dado pasos en el entorno comunitario, con especial atención a la esfera educativa, donde el año pasado se puso en marcha un nuevo protocolo para la detección de casos de riesgo en los centros educativos. Además, Osakidetza ha lanzado varios cursos de formación presenciales y online tanto para personal sanitario como no sanitario, ciudadanía en general y colectivos en situación de vulnerabilidad.