La lluvia ha hecho acto de presencia en la localidad de Kuartango, donde en su paseo se ha celebrado una nueva edición de la Feria del Perretxiko y de la vaca terreña, lo que no ha sido óbice para que centenares de personas hayan acudido a disfrutar de la jornada y de ellos productos que se mostraron.

Más de medio centenar de puestos han mostrado y han vendido carne de ternera terreña, así como miel, patatas, aceite, vino de Rioja Alavesa, quesos, embutidos, txacolí, verduras, trufas negras de Álava y hermosos trabajos realizados de forma artesanal. Y entre ellos, han brillado con luz propia, los puestos de venta de las deliciosas setas de primavera, los perretxikos, procedentes de Kuartango y de numerosas localidades, aunque este no está siendo un año especialmente bueno para encontrarlos en los campos.

Asimismo, por la ubicación de la Feria y como muestra del orgullo del trabajo realizado por vecinos e instituciones, en este evento han estado los que han hecho posible que ‘Kuartango Lab’ deje de ser el viejo balneario desvencijado y sin uso, y se haya convertido en un centro generador de empresas. Allí han estado presentes la Sidrería Kuartango, la industria conservera ecológica Ekolurra, la editorial de María Santorun y el resto de compañías que se han ido asentando en la instalación creando empleo y generando actividad económica.

También se ha abierto en el frontón el txoko Infantil, con numerosas actividades para facilitar que los mayores hayan podido disfrutar de los paseos entre los puestos.

En el exterior de la instalación deportiva se ha ubicado la muestra de ganadería y maquinaria. Una exposición con la que se ha querido sensibilizar en la importancia que tiene la preservación de las especies autóctonas para el equilibrio del medio ambiente y su transmisión a las futuras generaciones.

Vaca terreña en Kuartango Pablo José Pérez

En el caso concreto de la vaca terreña, hasta no hace muchos años, era un animal de carga, que se utilizaba para trabajar el campo o acarrear leñas o cereales. Con la mecanización del campo el número de vacas comenzó a descender, porque en realidad suponían un gasto y ninguna utilidad. Hubo un momento que incluso peligró la existencia del mantenimiento de esa raza de vaca. Pero entonces se comenzó a comercializar por su carne, que es un poco diferente, al llevar la grasilla infiltrada, lo que la da una gran riqueza de matices al cocinarla. Hoy es una de las joyas gastronómicas de Álava.