La Diputación Foral de Álava está tramitando las últimas expropiaciones que son necesarias para mejorar el tráfico rodado en el nudo de Armiñón. Una vez culminado este tema, la primera medida será solucionar el paso hacia Burgos, ya que es allí donde se generan los principales embotellamientos, y a continuación se trabajará en la dirección hacia Irún.

Ese es el plan que hay establecido y para lo que ya se cuenta con la correspondiente partida presupuestaria, una inversión de 16 millones de euros que está conveniada entre la institución foral y el Ministerio de Transportes, y que se espera iniciar a finales de este año 2023 o a principios del año que viene.

Aunque el departamento foral tiene en proyecto esta mejora desde el año 2018, el diseño de las necesidades se inició hace poco más de un año, con la redacción del anteproyecto valorado en cerca de 400.000 euros que, según indican, ha tenido que ir solucionando numerosos problemas para adaptar las mejoras.

En dirección hacia Burgos se ha proyectado una ampliación para poder acceder mejor a la A-1, la antigua AP-1. En esa zona ya se llevó a cabo una primera intervención en el año 2019 en un tramo de unos 800 metros, al dejar de ser de peaje, pero el incremento de tráfico que ha experimentado dejó corta la mejora y se vio la urgente necesidad de dotar el acceso a dos carriles en vez de uno.

Donde hay más dificultades, porque es preciso expropiar más terrenos, es en la dirección hacia Vitoria-Irún. En 2020 se mejoró el espacio de uno a dos carriles el acceso, pero se ha visto que es necesario construir un tercer carril. Esa contingencia ya se había valorado y, de hecho, en la dotación presupuestaria compartida entre las dos administraciones de 16 millones de euros ya se preveía el coste de las expropiaciones necesarias.