Los redobles de los tambores y los barriles en honor a San Prudencio han sido los protagonistas en Dulantzi. Durante aproximadamente diez horas la localidad de la Llanada ha honrado al patrón alavés a golpe de makilas de mayores y txikis. Dulantzi honró el sábado a San Prudencio, patrón de Álava a seis días de la celebración provincial derrochando entusiasmo y buen humor a ritmo de tambor contagiando su alegría y ganas de saltar a todos aquellos que a las 12.00 horas se congregaron en la Herriko Enparantza de la localidad. Quince años después de ese primer encuentro los miembros de la asociación Okeluko volvieron a reunir en la plaza a 80 jóvenes y mayores ataviados con impolutos trajes y gorros blancos.
Un año más la localidad se vistió de gala para latir al ritmo de los tambores. En un lateral de la plaza un grupo de pequeños de la localidad portaban sus tambores para acompañar a la tamborrada oficial mientras sujetaban fuertemente los palos bajo la atenta mirada de los padres y madres que se arremolinaban en torno a la plaza. Otros, como Itsaso, Guille o Nico no dudaron en ponerse en la cabeza del grupo de tambores y acompañar a los mayores en la interpretación de las diferentes melodías
Todas las miradas se pusieron a las doce en punto en las dos jovencísimas hermanas encargadas dirigir la tamborrada: Naroa e Irati Martínez García, que hace dos años cogieron el testigo de su padre, Ernesto Martínez Ibañez de Opakua. Frente a ellas los tamborreros y barrileros seguían el ritmo marcado mientras las treinta majorettes y cantineras comenzaban su particular baile.
Con el tambor bien amarrado y los palillos en las manos, los participantes del desfile extendieron el sonido de la fiesta por las calles por las que transcurrió el desfile ante los aplausos de los que se congregaban en el recorrido. Cuarenta barriles bajo la dirección de Irati, cuarenta tambores liderados por Naroa y el grupo de majorettes desfilaron sonrientes bajo el sol. Con los trajes blancos impolutos no dudaron en disfrutar del día de fiesta en el que participó buena parte del pueblo.
La sociedad Okeluko fue la encargada un año más, y ya van quince, de aportar su granito de arena para que la fiesta del patrón alavés no solo salpique la capital, sino que se extienda a los diferentes pueblos de la provincia. “Hace quince años que empezamos”, recuerda orgulloso Ernesto.
Naroa e Irati son las directoras de la tamborrada. Dos apasionadas de la música que han vivido este desfile de Dulantzi desde el principio. Naroa comenzó a dirigir hace cuatro años junto a su padre y desde hace dos comparte puesto con su hermana Irati. “Estamos encantadas. Desde pequeñas lo hemos vivido por lo que ahora ser directoras es un honor”, reconocen estas integrantes de una familia muy musical.
Con mucha música
La retreta de San Prudencio, Kosakos de Kazan, Tatiago, Marcha de San Sebastián, Tamborrada de Dulantzi, Prashkuarena o Tamborrada de Gaztelubide fueron algunos de los que se pudieron disfrutar durante el recorrido por las calles de la localidad tras dos intensos días de ensayos en el patio del colegio. Además del propio sonido de los tambores y barriles la música se adueñó de todas las calles de la villa, ya que entre canción y canción los organizadores pusieron música en el camión que encabezaba el desfile impregnando las calles de un mayor ambiente festivo. “A la vez que tocamos las canciones ponemos música y es una fiesta constante. La gente baila y disfruta”, explican.
La sociedad Okeluku acogió a mediodía una comida en la que participaron cerca de 90 personas que degustaron un menú a base de pimientos rellenos, pencas rellenas, carrilleras, bacalao y postre.
La entrada de las nuevas directoras ha llevado a la incorporación de gente más joven al desfile. “Al coger el mando hemos hecho que la juventud del pueblo se acerque y tenga un contacto más cercano. Se agradece”, reconocen. Dulantzi celebró “un día de fiesta continua en la que participa gente de todas las edades”. Tras el desfile vespertino la txaranga Kilkir fue la encargada de continuar la fiesta hasta la hora de la cena.
El sonido del tambor se coló por todos los rincones de la villa. La idea de celebrar una tamborrada coincidiendo con San Prudencio surgió de la sociedad cultural Okeluku en 2008. Todo con el fin de acercar un poquito de la fiesta a los pueblos alaveses. Como Dulantzi, donde ayer resonó de nuevo la tamborrada.