Constata la Confederación Hidrográfica del Ebro que febrero ha sido un mes seco, de pocas lluvias, una situación que empeora el acumulado de agua del ejercicio hidrológico, que comienza el 1 de octubre de un año y finaliza el 31 de septiembre del siguiente.

Únicamente la zona más central de la cuenca del Ebro, en particular los Pirineos centrales, recibieron precipitaciones por encima de la media, el resto de la cuenca se sitúa por debajo.

A ello se suma el hecho de que comienza la época de regar los cultivos, con lo que va a aumentar la demanda de agua para uso agrícola. Ante este panorama, alerta la Confederación de que “prácticamente todos los regadíos empezarán las campañas de riego aplicando restricciones, cupos o prorrateos de dotaciones, así que los regantes están cambiando cultivos a otros menos demandantes de agua”.

Sin duda, en Álava la situación no es grave si se compara con la que vive la zona del Segre catalán, aunque los valores en el sistema del Zadorra indican una variación a la baja por sistemas de riego si se comparan los datos con los de hace un año o con la media del último quinquenio.

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La demanda de agua para la agricultura y ganadería alcanza los 8.052,94 hectómetros cúbicos, ya que es la principal de la cuenca del Ebro y representa el 92% de la demanda. El agua se destina fundamentalmente al riego de árboles frutales, viñedos, entre ellos los de Rioja Alavesa, forrajes y ganadería.

En cuanto al impacto de la prolongada sequía sobre la población, el mensaje de la Confederación es tranquilizador, ya que los grandes sistemas de abastecimiento de la cuenca del Ebro, los de más de 20.000 habitantes, cuentan con una “situación robusta”, a pesar de la sequía y su abastecimiento está garantizado, incluidos los que dependen de volúmenes transferidos desde la demarcación del Ebro, caso del Consorcio Bilbao-Bizkaia. “A pesar de que las condiciones se mantengan o empeoren, el abastecimiento a la población está garantizado con carácter general”, subraya la entidad.

En la cuenca del río viven algo más de tres millones de habitantes, aunque desde el Ebro también se suministra agua a otros dos millones de personas de fuera de la demarcación mediante trasvases, sobre todo de Bilbao y Tarragona.