El grupo Otua estima que el coste de cubrir sus instalaciones dedicadas al reciclaje industrial en el polígono de Goiain (Legutio) superará los seis millones de euros de inversión, tal y como adelantan fuentes de la empresa a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA. A la espera de recibir la autoridad municipal para esta obra, y dada la cuantía de esta inversión, confía en lograr ayuda pública para esta financiación, tal y como se hace en actuaciones similares.

El propio grupo, formado por Reydesa, Deydesa, Zabor, Refial y Resal, destaca que esta propuesta de cerramiento viene de la propia empresa ya que como explica, hace cuatro años, al comienzo de la legislatura, comenzaron a hablar con el Ayuntamiento de Legutio, cuando empezaron las primeras quejas vecinales “que respetamos y que entendemos” con el fin de minimizar todas las molestias derivadas de su actividad, ya que todas las inspecciones realizadas están dentro de los niveles legales.

En concreto, con el fin de minimizar las molestias en cuanto a ruido, olores y polvo, comenzaron a evaluar la posibilidad de un cierre “y no de palabra, porque entregamos un borrador de convenio, tal y como reconoció el Ayuntamiento a los vecinos en la reunión del 30 de noviembre”. Pero a día de hoy, el grupo Otua sigue a la espera de conocer la opinión del Consistorio respecto al mismo, “para saber si se va a llevar adelante o no y tan pronto como lo tendríamos, nos pondríamos manos a la obra”.

Edificabilidad

Se trata, como insisten, de un paso “que no depende de ellos”, puesto que no pueden cerrar sin una autorización municipal y sin una modificación de las normas urbanísticas, “porque cerrar las instalaciones de cada una de las plantas es incrementar el volumen de edificabilidad. Tampoco queremos lanzar la pelota hacia el tejado del Ayuntamiento. Queremos trabajar conjuntamente, para avanzar, y que nos digan qué podemos hacer y qué no”.

Pese a esta espera, la empresa asegura que sigue siendo “favorable” a que esta propuesta de cerramiento “sea la que se explore y la que se lleve hacia delante”.

Se trata de tapar todo lo que está a cielo abierto porque todo lo que es equipamiento industrial ya está bajo techo. De esta manera, no quedará ni un residuo al aire libre y evitaremos con eso el polvo en suspensión. En cada una de las plantas hemos ido cerrando donde están las fragmentadoras para tratar de insonorizar, aunque no están todas cerradas. Y estamos desplazando al sur todo aquello que podemos, para tratar de minimizar”, destacan.