El periodista Manuel Campo Vidal entrevistará a las 19.30 horas de esta tarde al obispo de Vitoria, dentro de una nueva cita abierta al público de Encuentros en la catedral. Una oportunidad para hablar del sector de la comunicación con el veterano y conocido informador y expresidente de la Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión de España. Natural de Camporréls, un pequeño pueblo de Huesca, Campo Vidal es licenciado en periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona y doctorado en sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Destacó en la sección de informativos de TVE, A3 y Cadena Ser, además de contar con varios reconocimientos como el premio Ondas y dos Tp de Oro. Una voz más que autorizada para analizar el periodismo actual

Usted es un periodista con una experiencia profesional contrastada de más de 50 años en el sector y, por tanto, las ha visto y vivido de todos los colores, ¿cómo ve al periodismo en la actualidad?

Lo veo con preocupación porque en las épocas de crisis necesitamos de un muy buen periodismo y en la actualidad el periodismo español está demasiado atrincherado. El día que Macron negó el paso del gasoducto, un tipo en una emisora estaba celebrando lo que es una mala noticia para España, Francia y Europa, pero que se fastidie Pedro Sánchez.

Ha cambiado la forma de ejercer la profesión y los medios, pero ¿se mantiene la esencia y naturaleza de lo que debe ser el periodismo?

La esencia del periodismo es la misma, solo ha cambiado la tecnología. El periodismo tiene que ser un contrapoder y su ayuda es vital como cohesionador para la construcción de un país.

Las redes sociales e internet exigen rapidez. ¿Estamos perdiendo ese periodismo más reflexivo que contextualiza los hechos y explica sus antecedentes y consecuencias?

Sí, lo estamos perdiendo porque hemos cambiado el paradigma de la veracidad por el paradigma de la velocidad. No se comprueban las noticias y parece que lo único importante es llegar el primero, aunque no sea cierto y eso genera desprestigio

Vemos que cuando ocurre un hecho relevante los medios de comunicación tienen al periodista entrando constantemente en directo. ¿Cuándo tiene tiempo para hablar con sus fuentes y cubrir bien la información?

La urgencia es la peor enemiga del rigor. Hay muy poco tiempo para reflexionar y hacer una labor de comprobación y mucho menos para realizar una labor de investigación.

Nunca en la historia ha habido tanta información al alcance de la sociedad. Lo que en un principio parece positivo, entraña la dificultad de saber qué información es real. Hay tanta saturación que es difícil separar el grano de la paja. Aunque parezca contradictorio, ¿estamos más desinformados que nunca?

Para estar bien informado hay que rebuscar en el aluvión del caudal que baja y no siempre es agua limpia.

¿El periodista debe inmiscuirse personalmente en la noticia?

Debe mantener una distancia. Todos somos humanos, pero hay que intentar mantener una distancia.

En ocasiones, el redactor hace equilibrismo entre la línea editorial de su medio, el poder de los anunciantes y las presiones políticas. ¿Es una forma de autocensura que ejerce cada uno?

No. Es una forma de sobrevivir buscando espacios en los que cada uno pueda expresarse con libertad.

Los medios de comunicación ponemos el micrófono para que diversos colectivos expresen sus denuncias, pero no lo hacemos para evidenciar la precariedad latente que hay en el sector.

A veces publicamos noticias de sectores que están bastante mejor que nosotros y dramatizamos sobre sus condiciones laborales. Y peor aún, hay medios de comunicación que claman contra la precariedad laboral, pero la practican e imponen.

Usted ha trabajado muchos años en grandes cadenas generalistas de radio y televisión, pero siempre ha defendido la importancia de la prensa local.

Lo local es un complemento imprescindible de lo general. Buena parte de los errores que se cometen están en el desconocimiento del territorio. Los medios locales son más cercanos a la ciudadanía y están más alejados de las macrocifras y macroempresas. Soy de un pequeño pueblo de Huesca y veo las cosas desde esa perspectiva. Somos tan educados los de Huesca que subimos a Primera División a saludar.

Bueno, este año comparte categoría con el Alavés

Si, ya, pero vosotros habéis estado más tiempo en Primera (sonríe) .

Como profesor de universidad en comunicación, ¿qué cualidades debe tener un periodista?

Tiene que estar formado, tener instinto, ser apasionado y poseer una vocación de servicio público, aunque trabaje para una empresa privada.

Ve mucho cambio entre su generación y a la que ahora imparte clase.

Para hacer periodismo hay que salir a la calle. Antes salíamos mucho más. Todo no está en la pantalla del ordenador. Hay que escuchar en directo a las personas y actores de la noticia y no vivir de las notas de prensa. Salir a la calle a preguntar, hablar y escuchar. Si solo te limitas a escribir ante la pantalla del ordenador, la información te llega limitada y filtrada.

Ha moderado durante años los debates de los principales candidatos a la presidencia del Gobierno, ¿vivimos actualmente un desapego de la sociedad con la política o es más hacia nuestros representantes?

Si los políticos se insultan entre ellos, no debe extrañarnos que insulten los ciudadanos. Necesitamos que haya respeto y propuestas. No demolición.

Hoy está en Vitoria para entrevistar al obispo. ¿Conoce la ciudad?

Sí. He ido a hacer noches electorales para TVE y la Cadena Ser, además de entrevistas para programas a Ramón Jáuregi y José Antonio Ardanza. Siempre que la he visitado ha sido en un contexto muy periodístico.

Así que no la ha podido disfrutar

Lamento no haber tenido tiempo de ocio para disfrutar de todo lo que ofrece Vitoria, sobre todo, de sus delicias gastronómicas (sonríe).