Vecinos y hosteleros del Casco Viejo piden al Ayuntamiento flexibilidad en la aplicación de la ordenanza contra el ruido que debería entrar en vigor a finales de año. También una línea de ayudas para que los dueños de los bares puedan insonorizar sus locales si es necesario y así no superar el nivel de decibelios máximo que marca la normativa. Se trata de una ordenanza aprobada en 2010 con una moratoria de doce años que se cumple este 2022.

No obstante, el portavoz de la asociación de vecinos Gasteiz Txiki, Manu Arakama, deja claro que el origen del ruido en el Casco Viejo no está en los bares sino en la calle, y el Ayuntamiento lo sabe. "Puede haber algún bar en el que se den problemas de ruido por el interior del local, pero no nos constan denuncias a un local directamente", dice.

En este sentido, indica que lo lógico es que la ley se adapte a la realidad de este barrio en el que el ruido tiene un efecto de resonancia debido a la estrechez de sus calles. "No es lo mismo tener un bar en el Casco Viejo que en Zaramaga o en Zabalgana", apunta Arakama.

El colectivo Kutxiko Taskeroak, por su parte, denuncia que desde 2010, el Ayuntamiento ni les ha informado ni creado una línea de ayudas para ayudar a costear la insonorización de sus establecimientos como recoge la propia ordenanza municipal. "Ni ellos mismos han cumplido su normativa", dicen. "Nunca nos han informado de la elaboración de dicho plan. ¿Tenemos que cumplir una ordenanza los hosteleros mientras los mismos que la exigen no la cumplen?", se pregunta Karlos Sobrón.

Los tasqueros de Cuchi se confiesan los más interesados en mantener una convivencia pacífica con los vecinos, ya que "también son nuestros clientes, pero estamos hablando de nuestro sustento y del de nuestros empleados y empleadas; sólo queremos trabajar en paz", señala. "La ordenanza no es clarificadora y nos tememos que detrás de ella haya un plan para realizar cambios en el barrio que aboque al cierre a muchos bares", añade.

"No lo vamos a permitir; tenemos la firme voluntad y disposición para solucionar este problema de forma seria, eficaz, con el rigor que se merece y consensuada por todos los agentes implicados; creemos que somos una parte activa de Alde Zaharra y sabemos de la importancia del descanso de nuestros vecinos, pero cuando al Ayuntamiento le interesa, bien que nos considera un valioso atractivo turístico; insonorizar un local tiene unos costes muy elevados", indica.

Por ello, consideran que esta ordenanza municipal, que data de hace una década, debe amoldarse a la realidad actual y, en concreto, a la del Casco Viejo que al ser una zona de ocio tiene sus propias especificidades. Piden más aclaraciones al gabinete Urtaran sobre esta normativa, más tiempo para poder insonorizar los bares y que esta medida vaya acompañada de una línea de ayudas municipales para que todo el peso no recaiga otra vez en los hosteleros.

En el consistorio gasteiztarra, la oposición ha solicitado una moratoria de la entrada en vigor de la ordenanza contra el ruido, ampliación de plazo que no descarta el gobierno formado por PNV-PSE al ser inviable su aplicación a corto plazo puesto que la mayor parte de los locales no están insonorizados. Según los datos, de 1.783 establecimientos contabilizados en la ciudad, a día de hoy cumplen el 19%, no cumplen el 45%, no hay datos del 34% y fuera de ordenación están el 1%, que son los que más peligro de cierre corren.

Indica el representante del vecindario al reclamar que la ordenanza municipal contra el ruido se adapte a la realidad de Alde Zaharra.

Señala el representante de Kutxiko Taskeroak ante lo caro que es insonorizar un bar.