n tiempo relativamente agradable, nublado pero sin lluvia y con temperaturas más agradables que estos días pasados hizo posible que vecinos y visitantes pudieran disfrutar con los numerosos puestos y la oferta gastronómica preparados con motivo de la IX edición del mercado de la flor y el huerto, que se celebró ayer sábado en Elciego, tras dos años de ausencia a causa de la pandemia.
Desde primeras horas de la mañana, la plaza se vistió con los colores más primaverales. Y lo hizo al pie de la letra, porque de los desnudos árboles despojados de hojas de la plaza se colgaron lechugas, pimientos rojos y verdes, puerros, remolachas y zanahorias. Incluso los pisos de los balcones del Ayuntamiento aparecían decorados con los frutos de la huerta.
A pie de calle, sobre los mostradores de los numerosos puestos habilitados, fueron apareciendo flores cortadas, tiestos de todo tipo, plantas para colmar cualquier imaginación, semillas para probar fortuna y una rica variedad de plantones de verduras para probar suerte en los huertos familiares y consumir las producciones propias. Abundaban también las verduras, muchas de ellas tempranas o de invernadero, a precios tan excelentes como su aspecto y que hizo que muchas personas hicieran la compra varias veces, como comentaban algunas personas que habían tenido la prudencia de dejar aparcado el coche lo más cerca posible de la plaza para aprovechar la frescura y el precio de lo que se exponía.
Además de los frutos de la huerta y de los jardines, en los mostradores había otros productos, como el aceite de oliva virgen alavés, de Lantziego, representado por el trujal Erroiz con sus propietarios al frente del puesto y de los platos colocados para disfrutar de pringada; patés trufados elaborados artesanalmente a la sombra de la ciudad del vino; licores, cestería, con su artesano al pie del cañón mostrando su habilidad; quesos; los azafranes riojanos, iniciativa novedosa en el norte del país, miel, artesanía en barro, hierbas medicinales, y hasta la propia oficina de turismo de la localidad, para animar a los visitantes a profundizar en el conocimiento de esa villa medieval. Al lado de la plaza, en un patio muy amplio, los expertos en el manejo de la maquinaria Stihl fueron demostrando sus habilidades tallando figuras sobre grandes troncos de madera con las motosierras ante el asombro de la gente que acudía al lugar. Incluso los más pequeños detalles fueron apareciendo gracias a la delicada tarea con las potentes máquinas.
A las actividades de la plaza se sumaron un año más los establecimientos hosteleros. Unos, con pintxos elaborados a partir de los productos de huerta de temporada, como los bares Gure, El Taller, El Olivar, El Jubilado, 1583 y Mesón de Elciego, y otros ofreciendo menús del día y a la carta con productos frescos similares.
La iniciativa de estos mercados de la flor y de la huerta nació en el transcurso de una charla de bar y se atribuye en Elciego al vecino Javier Pérez de Mendiola. Y es que, esta localidad, de la mano de su anterior alcalde, Luis Aldazabal, logró reunir una gran cantidad de actividades festivas a lo largo del año que atraen visitantes de todos los rincones del país. De hecho, su recuerdo estaba presente ayer en el centro de la plaza. Allí donde siempre se colocan frutas y hortalizas, el quiosco central, se había colocado una figura en su recuerdo, con su camisola de fiesta y su clarinete. No era el Barrihuelo, como le llamó mucha gente, el popular anunciador de la fiesta, sino Luis asistiendo a este mercado por el que tanto trabajó.
De aquel nacimiento han pasado nueve ediciones, con dos años de ausencia, pero desde hace cuatro mercados se han incorporado al programa la vistosa comparsa de jardineros tradicional de San Sebastián y los gaiteros de Elciego&Friends, que fueron los encargados de poner la nota musical a esta jornada primaveral.
Saliendo desde el hogar del jubilado, donde antes de partir les esperaba un sabroso almuerzo, la imponente y colorida comitiva fue dando un larguísimo paseo por toda la villa, pasando por cada uno de los bares participantes con sus pinchos, para llevar música y danza a los parroquianos. Por su parte, los más pequeños pudieron participar en esta feria con diversas actividades como el txoko y el taller infantil durante la mañana en diversos espacios de la plaza y unos hinchables por la tarde. La fiesta concluyó con un concierto a las ocho de la tarde, con el grupo Hotel Ruido.
El mercado había sido organizado por el Ayuntamiento de Elciego, con la colaboración de varias instituciones y entidades.