- Ya hay en marcha un proyecto industrial de baterías basadas en el electrolito polimérico sólido, Blue Solutions. ¿Estima algún plazo para que pueda emplearse a gran escala en la expansión del coche eléctrico?
-Blue Solutions es el primer sistema de baterías en estado sólido en marcha en el mundo. Lo desarrollamos hace años, cuando trabajaba con Hydro-Québec, y a través de esa colaboración se lanzó la primera generación de baterías de estado sólido para el proyecto polimérico, que hoy por hoy es un éxito. Esa primera generación se utiliza tanto en autobuses como en sistemas de almacenamiento de red. Ya es una realidad hoy en día. Las compañías de automoción ya firman acuerdos con empresas del mundo de las baterías de estado sólido para desarrollar este tipo de baterías, es algo que se espera entre los años 2025 y 2030, que poco a poco se empiecen a introducir ese tipo de tecnologías en la automoción.
El avance en los últimos años ha sido exponencial, pero, ¿será capaz de responder esa tecnología a un modelo de transporte como el actual? ¿Deberá adaptarse la sociedad a nuevos hábitos?
-Está el ejemplo de Stellantis (grupo automovilístico internacional fruto de la fusión de Fiat Chrysler Automobiles y Groupe PSA), que ofrece soluciones en las que tú compras un coche para las distancias cortas normales del día a día y luego te ofrecen servicios adicionales como un renting de un coche convencional para hacer largas distancias, para un par de veces al año. Las compañías de automoción cada vez más ven al coche como un servicio; se abre un nuevo paradigma que iremos viendo cómo cambia en los próximos años.
Uno de los retos de la tecnología de almacenamiento de energía son las materias primas, la sostenibilidad. Conflictos políticos, problemas medioambientales con el litio... ¿Cómo responder a estos retos?
-Lo primero, que con el litio no hay un problema de escasez, sino de demanda. Va a haber una concentración de compañías que van a utilizar el litio de forma masiva, por ejemplo por parte del sector de la automoción, pero no es ese el gran problema, sino otros componentes que acompañan al litio, como el cobalto y otras mezclas con níquel, cuyo precio ha subido por encima de los 100 dólares por tonelada hace dos semanas. Además es un elemento que también se utiliza para catálisis y electrolizadores, son materias primas comunes también para otras transiciones u otros aspectos combinados de energía, como la parte del hidrógeno. Hay que trabajar en otras combinaciones, como el litio con el manganeso, con el hierro, y hay otras tecnologías que desarrollamos en el CIC como eliminar el litio y trabajar en baterías en base a sodio, un material abundante que puedes sacar del agua del mar. La densidad energética de una batería de sodio es menor que la que te da la de sodio, pero puede ser una alternativa para según qué nichos, para nichos de automoción que no necesiten mucho kilometraje. Cuando el mercado del litio se empiece a saturar puede ser una alternativa interesante.
¿Llegará a ser viable el reciclaje del litio u otros elementos para que la tecnología de las baterías sea aún más sostenible?
-El reciclaje de materias primas es uno de los temas que mas importan dentro del mundo de las baterías, son materiales escasos y que hay que tratar de reintroducir a nivel de economía circular dentro del proceso de fabricación de baterías. Se está trabajando en el reciclaje de litio, de cobalto, del níquel, y a nivel de baterías, reciclar litio de una batería de estado sólido es incluso más fácil, porque se puede volver a convertir en litio metálico. Eso hace que sea una tecnología muy prometedora, vamos a poder aumentar claramente las tasas de reciclaje de ese material.
¿La tecnología de producción de energía verde a partir del hidrógeno es una competidora o una aliada de su rama de investigación hacia un mundo más sostenible?
-Son tecnologías complementarias, algunos de los procesos de producción pueden ser similares, para hacer los electrodos de un electrolizador, o las membranas. Sin embargo, utilizan materiales caros como el platino, y eso hace que los procesos de electrólisis, a nivel de coste de producción de un kilowatio hora, sean todavía cuatro veces más caros que con una batería. Todavía tiene mucho desarrollo por delante.
¿Qué papel juega una institución como el CIC energiGUNE a la hora de atraer a Vitoria un proyecto como el de la megafactoría de baterías BasqueVolt?
-CIC energiGUNE ha sido el líder en esta cuestión, yo me incorporé al proyecto hace diez años, y en ese tiempo se ha ido generando uno de los mejores equipos de investigación de Europa.
¿Qué le llevó a empezar a colaborar con el CIC energiGUNE, hace ya más de diez años?
-Es una experiencia muy interesante entre la Universidad y la industria. El CIC era el intermediario perfecto, en la Universidad es muy difícil conseguir financiación y en la empresa los plazos son muy cortos para poder hacer algo suficientemente disruptivo.
El I+D+i es uno de los principales polos de inversión de los fondos de la Unión Europea. ¿Pueden suponer un antes y un después para la investigación científica en Europa?
-Sí, se está viendo un cambio a nivel de inversiones. Se ponen encima de la mesa retos muy importantes, y cuando esos retos son muy ambiciosos puede haber alguna decepción, pero se están consiguiendo cosas, se están cumpliendo muchos objetivos.
¿Y la guerra en Ucrania? ¿Prevé que Europa vuelque sus esfuerzos en desarrollar tecnologías que aumenten la autosuficiencia energética de la UE?
-Sí, todo esto viene acompasado de la apuesta por las energías renovables como la solar y la eólica, y la compañía de la energía nuclear. España tiene ya una tasa de renovables del 40%.
¿Qué diría usted a una joven o un joven que esté pensando en optar por una carrera científica y dedicarse a investigar, y que tenga dudas al respecto?
-Hay mucha diversión en investigar y aprender; no creo que ser banquero sea más divertido. Es broma, la ciencia es absolutamente necesaria, yo trabajo con veinte personas en el CIC y estoy feliz de que intercambien opiniones conmigo y me reporten sus trabajos.