El túnel de Huecomadura, uno de los hitos del ferrocarril Vasco-Navarro y, por ende, de la Vía Verde que lleva ese nombre, se convirtió este fin de semana en el lugar de encuentro de numerosas personas, que acudieron para contemplar las pinturas realizadas por Irantzu Lekue y las baldosas pintadas por muchos vecinos de la Llanada Alavesa que guardan memoria o conocen historias de este lugar.

Cuenta la artista que coordina esta tarea que "pusimos en marcha una iniciativa de participación para que la gente pintara baldositas con los recuerdos, las sensaciones o emociones que genere la vía verde o el Vasco-Navarro. En estos meses las hemos estado recogiendo, cociéndolas y ahora estamos con la instalación en las bocas del túnel".

Asimismo, Irantzu está pendiente de terminar algunos de los retratos que adornan este túnel, el más corto del recorrido, "como el de una persona, profesor de Ullibarri-Jauregi, que cogía todos los días el tren desde Gasteiz para acudir a su trabajo", y se ha invitado a vecinos y visitantes a completar las baldositas que faltan para llenar el mosaico de recuerdos que se podrán ver a partir de ahora en este lugar.

Este proceso ha servido además para recuperar la memoria de muchas historias, como señala Irantzu, como el de una persona de Ullibarri-Jauregi, que conserva los billetes del tren. También ha aparecido la historia de "un señor que debió vivir durante muchos años en la estación, cuando el Vasco-Navarro dejó de funcionar, a quien se le achaca ser uno de los primeros okupas de Álava". También se han recuperado imágenes de diferentes animales que están en peligro de extinción, como los micharros, los lirones grises, y cómo los cazaban; asimismo imágenes de archivo de la vieja escuela, del profesorado y de las niñas y niños que acudían; imágenes del pueblo, o de la construcción de los túneles y de la vía de Laminoria. También se recuerda cómo los niños se subían a las vagonetas y a la persona que les acompañaba en esos paseos.

Con este son dos los túneles vestidos con imágenes para el recuerdo, una iniciativa de la Diputación Foral de Álava, concretamente del departamento de Medio Ambiente, que ideó el programa Bidearen Aztarnak. Huellas del camino.

El primero fue el de Cicujano-Elorza, hace ya tres años, donde primero se tuvo que realizar un trabajo de refuerzo del túnel, porque estaba muy deteriorado. Al ser muy largo, los refuerzos fueron 42 piezas de hormigón que quedaron decorados con imágenes de las hojas de los árboles históricos del lugar y numerosos pasajes de la vida del trenico gracias a los testimonios de las gentes de la comarca.

Tras ellos aún quedan otros que se van acometiendo poco a poco, como son Trokoniz, Laminoria, Atauri y Fuenfría, así como la construcción de una escultura en Olaranbe, junto a la pasarela. En esta iniciativa colaboran, con la Diputación Foral, los ayuntamientos de Arraia-Maeztu, Campezo, Vitoria-Gasteiz, Elburgo y las juntas administrativas respectivas, así como los vecinos de esos lugares y muchos visitantes que se acercan para conocer el trabajo que coordina Irantzu Lekue.