Casi 10 meses después de que las instituciones del territorio y el Obispado suscribieran el acuerdo para que este espacio se ubique en la iglesia de San Francisco de Zaramaga, Santamarina demanda una mayor “transparencia” en torno al proyecto y “coordinación” con la parte social.
¿Qué conclusiones destacaría de la jornada ‘El 11 a las 11’?
-Fue una jornada muy positiva porque pudimos contar con 12 personas expertas en ámbitos muy distintos y porque seguimos planteando todo el proceso de creación del Memorial como algo participativo, multisectorial y plural. Se planteó como un gran juego imaginativo sobre cómo queremos que sea el espacio y hubo aportaciones muy interesantes y variadas, en el ámbito de la acústica, del valor histórico, arqueológico o arquitectónico, a nivel escenográfico o artístico. Lo malo es que tuvimos que trabajar con una muestra escasa, porque aunque solicitamos al Obispado acceder al espacio para poder verlo bien y tomar contacto con el edificio, en una visita breve, de media hora, finalmente se nos denegó y solo pudimos enseñar el cubículo donde acaban las visitas de Martxoak 3. Un cubículo que se corresponde con un 3,6% del edificio y, además, está separado del resto con unas vallas. Por otro lado, aunque hay una voluntad general de crear el Memorial, vemos que la materialización está lejos de ser real.
En febrero va a cumplirse ya un año desde la colocación de la primera “piedra” del Memorial. ¿Esperaban una mayor celeridad en el proceso?
-Sí. Una mayor celeridad y sobre todo una mayor transparencia, una muy mejorable coordinación y algo que a estas alturas debería estar cerrado y aún no se ha concretado, la forma de participación de las víctimas. Teniendo en cuenta además que todos los contenidos y el enfoque de este espacio viene de la parte social. La memoria significa reconocimiento y el reconocimiento debería ser entre iguales.
¿Han mantenido últimamente contactos con las instituciones?
-Hay contactos, hay reuniones, pero no tenemos un marco adecuado para ello, y ese debería ser uno de los primeros pasos. Ha habido varias reuniones, algunas para presentar ideas muy básicas del Memorial. De palabra se nota que hay un enfoque muy aproximativo en el que más o menos parece que coincidimos, pero en lo que no estamos coincidiendo es en el cómo, en el propio procedimiento. No se trata tanto de los tiempos, sino de hacerlo de forma coordinada, participativa y atendiendo realmente a las cualidades y al carácter de lo que estamos trabajando. Porque esto no es museo de arte o de arqueología que trabaja con una política de adquisiciones. Es un museo social.
¿Por dónde habría que empezar?
-Hay muchas cosas. Se habla de que tiene que haber un reconocimiento a la labor de Martxoak 3, que lleva más de 20 años en todo esto, que es una figura clave en la memoria histórica incluso a nivel estatal e internacional. ¿Pero esto cómo se concreta? Sabemos que las instituciones en todos estos ámbitos de memoria llegan tarde. Creo que a veces son conscientes de que llegan tarde, pero el monopolio sobre el relato del pasado es una cosa muy jugosa. También lo es crear un espacio visitable, que formaría parte en cierto modo de la oferta turística de una ciudad como Vitoria-Gasteiz. Entendemos que es un proyecto de ciudad y queremos que atraiga gente de fuera, y por supuesto de dentro, pero claro... no sé si tienen muy claro con qué estamos trabajando.
¿Cuáles van a ser los siguientes pasos de Memoria Gara?
-El término no me gusta mucho, pero nuestro papel debería ser de emprendedores de la memoria, de llevar a cabo un activismo memorial, si se quiere. Por nuestra parte seguirá habiendo actividades en esta clave, participativa, de seguir conociendo y planteando ideas. En eso no vamos a cansarnos. Aparte, aunque esto ya trasciende incluso a lo que es Memoria Gara, nos estamos acercando poco a poco al 50 aniversario -del 3 de marzo- y nos gustaría incidir en que tiene que haber un gran proyecto de recuperación de toda la memoria del 3 de marzo, que es una tarea ingente. A nivel profesional yo suelo trabajar con temas de la Guerra Civil y siempre se dice que llegamos muy tarde, y es totalmente cierto. Respecto al 3 de marzo, creo que estamos todavía a tiempo de no llegar tan tarde, pero estamos empezando a llegar tarde. Es otro reto en el que el apoyo institucional también sería clave, pero en el que seguramente tampoco está habiendo una conciencia clara. Y hay que darle la máxima prioridad.
“Respecto al 3 de marzo y su memoria, estamos todavía a tiempo de no llegar tan tarde, pero estamos empezando a llegar tarde”