l colegio San Prudencio de Vitoria ha fichado este curso escolar a una 'profe' nueva. Se llama Dana y los estudiantes a los que da clase desde septiembre están encantados con esta border collie, "una perrita supertranquila, que transmite mucha calma", de la empresa Codo con pata, encargada de terapia canina que imparte junto a su adiestradora Zuriñe, monitora, a su vez, de esta actividad dirigida al alumnado con necesidades educativas específicas de este centro (cinco son de Educación Primaria y 11 de Secundaria).

Cada 15 días, acude para realizar una sesión de 60 minutos en la que se trabajan contenidos académicos como sumas, restas o lectoescritura y otros aspectos como el control de los ratos de espera, expresión de emociones, empatía o la relajación. En resumen, una manera distinta y muy efectiva de aprender desde el aspecto emocional, según destacan en el colegio San Prudencio.

Coordinación

"Son el equipo docente y la monitora los que planean lo que se va a hacer y depende de lo que se quiera trabajar, hacen unas actividades u otras. Es un proyecto piloto que está teniendo un impacto muy positivo en nuestros alumnos y alumnas. Está siendo todo un éxito", destaca Marietta Corcuera, responsable del proyecto de Secundaria, quien recuerda que el objetivo es beneficiarse de los múltiples beneficios que tienen este tipo de terapias caninas, ya que "como profesorado damos mucha importancia al estado emocional de los alumnos y alumnas y queremos que aumente su autoestima, mejore su estado de ánimo y se estimule su mente".

Así, en las primeras sesiones, la monitora Zuriñe ha hecho mucho hincapié en el respeto de normas, "ya que es primordial para una buena convivencia en el aula (levantar la mano para hablar, escuchar a los demás cuando están hablando, no gritar, etc.)".

Después, han trabajado los sentidos comprobando, por ejemplo, cuáles tienen más desarrollados los perros y en qué se diferencian los de los humanos. "¡Hemos aprendido un montón de curiosidades! El alumnado ha realizado tareas de investigación en libros y también ha jugado con Dana haciéndole usar sus diferentes sentidos. Por medio de los juegos, también aprendemos mucho: hacemos ejercicios de cálculo, leemos, escribimos, trabajamos la psicomotricidad, etcétera. Además, al empezar y finalizar cada sesión dedicamos un ratito a hacer una pequeña relajación", añade.

Respecto a si ya han notado algún resultado, Corcuera cree que es pronto para ello, "pero lo más importante es que todo el alumnado acude muy animado y contento al encuentro quincenal con Dana y que incluso a los que más les costaba acercarse y tocarla, están haciendo grandes avances".

No en vano, los participantes están muy contentos, "cuando los miércoles saben que va a venir Dana y Zuriñe, se alteran un montón. ¡Están felices y lo viven con mucha intensidad!". Por ello, en este colegio tiene claro que si la experiencia es satisfactoria, repetirán.