e dice que una empresa familiar tiene dificultades para sobrevivir a la tercera generación, que los abuelos la crean, los hijos la mantienen y expanden, y los nietos la venden o, en el peor de los casos, la llevan a la quiebra.

Sin duda, no siempre es así. En Álava hay ejemplos de firmas emblemáticas, centenarias, que continúan inmersas en su actividad, arraigadas al territorio con la cuarta, quinta y hasta sexta generación. De la mano de Gaizka Zulaika, DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA se acerca a la realidad del negocio familiar en un mundo globalizado, que corre a velocidad vertiginosa. El director de la Asociación de la Empresa Familiar de Euskadi (Aefame) habla de sus retos y miedos; del pasado, presente y futuro de sagas de apellidos con años y años de duro trabajo, superando dificultades y empeñados en mantener con vida pequeñas y medianas empresas en mitad de una economía de gigantes.

La fotografía general revela que la mayoría de las empresas familiares alavesas anda por la segunda o tercera generación. Luego están las centenarias. "En fabricación de bicicletas, actividad química y cosmética, bodegas... Todas ellas compitiendo a nivel internacional en cuartas, quintas y hasta sexta generación, en algún caso", cita Gaizka Zulaika.

La gobernanza familiar

Por eso, a esa "leyenda urbana" de las tres generaciones, suele responder que "es cierta, si no se hace nada, si uno se limita a fundar una empresa y pasarla a los hijos sin haberles educado adecuadamente", apunta. Ahora bien, "si trabajamos bien la gobernanza familiar, que es fundamental, el panorama cambia, la estadística se dispara y nos vamos a cuarta, quinta y sexta generación", afirma.

De ahí, la importancia de una adecuada gestión, lo que denomina una buena gobernanza familiar, ya no tanto de la empresa, que lo da por hecho, sino de la familia porque, de esa manera, "el futuro de la empresa está asegurado en un porcentaje elevadísimo", asevera. Y es que, reconoce que "a veces, las familias se han preocupado mucho por la marcha de la empresa descuidando la parte de la familia, y ambas tienen que ir de la mano", opina. "Es fundamental que la familia cuide y forme muy bien a sus sucesores, los alimente con los objetivos de la empresa y logre que se enganchen al proyecto", resume.

En Álava, el 84-85% de las empresas son pequeños negocios, es decir, que "la empresa familiar es la columna vertebral de la economía", destaca. Con todo, está unos puntos por debajo de otras comunidades, como Madrid, Andalucía y Castilla y León, por citar algunas. Se debe a que "en Euskadi, la presencia de firmas multinacionales es mayor y ese mix nos penaliza más que a otros", argumenta el presidente de Aefame.

En la asociación que lidera, el 24-25% de los socios son de Álava o tienen alguna planta, taller, fábrica o delegación en el territorio, a pesar de ser el de menor tamaño del País Vasco, y a pesar del impacto que en Álava tienen grandes firmas como Mercedes o Michelin.

"Pese a esos dos monstruos, hay mucha empresa familiar con cierta potencia y con mucha riqueza en cuanto a la actividad que desarrolla", señala a modo de radiografía. Así, en Álava tiene peso el sector vitivinícola, con bodegas en Rioja Alavesa altamente exportadoras, con un producto de calidad y en fase de crecimiento. Pero también tiene peso la industria y, además, en mercados tan diversos como aeronáutica, automoción, herramienta de mano, maquinaria, química, fabricación de bicicletas, cosmética...", expone.

los buenos canteranos

Con todos estos ingredientes, Gaizka Zulaika está convencido de que la empresa familiar alavesa tiene futuro. "Evidentemente que tiene futuro, y si hacemos bien las cosas, tendrá mucho más, y mayor protagonismo", apunta de forma contundente. Pone de relieve que su aportación es fundamental para la economía del territorio. "Si mañana tus hijos acaban una carrera universitaria y quieren establecer su proyecto de vida en Álava, tienen que tener empresas en las que trabajar", dice.

El director de Aefame se manifiesta optimista, pero optimista desde el trabajo. "Si tienes unos buenos canteranos, motívales, incentívales, ayúdales para que crezcan, ya que van a ser el pilar de tu proyecto de futuro", subraya.

Por eso, prefiere que una familia bodeguera le diga que, además de en Rioja Alavesa, tiene una bodega en Ribera del Duero y otra en Galicia que escuchar que tal o tal bodega se ha vendido a un grupo chino, como se oye más a menudo. "Es el mundo en el que estamos jugando, pero yo apuesto por los nuestros".

Y lo hace con un claro mensaje. "Toda la sociedad tenemos que apoyar a la empresa familiar, todos a una; por supuesto, exigiéndole que haga bien las cosas, sabiendo que tiene que ser extremadamente ejemplar, pero a todos nos interesa que haya una empresa familiar fuerte en el territorio porque aporta arraigo, centro de decisión, futuro para tus hijos. ¿Quién va a apostar por Álava si no son los alaveses?", cuestiona.

Y, más aún, en un mercado en el que "cada vez es más complicado atraer firmas multinacionales", constata. "Hace 150 años estaba todo por hacer; entonces, una familia con ideas claras y ganas de trabajar era capaz de montar una empresa de la nada, no digo que ahora no queden cosas por hacer, pero ya no depende tanto de uno mismo sino que influye mucho el entorno. Y tenemos que tener claro que el resto del mundo no se está parado, por eso hay que seguir siendo competitivos, no dormirnos en los laureles e incentivar a los canteranos", argumenta. "La bandera de la empresa familiar tendríamos que levantarla todos", remarca.

En 'petit comité'

Cuenta Gaizka Zulaika que en petit comité lo que las familias empresarias le trasladan es que echan de menos algo más de cariño y reconocimiento social. "Muchas veces, la figura del empresario se penaliza, está mal vista y eso tenemos que cambiarlo de forma radical porque es un elemento desincentivador", aprecia.

Tal es así, que "hay jóvenes, hijos de empresarios que tienen unas vivencias hasta negativas porque han visto lo mucho que han trabajado sus padres por sacar adelante la empresa y, en cambio, en la calle escuchan mensajes contrarios; para parte de la sociedad, el empresariado no es, precisamente, lo más atractivo, no es como tener un padre deportista al que se trata como un ídolo", ejemplifica. En este sentido, apuesta por "hablar más de lo que hacemos bien, porque lo que hagamos mal, se va a saber", acostumbra a decir Gaizka Zulaika.

"Como sociedad, no somos conscientes de cuánto vale tener empresas arraigadas en el territorio. Por eso, en Aefame trabajan por incentivarlas, para que mantengan aquí sus centros de toma de decisiones, crezcan, sean más competitivas y no acaben cediendo a la tentación de vender, sobre todo, a fondos de inversión que se dedican a captar negocios por todo el mundo para formar grandes corporaciones. "Imagina que somos dos hermanos y uno ya está cansado de pelear y pelear, puede ocurrir que, en un momento dado, opte por vender su parte a un tercero, y es una pena, nadie quiere que eso ocurra", apela.

aefame

¿Qué es? La Asociación de la Empresa Familiar de Euskadi.

Misión. Ser un referente institucional, social, económico y académico de la realidad de la empresa familiar vasca.

Objetivo. Resaltar, cuantificar y valorar el impacto positivo que tiene la empresa familiar en la economía y en la sociedad. "Somos conscientes de que la influencia positiva del modelo de empresa que propone la empresa familiar es mucho mayor de lo que tanto las instituciones como la sociedad en su conjunto perciben y valoran".

Araba Talent. Aefame participa en el programa de formación de la Diputación de Álava para atraer talento al territorio.

"Si tienes unos buenos canteranos, motívales, incentívales, ayúdales para que crezcan"

gaizka zulaika

Director de la asociación Aefame