- Entramos en no demasiado tiempo en periodo preelectoral. ¿En qué posición se va a presentar el PNV ante sus potenciales votantes?
-Todavía queda mas de un año y medio de legislatura, que va a estar marcada por la pandemia. Por lo que dicen las encuestas, por lo que dicen los ciudadanos, se ha hecho la mejor gestión posible dentro de que esto era algo nuevo, desconocido y también complicado. Claro que hemos cometido errores, sin ninguna duda, pero aunque el balance de la pandemia es negativo en su conjunto, para la economía, para las personas que han fallecido, la parte positiva es que las herramientas que existían han terminado funcionando de manera adecuada.
Y en relación a la recuperación económica, ¿cree que la evolución puede seguir siendo positiva, habida cuenta de la crisis energética en la que hemos entrado?
-Las perspectivas económicas se suelen medir con la recaudación, y en ese sentido parece que los recursos ya están en la línea de los de 2019. Siempre aparece alguna nube negra en el horizonte, y sin duda la situación de los combustibles y la electricidad está complicando las cosas a ese tejido industrial que tenemos en Euskadi, de industria muy demandante de energía. Hay que buscar alguna solución para que no afecte en esa recuperación económica tan necesaria.
¿Qué sentir existe en el partido con respecto a una eventual repetición de Gorka Urtaran y Ramiro González como candidatos a la Alcaldía de Vitoria y el gobierno foral, respectivamente?
-Yo podría contestar como afiliado que soy, pero no toca ahora, tocará cuando la ejecutiva decida poner en marcha el proceso. Estamos muy lejos de eso, hablar de eso puede tener interés periodístico, pero no tiene ningún interés para el partido.
¿Y cómo afiliado, qué opina?
-No me corresponde a mi decir, año y medio antes, lo que pueda pensar en este momento, porque además un año y medio es mucho tiempo.
Ha pasado casi un año desde su reelección, que abordó con la idea de consolidar la posición del partido en Álava. ¿Qué balance hace de este primer ejercicio?
-Ha sido un año muy raro. Hemos estado con una situación pandémica que nos obligó a hacer la mayor parte de las reuniones de forma telemática. En este momento estamos recuperando la actividad de un partido que necesita juntarse y cuyo ADN es la participación directa. Ya hemos mantenido nuestras reuniones del propio ABB y las asambleas regionales, con alcaldes, de forma presencial desde hace algunos meses, y ahora hay que poner en marcha esa maquinaria que ha estado parada todo este tiempo. El balance que hago es positivo en ese sentido, sobre todo porque estamos viendo cómo se recupera la economía, y sobre todo la vida que teníamos antes, con algunas limitaciones; la sociedad vuelve a aquella época de antes de marzo de 2020 poco a poco.
¿Cómo valora el papel de la oposición en esta media legislatura en el Ayuntamiento y la Diputación?
-Como es habitual en Álava y Vitoria, la oposición se dedica a poner palos en las ruedas. Incluso creo que en este momento que hemos vivido es contraproducente para ellos, pero no les tengo que dar ningún consejo, son partidos serios y mayores y por tanto ellos sabrán lo que hacen. Sin embargo, echamos de menos esos acuerdos en las instituciones para sacar adelante al territorio tras la pandemia y relanzarlo para que vuelva a ser un referente industrial y en calidad de vida. Eso debería ser un trabajo colectivo, no de uno o dos partidos, como el PSE y el PNV. Arrimar el hombro no sería malo, pero no es una práctica muy habitual en este territorio.
Sí se ha logrado un consenso, por ejemplo, en torno a la ampliación del Parque Tecnológico de Álava.
-Es cierto, pero a medias, porque la necesidad de tener terreno industrial es clara desde hace mucho tiempo. Hasta que otros entes no institucionales no han dicho que se estaban perdiendo proyectos por no tener suelo industrial no ha habido un consenso suficiente para ampliarlo. La necesidad de realizar cambios urbanísticos es urgentísima, hoy día cada vez son más las empresas que necesitan mucho suelo para instalarse, y ese suelo en Euskadi está en Álava.
Los Presupuestos en la Diputación no corren peligro gracias a la mayoría absoluta. ¿Confían en que Urtaran consiga apoyos a su proyecto en Gasteiz?
-Yo sigo las Juntas Generales, que es el lugar en el que se ve si hay o no hay consenso, y aun teniendo esa mayoría absoluta, el 75% de los asuntos en Juntas Generales se aprueban con otros grupos políticos mediante transacciones; es una cantidad importante. En el Ayuntamiento de Vitoria, además la necesidad obliga, porque no hay mayorías absolutas, pero llevamos dos presupuestos aprobados hasta ahora con Elkarrekin Podemos. Yo espero que también podamos aprobar este tercer presupuesto, a pesar de la dificultad que supone llegar a acuerdos por lo menos en materia presupuestaria sí hay un partido que ha visto la posibilidad de incorporar sus propuestas y dar un tinte propio a los presupuestos del Ayuntamiento.
La Diputación ha paralizado dos proyectos de parques eólicos, Arkamo e Iturrieta, pero se van a buscar nuevas ubicaciones. ¿Está garantizada la preservación de la biodiversidad en Álava con el ambicioso plan para la transición renovable que defiende Ramiro González? ¿Cuál es el objetivo del PNV para con el territorio?
-Yo no quiero poner medallas que no corresponden. Los informes medioambientales que han elaborado tanto el Gobierno como la Diputación han llevado a las empresas promotoras a renunciar a los parques eólicos porque entienden que las medidas de reducción del impacto les impiden llevarlos a cabo. La dependencia de energías como el gas hace que estemos pagando precios que no habíamos conocido nunca, y si un país quiere ser menos dependiente tiene que tener fuentes de energía propias. En Euskadi no podemos llegar al 100%, pero qué menos que alcanzar el 30%. Álava es un elemento clave para llegar a ese 30%, en este momento tenemos dos parques solares, uno ya implantado y otro que se va a desarrollar, y no tengo duda de que en el futuro el impulso a la energía renovable va a ser importante. Desde el partido lo vamos a impulsar al máximo porque el cambio climático nos está obligando a ello. Creo que en la población todavía no existe esa conciencia de que en diez años ya no va a haber coches con combustibles fósiles, y diez o quince años es pasado mañana.
¿Asumen la contestación que pueden tener estos proyectos en los núcleos rurales? ¿Entienden la crispación que ha generado todo este asunto?
-La crispación ha sido generalmente impulsada desde el ámbito político. No voy a negar que hay casos concretos de poblaciones y de sectores de la población que están en contra de este tipo de proyectos, como los hay contra otro tipo de proyectos, pero sobre todo esto ha venido por ámbitos relacionados con la izquierda abertzale. Cuando se alimentan este tipo de situaciones mediáticamente tienen un efecto aparentemente más elevado de lo que es en la realidad. EH Bildu me ha trasladado, incluso en un documento que me han entregado, que su propósito es impulsar la energía renovable, y yo espero que pese a las diferencias sobre el modelo seamos capaces de que ese propósito se lleve adelante.
¿Por fin van todas las instituciones a una en relación a la llegada del TAV a Vitoria, tras la ratificación por las partes de los acuerdos alcanzados en mayo en Madrid anunciada por el diputado general ?
-Nosotros lo tenemos clarísimo; la única opción que existe con el tren de alta velocidad, que lleva ya un retraso más que considerable, es llegar a Vitoria soterrado. No puede haber actuaciones provisionales, ya sabemos qué son las actuaciones provisionales y en Gasteiz más. Hay que hacer un esfuerzo por conjugar las obras que faltan por hacer, que son bastantes, con ese soterramiento, y lo que hace falta es voluntad política de acuerdo. Nosotros hemos propuesto la encomienda de gestión, como se hizo en Gipuzkoa, sería una opción trasladable al modelo de Vitoria. Ese modelo ha demostrado ser más eficiente que el de las instituciones estatales, que van trasladando de tres en tres años el término de las obras. La ministra del PP hablaba de 2019, luego 22 o 23, y ahora se habla del 26. Saltos de tres años en una obra tan necesaria como el tren de alta velocidad son una barbaridad.
El protocolo que ratifica los acuerdos interinstitucionales de mayo sí contempla esa encomienda de gestión en relación al nudo de Arkaute.
-Efectivamente, en cuanto al nudo de Arkaute. Llegamos a ese acuerdo en un momento determinado, pero hoy día nuestra propuesta es que lo que queda se haga a través de una encomienda de gestión. Vamos a ver que traslada en ese sentido el Gobierno del Estado.
Y en relación a Foronda, ¿prevé que el VIAP pueda llevarse a buen puerto a medio plazo? ¿Será posible aquí también coordinar y poner de acuerdo a todas las administraciones implicadas?
-Este es otro de los proyectos que no avanza lo suficiente. Es verdad que se están dando pasos en proyectos, en permisos, pero todavía no tenemos el cuadro definitivo para poder empezar a llevarlo a cabo. Foronda y Vitoria necesitan el VIAP porque es un modelo de implantación empresarial que puede dar muchos empleos alrededor del sector aeronáutico, en el que hay una presencia importante de empresas vascas. Estamos haciendo gestiones en Madrid, normalmente es un tema que se incorpora a nuestras negociaciones en materia de presupuestos, y vamos a esperar a ver si Aena, y también de la propia Confederación Hidrográfica del Ebro, otro de los entes que tiene que autorizar las obras, terminan dando los pasos necesarios para que ese proyecto vea la luz.
"Pese a la mayoría absoluta, el 75% de los asuntos en Juntas Generales se aprueban con otros grupos políticos mediante transacciones"
"Se ha hecho la mejor gestión de la pandemia posible dentro de que esto era algo nuevo, desconocido y también complicado"
"La declaración de la izquierda abertzale es un avance, pero no un punto de inflexión; recoge lo que se ha venido diciendo en los últimos años"