- No todo es industria y servicios en Oion. Aunque sus recursos turísticos no son tan potentes como los de otras localidades más inmersas en la actividad vitivinícola, el municipio cuenta con importantes bodegas que impulsan el enoturismo, caminos que son una delicia para senderistas o cicleteros, espacios verdes e instalaciones deportivas muy cuidadas y, destacando con luz propia, un museo etnográfico que es reflejo de la memoria del pasado reciente de la vida en Oion y en Rioja Alavesa.
La iniciativa de crear un museo etnográfico en Oion le venía a la cabeza a Manuel González desde hacía mucho tiempo. El azar quiso que siendo ya concejal asistiese a una comida en el año 1993 en la que, junto a otras autoridades, estaba el entonces diputado de Cultura, Pedro Ramos. En el transcurso de la conversación, Ramos le preguntó a Manuel González qué quería hacer en los cuatro años de la legislatura y éste le contestó que le haría mucha ilusión “poner en marcha un museo etnográfico”.
La respuesta sorprendió al responsable foral de Cultura y el concejal y cronista de la villa le explicó sus razones. “Da pena que ahora que el pueblo está subiendo en industria y las casas se están modernizando, lo mismo que la agricultura, la gente tira los aperos que tiene en casa. Es triste que todo se pierda y no tenga Oion un lugar donde conservar su historia, sus recuerdos de antaño”, dijo entonces. El caso es que Pedro Ramos le contestó que le cogía la palabra y le emplazó a comenzar con el museo. “Yo le contesté; ¡no me fastidies, porque mañana mismo comienzo a recoger cosas por las casas! No me vayas a decir luego que no”, rememora González.
Animado por aquella charla, Manuel habló también con Iñaki Gerenabarrena, a la sazón teniente de diputado general, y tanto él como el resto de la Diputación le insistieron en que siguiera adelante con la iniciativa. De hecho “un poco más adelante, responsables de Laguardia plantearon hacer un museo similar y les dijeron que no, que ya se estaba haciendo uno en Oion”, explica González.
“Comenzamos a recoger material y, una vez que vimos que teníamos bastantes piezas, abrimos la primera exposición el 22 de enero de 1995 en la llamada Casa Sindical. Allí estuvo un tiempo, hasta el 13 de julio de 2002, que fue cuando se trasladaron al actual emplazamiento, los bajos del edificio Los Fueros, al otro lado de la calle”, señala.
En esos bajos, en cuyas plantas superiores se encuentran el centro de salud y la biblioteca municipal, se ubica el museo, con una planta destinada a exposición y otra a almacén, donde se conserva una enorme cantidad de objetos. La pieza que da la bienvenida al museo es la tercera giralda de la parroquia, ya que la que tiene actualmente la torre es la cuarta. Esta estuvo desde el año 1982 al 2000.
A partir de ahí, una gran colección de piezas que conformaban la vida cotidiana de Oion, de los pueblos, dejan constancia de la historia que Manuel González se niega a dejar que se pierda.
Allí hay desde ornamentos religiosos hasta testimonios de los oficios más diversos, desde hojalateros a guarnicioneros, desde carpintería a zapatería, aunque las piezas más numerosas son las relacionadas con el olivo y el aceite, la uva y el vino, y la agricultura y la ganadería en general.
Toda una esquina está dedicada a la olivicultura y oleicultura. En ella hay una zaranda, un armatoste de madera con cables que forman un filtro, sobre la que se derramaban las olivas para separar las aceitunas de los restos vegetales. “En época de recolección -cuenta Manuel González- nos ponían a los chiquillos al pie de la zaranda para ir retirando las hojas o restos de madera que se habían recogido en los capazos”. Narra que en la actualidad se colocan grandes mallas en el suelo y se zarandean las ramas con unos vareadores mecánicos, “pero antes, y todavía queda gente que lo hace así, se iba con cestos para ir recogiendo las olivas que se ordeñan y para ellos se hacen unos dediles de cuero, para trabajar más seguros”.
En el mismo espacio se guardan tinajas, orzas y otros recipientes que habitualmente estaban en los altos de las casas conservando el aceite del año y otros alimentos.
Entre los objetos vitivinícolas sobresale una gran prensa de madera. “Yo conocía mucho a un cura de Calahorra que era el chófer del obispo y además fue el primer cura que vistió de paisano”. Era una amistad nacida en torno a la afición común a la pelota y en uno de esos partidos se le acercó y le dijo que le quería vender cosas para el museo de Oion, entre ellas algo que había en una casa de Tudelilla que había heredado: una prensa de madera “que creo recordar que al final me regaló”, rememora.
La pieza era enorme, pero la Diputación, concretamente su valedor inicial, el diputado de Cultura, Pedro Ramos; le cedió un camión para realizar el traslado hasta Oion desde Tudelilla, que era donde estaba, en una bodega. “¡Qué juramentos, nunca había oído jurar a un cura!, pero logramos cargarla en el camión”, recuerda González. Se trata de una máquina impresionante, trabajada pacientemente con gubias para crear todas las piezas que la componen en la madera de roble.
Como era de esperar, no todo el material que fue llegando estaba en buenas condiciones. Pero la Diputación Foral estaba para apoyar y desde el servicio de Restauración se fueron rehabilitando todas aquellas piezas que hoy lucen, funcionales y limpias, en el museo. Además, para hacer bien las cosas, Manuel González contó con la archivera municipal, Alicia Marín, que con toda la paciencia fue abriendo una ficha por cada elemento que fue llegando, dejando constancia de cómo llegó, si fue cedida o prestada o sus características. A todos los donantes se les pidió que dejaran sus piezas al menos durante diez años y pasado ese tiempo podrían reclamarlas. Pero como confirma el responsable del museo, “nadie las volvió a pedir y allí siguen para el disfrute de los visitantes”.
En la actualidad, el museo etnográfico de Oion cuenta con más de 600 piezas catalogadas, pero solo se muestra una pequeña parte y el resto está en la planta superior, una gran estancia que ocupa lo que es la superficie del edificio, al igual que la planta de exposición. En la cabeza de Manuel González, a quien le corresponde todo el mérito de la existencia de este museo, está el poder construir una escalera de caracol que comunique las dos plantas. La idea gusta en el consistorio que preside Eduardo Terroba, pero se está a la espera de tiempos de mejor bonanza financiera para poder realizar esa obra y las adaptaciones oportunas, para que este museo, que aún no tiene un nombre, pueda ampliar la exposición y seguir creciendo.
Los inicios. La primera exposición abrió sus puertas el 22 de enero de 1995 en la Casa Sindical de Oion, hasta que el 13 de julio de 2002 se trasladó al actual emplazamiento, los bajos del edificio Los Fueros.
Todo tipo de objetos. En el museo hay expuestos desde ornamentos religiosos hasta testimonios de los oficios más diversos, como hojalateros, guarnicioneros, carpinteros o zapateros, aunque las piezas más numerosas son las relacionadas con el olivo y el aceite, la uva y el vino, y la agricultura y la ganadería en general.
Elementos singulares. En el museo hay una gran prensa trabajada con gubias para crear todas las piezas que la componen en la madera de roble.
En 1993, Manuel González era concejal en Oion y asistió a una comida en la que estaba el entonces diputado alavés de Cultura, Pedro Ramos. En dicha cita, González trasladó al responsable foral su intención de poner en marcha un museo etnográfico, y recibió el aval de la Diputación para hacerlo.