- Es bien conocida la riqueza paisajística y medioambiental del municipio de Iruña de Oca. Buena muestra de esa bondad reside en las quince rutas que el Consistorio ha acondicionado para el paseo y la aventura, a las que se suman otras tres más para el disfrute de vecinos y visitantes.
El Ayuntamiento lo tenía muy claro desde que el concejal de Deporte y Promoción municipal, Mikel Pérez, gracias a la colaboración de Ismael Carreras, verdadero conocedor de todas las sendas y rincones de la sierra de Badaia, pusiera en marcha la iniciativa. A través de la revista municipal, Pérez daba cuenta de estas rutas y la promoción de las mismas "para poner en valor todas estas virtudes, dar a conocer entre los vecinos del municipio su patrimonio más cercano y facilitar el acceso a los visitantes de otros lugares". Por esa razón, "desde el Ayuntamiento hemos propuesto la elaboración de quince rutas senderistas con inicio y final en cada uno de los cinco pueblos del municipio que permiten descubrir todos los rincones de la sierra de Badaia".
Para darlas a conocer se editó un folleto, se incluyeron en las redes sociales y en la página web municipal y, lógicamente, se señalizaron y se colocaron códigos QR en algunas de ellas, mientras que para todas se han editado los tracks correspondientes, para que los senderistas pudieran disfrutar a tope, conociendo el terreno por el que van a transitar. Y como las aventuras tienen sus riegos, se anticipa a través de la señalética las precauciones, el calzado y las dificultades a las que se pueden enfrentar, todas sin riesgos especiales.
Para facilitar el paseo por todo el territorio, se han elegido tres rutas por cada pueblo, cuyos valores de detallan en la web municipal. Montevite cuenta con las rutas denominadas Valle Grande, el Pueblo Vecino y San Vitores. En el primer caso, la subida a través de Valle Grande, con ocho kilómetros de paseo y un desnivel de 470 metros es una de las más bonitas y tranquilas del lado sur de Badaia. Dura, sin descanso y con cierta dificultad técnica, sobre todo en mojado. El cerrado bosque de encinas y madroños fascina a todos los caminantes. En lo más alto espera Oteros, con sus 1.036 metros es el punto más alto de la sierra de Badaia. En la tranquila bajada, hay muchas posibilidades de cruzarse con el ganado que transita estos caminos.
El Pueblo Vecino es una tranquila caminata pensada para toda la familia, ya que solo son seis kilómetros y el desnivel no llega a los 200 metros. El paso es hacia el pueblo de Ollávarre a través del GR 282, cruzando campos de cultivos, muros de piedra y túneles de encinas. La vuelta se hace por el camino del monte, a través de estrechos senderos y caminos hasta llegar de vuelta a Montevite.
Por último, la subida a San Vitores es todo un clásico para los senderistas. Se ha alargado para hacer una preciosa ruta circular de 10,7 kilómetros y 494 metros de desnivel. En el recorrido hay bosques de pino, encinas y hayas, subidas duras, pasos que impresionan cercanos al cortado, y sobre todo, unas magníficas vistas que hacen que esta ruta sea imprescindible para los apasionados del senderismo. En este caso, no se recomienda hacer la zona del cortado en días de lluvia o niebla.
Nanclares de la Oca cuenta con las rutas de El Escobillo, El telégrafo óptico y el Alto Murillo. La primera es una sencilla ruta circular de 5,8 kilómetros y 176 metros de desnivel que marcha en dirección Víllodas a través del GR 25, para después adentrarse en una red de senderos que no tiene desperdicio. Los senderistas se verán rodeados de boj, madroños o coscojas hasta llegar al alto de El Escobillo. Un paseo perfecto para cualquier época del año y para toda la familia.
El telégrafo óptico conduce a los caminantes hasta esa pequeña torre visible desde casi cualquier punto del municipio. Muchos la conocen como El castillo de La Puebla. En realidad se trata de un abandonado telégrafo óptico. Partiendo desde Sorribas, la antigua N-1 lleva al inicio de la subida, primero por pista y luego por un cerrado sendero en fuerte ascenso. Una ruta que encierra muchas sorpresas, laberintos de encinas y curiosas vistas hacia Iruña de Oca, con 9,6 kilómetros y 339 metros de desnivel.
Cerrando las propuestas desde Nanclares de la Oca se marcha en dirección norte, bordeando el perímetro de la cantera Navarra Pequeña, un impresionante cortado de cientos de metros. Se asciende entre carrascas bajas y madroños casi 600 metros, en un espectacular recorrido hasta llegar al Alto Murillo. Tres mojones juntos indican el límite de la sierra Badaia con los montes de Ollávarre y de Montevite. La bajada, primero por pista y luego por senderos hasta llegar al GR 282 el cual nos llevará de vuelta a Nanclares, en un recorrido total de 14 kilómetros.
Ollávarre dispone de la ruta que asciende hasta la cumbre de Badaia, la senda de las encinas centenarias y la vuelta a Marremediano, en una ruta de 14 kilómetros. La subida a la cumbre de Badaia es una completa ruta circular pasando por parajes imprescindibles como son Santorkariz, las cortes de Ollávarre, el alto Murillo y por supuesto la cima de Badaia Oteros, con sus privilegiadas vistas hacia el valle de Kuartango y hacia gran parte de la Llanada. La bajada comienza inicialmente por la pista, para luego adentrarse en un cerrado bosque que lleva hasta las campas de Marromediano. Desde ese punto solo queda descender tranquilamente hacia el pueblo de Ollávarre.
La segunda propuesta es una caminata en busca de singulares encinas y preciosos rincones a través de un paseo de 6,42 kilómetros y un desnivel de 297 metros. Se parte de Ollávarre en dirección norte hacia el término de Santolcarro, y se cruza la valla para empezar una exigente subida hasta llegar a 'Encina Hermosa'. Desde allí se sigue hasta la Campa del Bragal, donde comienza un precioso sendero hacia la encina del Resquicio, que está considerada como la de mayor porte de todo Badaia. Finalmente, la vuelta a Marramediano es una ruta para toda la familia. Un paseo sencillo, tranquilo y muy agradable, de apenas 4.6 kilómetros y sin casi desnivel, entre encinas, madroños, quejigos. Caminando dirección sur se alcanza un pequeño cerro para después comenzar el sencillo descenso en busca del GR 282 que llevará de vuelta al pueblo entre encinas, muros de piedra y campos de cultivo.
Trespuentes ofrece tres rutas: Ruinas, arces y agua; La encina de Belaukio y Bosques secretos. La primera es un paseo de 4 kilómetros a través de la ribera del río Zadorra, una caminata sobre la alfombra de hojas de chopo. El paseo va en busca de las ruinas de Iruña Veleia y desde ese pequeño promontorio llamado Arkiz y rodeados de arces comunes y de arces de Montpellier, se puede disfrutar de unas magníficas vista del pueblo de Trespuentes.
En la segunda de las rutas el premio es la vista de la gigantesca encina que da nombre al paseo de 7 kilómetros. Se trata de la encina de Belaukio, rodeada de verdes campas y pozos de ganado. Esta imponente encina fue alcanzada por un rayo y sus enormes cicatrices llaman claramente la atención. También se descubre en el paso los alrededores del Jardín Botánico de Santa Catalina y el termino de Kortalde. Una ruta ideal para hacer con niños sin apenas desnivel.
La tercera ruta, de 14 kilómetros, lleva a uno de los bosques más ocultos y secretos de Badaia, el conocido como Ajarte. Este lugar ha permanecido imperturbable durante siglos, acogiendo a robles centenarios de más de 5 metros de perímetro. Otras sorpresas como la sima y el valle de Santa Águeda aguarda en esta caminata. Hay que tener precaución en época de lluvias, ya que el piso estará resbaladizo y embarrado en varios momentos.
El último bloque de sendas parte desde Villodas. La Kutxeta, San Pelayo y Alto Intxorti conforman las rutas propuestas. Subir a La Kutxeta es una marcha dura de 12,3 kilómetros de recorrido total y 470 metros de desnivel hasta los altos pozos de Badaia. Cerradas sendas e imponentes caminos conducen hasta las campas de Kortalde, aquí se puede disfrutar de toda la esencia de la Sierra Brava de Badaia. Pero el esfuerzo deberá continuar hasta alcanzar el término de La Kutxeta. Después será un largo descenso hasta el pueblo de Víllodas poniendo el punto y final a una ruta intensa y de gran belleza.