Con motivo de la celebración el pasado jueves, 11 de febrero, del Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, GRUPO NOTICIAS, con el apoyo del Departamento de Educación del Gobierno Vasco, ha reunido a diferentes científicas para hacer una reflexión sobre la situación actual de papel de la mujer en la población investigadora vasca.
Amaia Esquisabel, directora de Investigación del Departamento de Educación del Gobierno Vasco y profesora e investigadora en la UPV/EHU; Mari Luz Guenaga, profesora de la Facultad de Ingeniería en la Universidad de Deusto y responsable del programa Inspira STEAM; y, Clara Martín, profesora de investigación Ikerbasque en BCBL, Basque Center on Cognition Brain and Language, han expuesto sus opiniones y experiencias sobre la brecha de género que existe todavía en el mundo de la ciencia.
Para hacer una radiografía de la situación, Esquisabel se apoya en datos globales sobre la población investigadores de Euskadi. Cifra en 20.000 personas las dedicadas a la ciencia, de las cuales, el 35% son mujeres, lo que representa unas 7.000 mujeres investigadoras. Si se compara con la población de mujeres investigadoras a nivel mundial, donde hay un 30%, el País Vasco se sitúa por encima, aunque desde el punto de vista de la propia sociedad vasca, con un 55% de mujeres, esta representatividad dista todavía de los niveles deseados.
En el ámbito de la universidad y los centros de investigación los datos son algo mejores, con un 43% de representación, aunque según la directora de Investigación del Gobierno Vasco se observa un efecto tijera al avanzar en la carrera investigadora.
Esquisabel destaca que si bien los datos son equiparables entre hombre y mujeres en los inicios de la carrera investigadora, con un 55% de mujeres realizando la tesis doctoral en Euskadi, y también en los investigadores postdoctorados en las universidades y centros vascos, según se avanza hacia posiciones permanentes (profesores consolidados), la cifra de mujeres va descendiendo ligeramente, con un 45% de mujeres, pero son en los puestos de responsabilidad como líderes de grupos de investigación, catedráticos o directores científicos donde se registra una desigualdad importante, con solo un 25% de ellos ocupados por mujeres.
Estos datos demuestran, en su opinión, que todavía hay mucho que hacer y mucho que mejorar, a lo que añade que si miramos el histórico, en 10 años se ha mejorado poco la situación.
Aunque desgraciadamente esta brecha de género es común en otros ámbitos profesionales, para Mari Luz Guenaga, en el de la ciencia es aún más acuciante. Además de en los niveles de responsabilidad, la diferencia en la presencia de mujeres se nota también en los diferentes sectores que engloba la ciencia o las denominadas carreras STEAM.
Guenaga pone como ejemplo que mientras la inclusión de la mujer en las carreras biosanitarias es mayoritaria, en las de ingeniería, tecnología o física los porcentajes descienden considerablemente.
La profesora de investigación Ikerbasque en BCBL, Clara Martín, considera que esta herencia social no solo se da en el mundo de la ciencia sino que se refleja en el mundo laboral de manera general. “Hay muchas chicas que se animan hacia carreras científicas”. Considera que el problema está en el sistema, “no puede ser que cuando se habla de puestos de relevancia la proporción de población investigadora siempre se alce hacia la presencia masculina”.
Martín recalca que es muy importante que las jóvenes visualicen en la televisión y en los medios de comunicación mujeres científicas que ocupan puestos relevantes, ya que a través de estas imágenes se pueden identificar e imaginar llegar a esos niveles. “Si esos ejemplos no llegan al alcance de los ojos de las niñas y jóvenes, de manera inconsciente lo ven como imposible. Si no hay casos, será que no existen”.
Afortunadamente en Euskadi, los campos de investigación son muy amplios y diversos. Esquisabel argumenta que tenemos investigadores en todas las áreas de conocimiento, historia, física, lingüística..., de los que la sociedad puede aprovecharse.
Las tres colegas de profesión coinciden en la importancia de visibilizar la carrera investigadora de las mujeres pero Esquisabel concreta aún más al destacar que si bien el efecto coronavirus ha provocado una mayor presencia de investigadores e investigadoras en los medios de comunicación, su función es meramente comunicadora o asesora sobre la visión de las vacunas o de la pandemia.
Para la directora de Investigación, lo interesante sería ver ejemplos de la labor que están realizando las investigadoras en la distintas áreas. “Se están haciendo muchas cosas y muy bonitas y es importante que la sociedad las conozca, sobre todo por el impacto social que pueden tener”.
Conocedora de primera mano de todo lo que rodea al programa Inspira STEAM, Mari Luz Guenaga señala que “tenemos una imagen muy reducida de los campos de aplicación de la ciencia y por ello es importante visibilizar la aplicación que tiene las diferentes disciplinas en cosas del día a día”.
La profesora de investigación Ikerbasque en BCBL reclama una mejor comunicación entre la comunidad científica y el público en general. “Todos tendríamos que hacer un esfuerzo, científicos y científicas, medios de comunicación y mundo docente para que haya más comunicación”.
Defiende y recalca que hay que dar más visibilidad a la investigación y a la ciencia en general. “El publico tiene que conocer lo que hacemos, ya que de esa forma entenderá su importancia, que es fundamental para la sociedad tanto a nivel teórico como práctico”, recalca Martín.
Steam Euskadi La búsqueda por aumentar una mayor presencia del alumnado, principalmente de mujeres, en las carreras de ciencias (matemáticas, tecnología, ciencias...), fue el motivo por el que el Departamento de Educación del Gobierno Vasco puso en marcha en 2018 la estrategia STEAM Euskadi.
La presencia de mujeres en carretas STEAM es tan solo de un 30%, datos que no han variado en los últimos 10 años. Con iniciativas de este tipo, el Área de Investigación del Gobierno Vasco pretende cambiar la tendencia. Para su directora, son pocas las mujeres que cursan las denominadas carreras STEAM.
Del total, las matemáticas, arquitectura y algunas ingenieras relacionadas con el diseño son las que tienen mayor porcentaje de mujeres, mientras que las carreras industriales y la informática están empeorando en cuanto a presencia femenina.
Invertir esta situación no parece sencillo aunque las tres investigadoras consideran que hay alternativas que pueden ayudar a cambiar este panorama. El apartado de la docencia es uno de los de mayor trascendencia. Para Clara Martín no tiene mucho sentido que tanto en las escuelas como en las universidades solo se ponga de ejemplo como mujer científica del siglo pasado a Marie Curie. “Parece que es la única, cuando existen muchas más”.
Alega que para cambiar el panorama, “no estaría de más que en las carreras universitarias cuando se aprenden los conceptos y se hable de los diferentes campos de la ciencia se cuente lo que han hecho mujeres y hombres con nombre propio. Así, los universitarios, tanto chicos como chicas, pueden pensar que sí esas personas lo han conseguido, ellos también pueden”.
La solución que propone Mari Luz Guenaga para lograr una mayor inclusión de las mujeres en la ciencia se remite a la más tierna infancia. “La sociedad, la familias... condicionan las expectativas de los niños y niñas desde el momento en que nacen prácticamente; lo que se valora de ellas, lo que se espera de ellas...”. Por ello, considera que la sociedad en su conjunto tiene que hacer una reflexión sobre la manera en que tratar a niños y niñas, “ya que en el día a día y de manera muy inconsciente tenemos muy interiorizados unos comportamientos que hacen que las niñas poco a poco vayan percibiéndose diferentes y ese aspecto diferente les lleve, sobre todo en la adolescencia, a ir perdiendo capacidades y no creyendo en ellas”.
Guenaga aconseja alentar y favorecer desde muy corta edad a descubrir e investigar a las niñas. “Tienen que ver con naturalidad que una mujer se dedica a las matemáticas, a la ingeniería o a la mecánica”. Refuerza el mensaje de sus compañeras “en que si no ves, no puedo aspirar a ello”.
Los ámbitos en los que actuar son también decisivos: el educativo, familiar y social.
La directora de Investigación del Gobierno Vasco señala entre los 5 y 6 años como edades críticas, momento en que comienzan a crearse los estereotipos de género y recalca que son en esas edades donde las niñas deben ver ejemplos que les inspiren.
Otra propuesta que ayuda a inspirar vocaciones cientítico-tecnológicas entre las mujeres son los programas que desarrolla la estrategia STEAM, como por ejemplo el programa piloto que une el mundo educativo con el mundo empresarial, sacando a la luz aquello que se está haciendo en los centros de investigación.
Un mundo apasionante Ejemplos de mujeres investigadoras y científicas hay muchas en Euskadi pero que mejor que ellas para contar su experiencia. A Amaia siempre se le dieron bien las asignaturas de ciencias aunque recuerda con especial cariño a un par de profesores que le marcaron a la hora de elegir su futuro profesional. Titulada en Farmacia, comenzó a dar forma a sus inquietudes científicas para más tarde hacer la carrera de investigadora convencionales.
Mari Luz Guenaga, por su parte, recuerda cómo desde pequeña quería ser cirujano plástico o estético, un sueño que se quitó de la cabeza en la etapa del instituto para decantarse, más tarde, por la carrera de informática. Su incorporación al mundo de la docencia, le derivó posteriormente a la realización de la tesis doctoral ya la carrera investigadora, una trayectoria profesional de la que se siente muy orgullosa.
El apoyo de su familia ha sido, para Clara Martín, clave en el desarrollo de su trayectoria profesional. “Me enseñaron que elegir unos estudios que me permitieran trabajar en aquello que me apasione”, recuerda.
Bióloga de titulación, descubrió por casualidad otra de sus grandes pasiones, la neurociencia. En la actualidad, está volcada en el campo de psicología experimental y lingüística.
Estos tres ejemplos pueden servir de inspiración, al igual que las mujeres profesionales que toman parte en el programa Inspira STEAM, a muchas niñas en edad escolar a exteriorizar sus inquietudes investigadores y científicas. Otro reto que considera Guenaga que deben enfrentarse las propias científicas y tecnólogas es a darse mayor visibilización y a superar lo que denomina el síndrome de la impostora. “Tenemos que darnos a conocer, contar lo que hacemos y convertirnos en referente de nuestro entorno más cercano”.
Pese a estar considerada como una carrera de hombres, las ponentes no se han encontrado en el camino con obstáculos por su condición de género, aunque son conscientes que en ámbitos como el de la física, muy masculinizados, por el mero hecho de ser mujer parece que tienes que demostrar más.
Añaden que los reconocimientos son también muy importante para mostrar la labor que desarrollan. Esquisabel añade que hay que tener cuidado a la hora de otorgarlos y medir bien como se visibilizan, ya que la comunidad científica femenina es, en ocasiones, contraria a otorgar unos premios únicamente de mujeres. “Quieren reconocimientos por la labor investigadora que se lleva a cabo”.
En este apartado destacar los reconocimientos a la labor investigadora de diferentes mujeres y en diferentes estadios de la carrera investigadora que ha lanzado el Departamento de Educación del Gobierno Vasco a través de Ikerbasque, y los premios STEAM, cuyo propósito es reconocer buenas prácticas e iniciativas en educación STEAM, en dos áreas concretas, iniciativas innovadoras e iniciativas que trabajan de manera específica la perspectiva de género.