ari Carmen Ladrón de Guevara nació cuando la epidemia de la gripe española daba sus últimos coletazos. Ahora, a los 101 años, a esta centenaria de Ordoñana le toca vivir la pandemia del coronavirus y lo hace, como toda la vida, afrontando la realidad y tirando hacia adelante. "Siempre he sido muy positiva, me ha tocado trabajar mucho en esta vida, pero he vivido bien. También es cierto que no sé estar sin hacer nada, aunque ahora hago poco, sólo lo que puedo", sostiene.

Debido al covid, no puede salir a la calle todo lo que le gustaría, así que "camino de aquí para allá por casa", dice. Cuando las normas sanitarias se lo permiten, sus hijos le llevan a la vivienda de Durana para tomar el sol, el aire y pasear, aunque sea media horita. Llevar mascarilla le molesta porque "no puedo respirar bien, tengo la sensación de que me ahogo" y, además, echa de menos los abrazos de sus siete hijos -uno falleció-, trece nietos y diez biznietos. Sin embargo, miedo, miedo, lo que se dice miedo, no le tiene demasiado al coronavirus -más al principio, cuando surgió la epidemia, puntualiza su hija Mila-. Mari Carmen es de las que piensa que "hay que tomarse la vida según viene", señala.

Además de "muy observadora", ha sido una mujer activa. De joven cantaba en un coro, daba catequesis, hacía gimnasia, trabajos manuales y le gustaba y le gusta leer. "No sé estar sin hacer nada", reconoce. Siendo de las mayores, en casa siempre había trabajo, siempre había algo que hacer. Además, "me ha gustado tener las cosas en orden", asiente.

Aun hoy en día, se levanta para las nueve de la mañana, más o menos, ya que considera que "en la cama sólo se quedan los que están enfermos y los vagos". Y ella, salvo por una insuficiencia cardiaca controlada médicamente, goza de buena salud. "El oído me falla un poco más, pero la vista la tengo muy buena, y me doy cuenta de todo, ¡eh!", subraya. También tiene buen apetito, aunque, quizá, el desayuno es la comida que más floja hace al cabo del día: zumo, café con leche y, a veces, un trocito de bizcocho. "Comer, merendar y cenar lo hace muy bien", explica su hija Mila -de Milagros, puntualiza a su lado Mar Carmen-, que vive con su madre desde que se jubiló y regresó de Barcelona hace, aproximadamente, ocho años. De hecho, "cuando estamos preparando la comida, le gusta acercarse y levantar las tapas de las cazuelas para saber qué hay", le sonríe Mila.

Fue a los 93 años cuando Mari Carmen dejó de vivir sola, y desde 2011 dispone del sistema de teleasistencia avanzado betiOn del Gobierno Vasco. Un recurso que, en principio, tanto a ella como a su familia, les proporciona cierta tranquilidad. Por suerte, únicamente ha tenido que utilizar el servicio en dos ocasiones.

La primera cuando, al regresar de una boda, fue a desvestirse, perdió el equilibrio, se cayó y, como tomaba el anticoagulante Sintrom, empezó a sangrar sin parar. Entonces, la familia llamó al servicio de teleasistencia y les recomendaron que le trasladaran a urgencias. La segunda ocasión fue a las tres de la madrugada cuando empezó a sangrar por la nariz y, al ver que la hemorragia no cesaba, Mila activó el pulsador y avisó al servicio de teleasistencia. Después, acompañada por una hermana, llevó a su madre al hospital. A pesar de que la atención de sus hijos es constante, "siempre llevo el medallón puesto", indica.

Al igual que Mari Carmen, más de tres de cada diez personas mayores de 85 años, el 37% de la población, es usuaria del servicio de teleasistencia avanzada en Álava, si se toman como referencia los datos del instituto vasco de estadística Eustat. Significa que estas personas tienen instalado en sus domicilio un sistema informática que, a través de la línea telefónica, les permite solicitar ayuda en caso de necesidad las 24 horas del día, todos los días del año.

Según los datos facilitados por el departamento de Políticas Sociales del ejecutivo vasco, el perfil de los usuarios es en territorio alavés el siguiente: 77% mujeres, 79% mayores de 80 años y 91% ciudadanos que viven solas o bien acompañadas por una única persona. En total, 6828 personas (5.229 mujeres y 1.599 hombres.

En cuanto al nivel de apoyo de la teleasistencia, las gráficas indican que, en la mayoría de los casos (66%), se califica de moderado, situación en la que se encuentran 4.495 alaveses. Sin embargo, en 95 casos es de alto riesgo (1%). 2.054 ciudadanos, el 30% se considera que tienen un nivel de apoyo alto y 184, intenso (3%).

A sus 101 años, Mari Carmen ya nos ha explicado que afronta la vida como viene. No obstante, su peor hora del día suele ser por la mañana, al despertar, ya que es el momento en el que ve el mundo más negro, narra su hija Mila. Sin embargo, "después de la ducha, le cambia el chip", añade.

Así las cosas, a la espera de que el gabinete Urkullu levante las restricciones que impiden la libre movilidad de un municipio a otro para poder acercarse de nuevo a Durana, sus jornadas transcurren tranquilas en su domicilio de Gasteiz. Le sigue gustando cantar, "y canta" -dice su hija-. También juega a las cartas "y cuento bastante bien" -añade ella- e, incluso, al parchís, además de ayudar "en lo que puedo, hago poco, sólo lo que puedo", insiste. Después de desayunarse el zumo y el café con leche, se toma un descanso. A continuación, Mila le ayuda con la ducha; luego, descansa otro poco y, si hace buen tiempo, madre e hija dan un pequeño paseo. "Me cuidan y me quieren todos mucho", subraya en referencia a sus hijos, nietos y biznietos, a pesar de que, ahora, "no pueden venir a verme todo lo que quieren, por el coronavirus", echa de menos Mari Carmen.

¿Qué es? La teleasistencia es un servicio técnico de apoyo e intervención social, que permite a los usuarios, a través de la línea telefónica, disponer de un servicio de atención permanente.

¿A quién va dirigida? A mayores de 75 años que viven solos, mayores de 65 en situación o riesgo de dependencia, personas con discapacidad intelectual, física o sensorial y dependencia y a quienes padecen una enfermedad mental y dependencia o riesgo de aislamiento social.

¿Quién atiende? Personas preparadas para dar respuesta a situaciones de emergencia o necesidad social.

¿En qué casos?En situaciones cotidianas que son objeto de ayuda: caídas en casa, aturdimiento, problemas de salud, soledad...

¿Dónde solicitarla?En los servicios sociales de base de cada ayuntamiento, en el teléfono 012, en el servicio Zuzenean y en la página web: http://www.gizartelan.ejgv.euskadi.eus.