A punto de terminar la campaña 2020-2021 de remolacha, que se ha realizado de manera rápida, siendo normal y con unas producciones medias dentro de los parámetros habituales para esta zona, el colectivo de la UAGA terminará entregando 75.000 toneladas de remolacha, con una riqueza media del 17,5%, y un rendimiento medio de 100 toneladas por hectárea.
Para esta organización, los datos de producción no son excepcionales y dejan clara la dificultad del cultivo para lograr una rentabilidad, porque se siguen sin cubrir los costes de producción con los precios pagados por la Azucarera.
Los datos que manejan las organizaciones agrarias estiman unos costes de 3.000 euros por hectárea. El precio fijado por Azucarera para el cultivo este año es de 26 euros por tonelada, por lo que con la media de producción de este año el precio por hectárea sería de 2.600 euros. Este déficit se cubre con ayudas de la administración, ya que se trata de un cultivo estratégico para el campo alavés y que produce bajo las más estrictas medidas medioambientales, pero cada vez resulta menos justificable que una empresa privada aumente sus beneficios a costa de que las administraciones complementen el precio de su materia prima a terceros.
Precio medio
Por otra parte, Azucarera ha ofrecido, de manera unilateral, la posibilidad de establecer un complemento a los agricultores en función del precio medio del azúcar en Europa, pero ni siquiera aplica el precio medio del azúcar que establece Europa para la zona de influencia de venta del azúcar por parte de Azucarera. Según las previsiones de mercado no parece fácil que se alcance el precio mínimo para poder optar al complemento, aunque Azucarera sí está vendiendo su producto por encima de la media europea.
La UAGA recuerda que productores y Azucarera están pendientes de que se dirima el arbitraje, el próximo mes de febrero, por la bajada unilateral de precios que la industria aplicó hace dos años, con la supresión del Acuerdo Marco y critican que no se haya vuelto a reeditar el acuerdo que estuvo vigente varios años.
"Una campaña triste"
En definitiva, "una campaña triste", en la que se ha acrecentado la desilusión del sector por un cultivo hasta hace poco fundamental y que posiblemente se traducirá en una reducción de hectáreas y de agricultores de cara a las próximas campañas.