Sin agua, electricidad ni calefacción. Así amanecieron este lunes los trabajadores/residentes en las viviendas de la antigua prisión de Nanclares y que prestan sus servicios en el Centro Penitenciario de Zaballa. Es una denuncia del sindicato de prisiones Acaip UGT.
Tal y como explican en una nota de prensa remitida a esta redacción, el amanecer fue una sorpresa para los residentes en las instalaciones, ya que la sorpresa llegó con "un reventón de un calderín por la reconocida falta de mantenimiento de las instalaciones, que pudo haber provocado graves daños personales".
La consecuencia de todo ello, según explica la central en la citada comunicación, es que desde esa fecha ha quedado interrumpido el acceso a todos los servicios básicos para los allí residentes (200 personas), el equivalente a una mediana población rural.
La citada nota insiste en que no ha habido ninguna respuesta por parte de los responsables del centro, "limitándose a comunicar la incidencia y absteniéndose de tomar alguna medida paliativa que la urgencia de la situación requiere". Por esta razón los propios usuarios de las viviendas han tenido que recurrir a sus propios medios, "sin ningún tipo de asistencia por quien debía haber mantenido las instalaciones" .
En el mismo sentido, los portavoces del sindicato indican que los afectados se han visto obligados a acarrear con garrafas de agua para consumo y demás necesidades domésticas, y dotarse de ropa de abrigo para soportar las bajas temperaturas. También se ha desaconsejado por los responsables, el uso de la instalación eléctrica por lo cual, se esta teniendo que llegar a hacer uso de compresores para tal fin.
"Y todo ello habiendo satisfecho el pago de los canones para la prestación de esos servicios asi como del mantenimiento de las instalaciones y siendo precisamente la Administración la valedora de esos compromisos legales, existiendo grave preocupación por saberse del destino real de una importante cantidad de dinero que obviamente no se ha dedicado al fin establecido".
Desde Acaip UGT se añade que en medio de un más que probable repunte de la pandemia por covid-19, de las fechas más frías del año y con las navidades en puertas, se obliga a los residentes a vivir en condiciones infrahumanas. Llegado a este punto resulta paradójico que en medio de esta situación, el secretario general de Instituciones Penitenciarias "envíe una felicitación navideña a todos los trabajadores agradeciendo, en boca de los propios internos de la prisión de Álava, los servicios prestados en medio de la pandemia, aludiendo a su profesionalidad y compromiso... Sobran las palabras", concluye.