- A cuenta gotas llegan las personas que han decidido desplazarse hasta el cementerio de El Salvador para visitar las tumbas y nichos de sus muertos. A pesar de ser 1 de noviembre, día de Todos los Santos, el camposanto permaneció ayer medio vacío, incluso al mediodía, momento del día preferido otros años por las familias para acercarse. "Muy poquita gente, incluso menos que un día normal", se comenta en los corrillos. Cierto que la pandemia ha escalonado las visitas a los cementerios y que quienes no faltan cada año a la cita con sus seres fallecidos llevan acudiendo desde el lunes para depositar flores y orar. Aun así, el run run general en torno a los nichos y columbarios es que la afluencia ha sido menor a la de otros años. Ni tan siquiera es necesario controlar el aforo, a pesar de que hasta Cruz Roja ha decidido desplegar un dispositivo preventivo para informar y prevenir posibles contagios; un dispositivo formado por un puesto sanitario y dos brigadas que recorrieron el camposanto recordando las medidas de prevención anti covid.
A diferencia del de Santa Isabel, donde las construcciones son particulares, en El Salvador son municipales. No obstante, en ambos casos cabe hablar de concesiones administrativas de un derecho funerario por un tiempo limitado. Mientras Santa Isabel lo recorren ciudadanos atraídos por sus panteones o por la propia disposición del recinto e incluso en época normal se abre a visitas guiadas, quien se acerca a El Salvador no lo hace desde una perspectiva cultural o artística sino para honrar la memoria de sus difuntos.