- En Álava, hablar de arqueología es hablar de Armando Llanos Ortiz de Landaluce. Su labor al frente del Instituto Alavés de Arqueología desde su fundación en 1957 ha marcado el paso de la investigación y la divulgación en el territorio durante las últimas décadas. Hoy, a las 12.00 horas, Llanos recibirá en Artium, de manos del diputado general, la medalla de Álava como reconocimiento a su trayectoria.
¿Cómo recibió este reconocimiento cuando se lo comunicaron, allá por el mes de enero?
-Con sorpresa, y muy agradecido con la Diputación por haber pensado en mí. Uno nunca piensa que le van a llamar para anunciarle que le han concedido la medalla de Álava.
Desde entonces hasta hoy muchas cosas han cambiado.
-Realmente sí, la concesión fue a principios de año y con el ritmo normal la intención era haberlo entregado el día de San Prudencio en la recepción que se hace a la sociedad alavesa, pero por lo que todos conocemos no pudo ser y ahora por fin tendremos ocasión de acudir al acto.
¿Este tipo de galardones sirven para echar la vista atrás y reflexionar sobre lo vivido?
-Sí, indudablemente. Piensas si estos merecimientos que consideran que tengo son verdaderos o no, y si hecho algo para merecerlos.
¿De qué se siente más orgulloso de toda su etapa al frente del Instituto Alavés de Arqueología?
-Orgulloso no sé, pero sí creo que lo que tiene más interés de lo que hicimos, sin entrar en cuestiones de nivel personal y de investigación, es haber creado muchos espacios y facetas para estar orgullosos, y que a día de hoy el Instituto Alavés de Arqueología esté pujante, trabajando y con los mismos intereses y espíritu con el que se creó, por lo que ha sido básico para la investigación arqueológica en Álava.
¿Qué hubiera sido de la investigación arqueológica en Álava si ustedes no hubieran fundado el Instituto en 1957?
-Se hubiese cubierto el hueco de alguna forma, tampoco hay que pensar que o nosotros o nadie. Lo que no sé es si estaríamos al mismo nivel, o si se hubiese llevado los mismos ritmos de trabajo, de conocimientos... Lo que sabemos es lo que hay. Partimos de la nada al principio y supimos darle otro enfoque, más pensado, con más mesura, marcando unos espacios y ritmos de trabajo que se han ido cumpliendo y siguen en desarrollo.
¿El apoyo institucional al Instituto Alavés de Arqueología ha sido constante desde su creación?
-En tantos años ha habido de todo. Hubo épocas en las que sí, pero después hubo muchos intereses en que el Instituto Alavés de Arqueología incluso desapareciese. No diría que tuvimos que luchar a capa de espada para evitarlo, pero sí defender los pensamientos que teníamos de lo que tenía que ser la investigación y la protección del patrimonio arqueológico, teniendo siempre en cuenta que el Instituto es una entidad sin ánimo de lucro, que no recibe una cuota fija.
¿Cómo está afectando la pandemia a la investigación arqueológica?
-Está afectando sí, aquí no se salva nadie. Se paraliza la arqueología de intervención, se priorizan otros espacios de atención social... Indudablemente nadie nos hemos librado. Pero hay momentos en los que a lo mejor hay que cambiar los tiempos respecto a los que tienes en unas circunstancias normales, y tienes que dedicar tiempo a otros espacios, haciendo por ejemplo un mayor desarrollo del conocimiento del patrimonio, con visitas a yacimientos y espacios arqueológicos alaveses. Son cosas que se siguen haciendo con las limitaciones que marcan las normas sanitarias, con reducción de visitantes, pero en todas las salidas que se están haciendo ha habido siempre listas de espera, y cada vez más. Incluso estamos pensando que a lo mejor habría que duplicar estas visitas. La sociedad va muchas veces por delante de lo que prevemos y hay que buscar fórmulas para cumplir con esas inquietudes.
¿A los alaveses nos preocupa nuestro patrimonio?
-Bueno, yo pondría a los alaveses al mismo nivel que a la sociedad en general. Yo creo que sí, que cada vez hay un mayor interés. No sé si demasiado, o todo el que quisiéramos, pero indudablemente hay un mayor interés. Y más en estos momentos en los que hemos pasado al kilómetro cero en todo. Como no podemos marcharnos a ver Capadocia nos vamos a las cuevas artificiales de Trebiño. Se está reestructurando el conocimiento. En vez de ir a conocer sitios lejanos, hay lugares cercanos magníficos, con características similares y muy interesantes, que aquí los tenemos a media hora de casa y son absolutamente desconocidos.
¿Cómo ve el futuro de la profesión? ¿Hay relevo?
-Hay un relevo muy cualificado y con unas ideas muy claras. Universitarios que están haciendo muchas tesis doctorales y a los que están sirviendo todos los trabajos que habíamos hecho estos años para elaborar esas tesis. El trabajo que ha hecho el Instituto Alavés de Arqueología durante tantos años están sirviendo como base para poder elaborar trabajos más concretos ahora.
Además de la arqueología ha tenido otras inquietudes en su vida. Sin ir más lejos, usted fue un pionero de la promoción turística en Álava.
-Fuimos los primeros en hacerlo de una forma organizada. Especialmente porque el patrimonio que tenemos en Álava queríamos darlo a conocer, que se encontrasen facilidades para visitarlo, que se le diese visibilidad, y no sólo aquí en Álava sino fuera. Creamos, también de una forma altruista, Protur Álava, y durante muchos años se llevó la batuta. Hasta que las instituciones consideraron, como siempre, que eso era un patrimonio que ellas tenían que gestionar. No sé si se ha gestionado mejor o peor, lo que sí sé es que no se ha llegado al nivel que habíamos llegado en aquellos momentos iniciales, en los que no había nada. Tuvimos que estructurarlo todo, ir a ferias internacionales... Todo eso se pudo hacer, ahí sí que con el apoyo de las instituciones, sobre todo de la Diputación, que tuvo un apoyo decidido y vio con buenos ojos que era una cosa seria. Después intervinieron otras instituciones que quisieron acaparar de alguna manera la gestión.
¿Y ha conseguido Álava hacerse valer en materia turística?
-Creo que estamos en ello, y veo que cada vez se hace de una forma más decidida. Tenemos los ejemplos de la catedral y de las salinas, donde hay un apoyo decidido y concreto a algo que realmente lo merece.
¿Qué futuro le espera a la investigación y la arqueología en Álava a unos años vista?
-Queda por hacer muchísimo. Lo que hace falta, y creo que se está en ello, es elaborar planes concretos a medio y largo plazo. El conocimiento no se obtiene a salto de mata, de repente, sino con unos programas elaborados y pensados que se puedan desarrollar de una forma decidida.
"En una época hubo muchos intereses para que el Instituto Alavés de Arqueología desapareciese"
"En todas las visitas que se hacen ahora para conocer los yacimientos arqueológicos alaveses hay lista de espera"