inalmente, la carretilla de El Fogón alavés, cargada de productos del territorio, entró en la plaza donde se encuentra la catedral de León, tras haber cubierto los 180 kilómetros que separan esa ciudad de la de Burgos y después de innumerables experiencias humanas vividas con los peregrinos, con las gentes de los pueblos y hasta con alaveses encontrados en la ruta jacobea.
El popular Miguel García, embajador enamorado de todo lo alavés, ha cumplido el reto que se había propuesto de seguir realizando el Camino de Santiago empujando la carretilla cargada de productos de la tierra: quesos, embutidos, vino, txakolí, sidra, cerveza, sal de Añana, patatas alavesas, leche, café… apoyado por numerosas firmas comerciales y por DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y ondeando las banderas de Álava, el Alavés, los colaboradores y la ikurriña.
El proyecto del viaje abarcaba Belorado-Burgos, con la idea de seguir hasta León empujando la carretilla. En la primera parte, hasta la capital burgalesa, sufrió los peores días de calor de este verano y en esa ciudad tuvo que aceptar un descanso a causa de un principio de insolación y un fuerte agotamiento a causa del calor.
El incidente no le atemorizó. Recuperado durante un fin de semana en Álava, retomó el camino con más fuerzas que nunca y con ganas de hacer un promedio de 30 kilómetros diarios, algunos con fuertes chaparrones, como así lo hizo, ya que en cinco días se plantó en León.
En medio han quedado muchas historias. “La gente en los pueblos te recibe con curiosidad, pero enseguida se congenia, sobre todo después de compartir un poco de queso con vino, txakoli o lo que les apetezca”, contaba Miguel. Lo mismo ocurría con los peregrinos: “hay algunos que van muy encerrados en ellos mismos, porque al fin y acabo hacen el camino para pensar, pero otros agradecen un rato de charla y terminas haciendo amigos de todas las partes del mundo”.
Además, lograba también su objetivo, que era promocionar los productos alaveses. “A todo el mundo le ha sorprendido la calidad y variedad de productos de nuestra tierra. Muchos han tomado nota de estos productos para buscarlos en los lugares donde viven al regresar, porque les han encantado”.
Algunos los tendrán bien cerca. Y es que, el viernes, a su llegada a León, con una discreta pero innecesaria vigilancia de la Policía Nacional hasta la plaza de la catedral, se encontró con dos peregrinos a bicicleta, que resultaron ser de Vitoria. Tal y como es Miguel García, enseguida se pusieron de charla y hasta encontraron amigos y lugares comunes, así que para que pudieran acometer el tramo hasta Santiago, El Fogón de Álava les regaló un queso, que ellos, después, han compartido con peregrinos de otros lugares: “porque se trata de eso, de que hablen de nuestros productos y que los busquen para disfrutarlos porque en Álava tenemos una gran variedad de alimentos hechos con calidad y con cariño”, señala.
Pero también se ha ido encontrando algunos problemas, como el hecho de que en los albergues han tenido que aplicar los aforos por seguridad sanitaria y en muchos lugares era imposible encontrar alojamiento por esa razón, pero “eso son problemas del momento que nos está tocando vivir. Lo cierto es que todo el camino tiene unos fantásticos albergues y espero disfrutarlos en un futuro, cuando vaya a completar el camino entre León y Santiago de Compostela llevando los productos alaveses y compartiendo las cosas buenas de nuestro territorio”.
“La gente en los pueblos te recibe con curiosidad, pero enseguida se congenia, sobre todo con un poco de queso y vino”, asegura