uince de agosto de 1965. Amurrio vivía el día de su patrona con la tranquilidad y religiosidad propia de un tiempo en el que los bolsillos, con una dictadura de fondo, tenían poco dinero para gastar y en el que había que pedir permiso hasta para poder beber en la calle. Entonces, dos grupos de jóvenes acompañados por un burro aparecieron bailando y cantando proclamas reivindicativas que pedían la traída del agua al pueblo. Se hacían llamar Los Grajos y Los Cornúpetas, y no eran conscientes de la auténtica revolución que, con su acto, iban a dar a las fiestas de su pueblo, pero así fue. La simpática protesta no cayó en saco roto en las mentes de los por aquel entonces gobernantes municipales que, para el año siguiente, convocaron el primer concurso de cuadrillas con la intención de revitalizar un programa festivo más acorde a los aires de cambio que comenzaban a soplar, aunque la democracia no se instauraría hasta una década después.
En aquel desfile de carrozas de 1966 tomaron parte Los Grajos, ya con el nombre de los actuales Euskotarrak, y Los Cornúpetas, hoy Trot-Art, así como El Follón y Los Intocables, que no han llegado a nuestros días. Sí lo han hecho, en cambio, Dantza Lagunak, desde 1967; Herriarenak, desde 1978; El Boli, desde 1988; y -aunque por el camino también se quedaron Alaitasuna y Aldunak- Txabolakoak, desde 2017. Ellas son las verdaderas protagonistas de las fiestas patronales de Amurrio, cuyos representantes no podrán salir esta tarde a la balconada de la Casa Consistorial para saludar a sus convecinos tras el lanzamiento del txupinazo.
Tampoco se producirá la lectura del pregón ni la llegada de Iguarrako. El híbrido, mitad pájaro mitad reptil, que fue creado en 1990 por Aitor Aldama, a iniciativa de las dos primeras cuadrillas festivas (Euskotarrak y Trot-art) que, con motivo de sus bodas de plata, instauraron así en la villa ayalesa la tradición alavesa de descender mascotas durante las fiestas.
Y es que, el prehistórico personaje ha cedido también ante el maldito bicho que nos viene aguando la fiesta desde el pasado mes de marzo y, esta edición, ha decidido plegar alas y seguir hibernando, por lo menos un año más. Con él lo hará también la programación cultural que anunció el Ayuntamiento a principios de este mes para tener presentes, aunque en pequeño formato y adaptada al protocolo anti covid-19, lo que ya se ha dado en denominar no fiestas, ya que los festejos de Nuestra Señora de La Asunción y San Roque como tales llevan suspendidos desde mayo. para los días 13, 14, 15, 16 y 17 de agosto.
Desde el área municipal de Fiestas se ha editado un vídeo (se puede ver en el canal municipal Galeria de YouTube) en el que un Iguarrako guardado queda a la espera de tiempos mejores y a miembros de las cuadrillas de fiestas retirando de balcones particulares banderas y pañuelos festivos, así como recogiendo y guardando para el año que viene sus respectivos trajes.
En grande, Iguarako sobrevuela la plaza en 2019, una imagen hoy impensable. A su lado, el ganadero Joseba Ibarrola, estampa del día de la Virgen y degustación de setas. Arriba, danzas y txosnagune. En la página anterior, traslado del patrón y baile de gigantes.