- No serán pocos los comerciantes vitorianos que han dudado entre levantar la persiana o irse de vacaciones durante las fiestas, en esta situación de pandemia en la que es muy difícil predecir como se comportará el consumo. Por un lado, muchos gasteiztarras han optado por quedarse en casa y dedican los días a pasear por el centro. Por otro, el coronavirus ha incidido en el turismo y Vitoria, con las fiestas suspendidas, no ha recibido tantos visitantes como en años anteriores.
Ayer la percepción era desigual en los comercios del centro de la ciudad. En Paso de cebra, tienda de ropa de mujer en General Álava, Aída de Vicente estaba "contenta" con el desarrollo de la mañana. "Hay gente, pero poca sensación de fiestas. Se ve sobre todo clientela del día a día, no mucho turismo". También trabajaban con cierto ritmo en Casa Viva, comercio de utensilios del hogar de la calle San Antonio en el que María Domínguez constataba que "los vitorianos han salido menos, hacen turismo local y se nota". De hecho, afirmaba, "la gente está animada, sale y compra, más que otros años en fiestas".
En Frinsa, comercio de conservas abierto recientemente en la calle Postas, justo al lado de la plaza de la Virgen Blanca, Sabina Montalvo se mostraba satisfecha con la marcha de la jornada. "No se nota diferencia con respecto a un día normal", señalaba. Además, en su caso sí reciben turistas, a los que se suman aquellos vitorianos "que no podían salir, ahora han vuelto al centro y han descubierto que estamos aquí".
Muy cerca, en la esquina de la plaza del General Loma y la calle Prado, se ubica Modas Ibáñez, desde donde Yolanda Fernández de Retana y su compañera Amaia perciben una importante afluencia de público por el centro, pero no muchas ventas. "A las mañanas temprano se ve mucho movimiento por aquí, pero de tienda poco", señalaba Yolanda, que con respecto a otros años en estas fechas sí constataba una menor presencia de turistas. "Estamos en el centro neurálgico de la ciudad y se está notando que ha bajado un montón", apunta.
Un caso especial es el de Confecciones Pinedo, referencia en la ciudad en lo que a ropa festiva se refiere. Con La Blanca suspendida, en este comercio centenario apenas hay movimiento. "El folklore es una de las secciones mas importantes durante todo el año y en fiestas es el oxígeno económico del ejercicio, pero no hay gente", lamentaba Josu Ruiz de Pinedo.
Un 10% menos de ventas. Los datos del Eustat con respecto al comercio minorista alavés en el segundo trimestre del año, dados a conocer este mismo mes de agosto, apuntan a una caída del 10% con respecto al mismo periodo de 2019, menor a la del 15,5% registrada en el conjunto de Euskadi. Queda así cuantificado el efecto del confinamiento en un sector especialmente castigado en esas semanas en ámbitos como las prendas de vestir y el calzado, los libros, los artículos de papelería o los deportivos.