- La solemnidad, resplandor y luminosidad que aporta cada noche del 4 de agosto la Procesión de los Faroles por las calles céntricas de una Gasteiz desatada en fiestas, se quedará este año a oscuras y sin celebración al igual que el resto de eventos del programa de La Blanca 2020 por causa de la pandemia. El azote del coronavirus se ha llevado por delante el ilusionado trabajo y esfuerzo realizado los meses precedentes por la Cofradía de la Virgen Blanca para convertir la procesión de este año en una ocasión singular y celebrar los 125 años desde su primera edición.

Desde 1895 se viene repitiendo de forma puntual este recorrido que aúna luz y religiosidad. Han sido contadas las ocasiones en las que no ha salido a la calle, la mayoría de ellas por cuestiones vinculadas a la climatología y para preservar el valor y belleza de todos los elementos. Fruto de este apagón obligado por el covid-19 los doce nuevos elementos procesionales, diez faroles Ave María, un Pater Noster y un Ave MaríaPater NosterGloria y descuentan ya los días que restan para lucir con más fuerza si cabe el 4 de agosto de 2021.

Este contratiempo no ha mermado los ánimos de todos los integrantes de la Cofradía de la Virgen Blanca, que en estas jornadas previas están cumpliendo los rituales de otros años. El lunes vio la luz un nuevo ejemplar de su revista La Hornacina y ayer le tocó el turno al pañuelo conmemorativo de este 125 aniversario y al correspondiente postre elaborado para endulzar tan singular ocasión. El Museo de los Faroles fue el solemne escenario donde, siguiendo todas las medidas de precaución, se llevó a cabo la presentación y ante la atenta mirada del alcalde, Gorka Urtaran y la primera teniente de alcalde, Maider Etxebarria. Correspondió al abad, Ricardo Sáez de Heredia, aludir a las motivaciones de “pulmón, corazón y dolor” que imprime la cofradía este año a los actos religiosos que va a llevar a cabo “todos ellos siguiendo las normas de seguridad que marcan las autoridades”, concretó.

Anudado al cuello llevarán el pañuelo rojo conmemorativo de este aniversario presentado ayer. Se trata de un anagrama que tiene presentes los faroles originales, en 1895, y los últimos añadidos a la procesión, en 2020, mediando entre ellos una coloreada cifra alusiva a los 125 años transcurridos. “Se trata de una composición obra del diseñador Hugo Musitu”, explicó Sáez de Heredia. Se ha realizado una tirada de un millar de unidades que están a la venta para todos los cofrades y se pueden reservar vía telefónica por un precio de seis euros. Ese mismo logotipo se ha trasladado también a un vistoso pin para todos los amantes de este tipo de colecciones y que también se puede adquirir por 3 euros.

Después de unos meses tan duros generados por la pandemia, la Asociación de Pasteleros y Confiteros Artesanos de Álava desveló también ayer su último producto. Se trata de un “farol dulce del 125 aniversario de la procesión de los faroles”, explicó su presidente, Luis López de Sosoaga. A diferencia de otras ediciones de La Blanca, donde la fiesta primaba a lo largo de las cinco jornadas este especial “se va a celebrar con dulce solo. El dulce da vida”, dejó como reflexión entre los presentes el veterano confitero.

Con una forma rectangular en clara alusión a los faroles, López de Sosoaga ha elaborado este nuevo postre con una “base de hojaldre a la que se añade una crema de almendras, merengue, crema y guindas”, relató el artesano ante las ganas de probarlos por parte de la veintena de personas presentes en el acto. Saldrán a la venta el próximo 8 de octubre con un precio que rondará los 8 euros.

El primer edil, Gorka Urtaran, tomó después la palabra para ensalzar la labor de la Cofradía para “mantener vivo el patrimonio de Gasteiz”. Aludió después a las “ganas con las que nos quedamos de celebrar la procesión este año, pero este 2020 nos toca protegernos y evitar situaciones de concentración del ciudadanos”, concluyó antes de saborear unas bandejas del nuevo postre elaborado para la ocasión.

Covid-19. El próximo sábado a las 12.30 horas, la Catedral de María Inmaculada, acogerá la solemne misa en memoria de todas las personas que fallecieron en Vitoria-Gasteiz y en el conjunto de Álava tras la declaración del estado de alarma el pasado 14 de marzo de 2020. La eucaristía será presidida por el obispo de Vitoria, que estará acompañado por toda la curia diocesana encabezada por el vicario general, Carlos García Llata. Ante la dolorosa situación provocada por la pandemia y las consecuentes medidas impuestas por las autoridades para frenar los contagios y evitar la propagación de la covid-19, muchas familias no pudieron despedir a sus fallecidos con una ceremonia religiosa. Pasado este tiempo y sin el estado de alarma, la diócesis de Vitoria quiere rendir un sentido homenaje público a quienes han fallecido en este tiempo en el conjunto de la provincia, arropar a sus familiares y amigos.