as restricciones a la movilidad impuestas por el estado de alarma vivieron ayer su segundo examen en Álava. Fue la primera jornada laborable desde que esta situación de excepcionalidad ha alterado la vida de la población y, como cabía esperar, las calles del territorio permanecieron semivacías durante toda la jornada, aunque con excepciones. Porque fueron todavía miles los trabajadores que tuvieron que desplazarse a sus puestos habituales, lo cual tuvo su reflejo en las habituales horas punta, y la apertura generalizada de los supermercados y de otros negocios permitidos por el decreto del Gobierno central sacó también a la calle a numerosos vecinos. Todos ellos, pero también quienes han comenzado a 'teletrabajar' desde casa, niños, jóvenes y mayores, tratan de acostumbrarse a esta situación inédita.
Calles y plazas habitualmente concurridas cualquier lunes, como las del centro de Gasteiz o las del Casco Viejo, presentaron como el domingo un aspecto desconocido. Las únicas concentraciones puntuales de población se produjeron en algunas tiendas de alimentación y farmacias, aunque también han sido numerosos los negocios que pueden abrir sus puertas estos días y han decidido no hacerlo. "Yo no quiero porque nadie te garantiza seguridad. Ni mascarillas, ni guantes, ni nada. Así que por seguridad me quedo en casa", aseguraba a este periódico la copropietaria de un céntrico estanco de la capital alavesa. La limitación de la movilidad también tuvo su impacto en las carreteras de la provincia, que dejaron una imagen de irreconocible tranquilidad.
De vuelta a los cascos urbanos, quienes salieron a la calle en pareja o en grupo o no lo hicieron para cumplir con alguna de las necesidades básicas que delimita el estado de alarma volvieron a ser apercibidos, como anteayer, por patrullas de la Ertzaintza y la Policía Local. Fuentes del Departamento vasco de Seguridad confirmaron que, por el momento y en la mayoría de los casos, los agentes se encuentran en una fase de "comunicación y advertencia" a la ciudadanía, aunque ya se han abierto los primeros expedientes sancionadores "en algún caso flagrante" de incumplimiento del estado de alarma.
Mientras tanto, el Ayuntamiento de Gasteiz suspendió desde ayer y "hasta nuevo aviso" el sistema de aparcamiento regulado de la ciudad (OTA), lo cual supone dejar sin efecto las limitaciones de tiempo de estacionamiento de vehículos en las calles del centro. De la misma forma, el Consistorio ha desactivado la regulación de los parkings de pago del centro cívico Aldabe y de la plaza de la estación de Renfe.
El muy escaso movimiento de la jornada se trasladó precisamente también a las estaciones de tren y de autobuses de la ciudad, que han visto minimizados drásticamente sus servicios tras la entrada en vigor del estado de alarma. Renfe, por ejemplo, ha reducido las plazas disponibles en sus ferrocarriles entre un 50 y un 85% -en función del tipo de tren- y las compañías de autobús han reajustado sus frecuencias a la demanda real de viajeros. Por el contrario, tras funcionar ayer con horario reducido, el tranvía de Gasteiz y los autobuses urbanos recuperarán hoy martes su horario habitual para dar respuesta a la demanda en las horas 'calientes'. La jornada volvió a concluir con el sentido aplauso de miles de ciudadanos al personal sanitario desde sus balcones.