salinas - El Valle Salado de Añana ya tiene su historia escrita. Al menos la de los últimos 7.000 años, aunque a 5.000 de ellos aún le faltan muchos restos cerámicos y de otro tipo que irán saliendo en las excavaciones que se llevan a cabo cada vez que se va a rehabilitar alguna zona de las salinas.
El autor de este trabajo es Alberto Plata Montero, responsable de cultura y comunicación en la fundación Valle Salado. Antes de acceder a esa responsabilidad en 2010 formó parte del grupo de investigación en Patrimonio construido de la UPV/EHU. En 008 se doctoró con una tesis del Valle Salado de Añana y fue gerente de Gestión de paisajes culturales y miembro del consejo de Qark.
La comunidad de propietarios del Valle Salado de Añana-Una historia de leyenda es el título del libro que ayer se presentó en la sala de usos múltiples del Valle Salado, con asistencia de más de un centenar de personas, la mayor parte salineros o ciudadanos vinculados a lo que ya está demostrado que es una de las salinas más antiguas del mundo y la primera entre las que han mantenido su producción con el paso del tiempo: 7.000 años de momento.
La presentación corrió a cargo del nuevo gerente de la fundación Valle Salado, Daniel Solana, que sustituyó en octubre a Andoni Erkiaga en medio de los actos de celebración del décimo aniversario de la puesta en marcha de la fundación, que tenía en la presentación de este libro el punto y final a un extenso programa de actos. Solana recorrió brevemente la historia de la "sal y del valle, de los reyes, los emires, los francos y tribus de todo orden, porque Salinas de Añana ha sido un punto de encuentro de todo tipo de culturas, de conflictos, de intereses y de momentos realmente apasionantes".
Destacó también, en cuanto al autor, Alberto Plata, que "si alguien no se dedica a recoger la historia perderíamos la identidad de los que sois de Salinas y de los que estáis vinculados con el valle". Y recordó que esa identidad y lo que hay en el valle han sido merecedores de reconocimiento internacional, entre ellos ser uno de los enclaves de turismo industrial más importantes del mundo. Por su parte, Valentín Angulo, presidente de la comunidad de caballeros herederos de las reales salinas de Añana- Gatzagak, destacó que el libro es un paso muy importante en la recuperación y difusión del archivo histórico de los caballeros, una de las asociaciones más antiguas de nuestro país. A continuación, Alberto Plata fue desgranando los contenidos de los diez capítulos en los que está repartida la historia y la documentación del Valle Salado de Añana, de la comunidad que lo habitó y que allí vivió.
Explicó que el fundamento del libro, de la historia de los salineros no es de cuando está fechado el primer documento que existe sobre este lugar, en el año 822, sino que abarca desde el 5.300 antes de nuestra era. "El problema es de los 6.000 primeros años no hay ni una sola letra escrita, sino que se soporta en lo que aparece en las excavaciones arqueológicas". Y es que todo el valle, desde Entrambasaguas hasta los manantiales es un yacimiento arqueológico, que está debajo de las eras, por lo que "solo vamos conociéndolo cada vez que trabajamos en ellas". En este sentido, detalló que en el suelo, en las excavaciones, van apareciendo restos de todas las épocas, tanto de cerámica como de madera, "hay miles de fragmentos de cerámica en el valle, tanto romanas, como del calcolítico, hachas de piedra y otras cosas sorprendentes porque la sal lo conserva todo, como restos de las maderas que se utilizaban en la elaboración de la sal hace 5.000 años en las que se han mantenido las marcas de las herramientas de cuando las cortaron. Esto ha permitido retrotraer la historia de la explotación de la sal en Añana hasta el 5.300 antes de nuestra era, uno de los más antiguos del mundo, ya que el que lo es más es de 5.700.
testimonios Con los testimonios de las excavaciones y la colaboración de un equipo de personas, de los archivos de Álava y Vitoria y de los propios de la fundación y de los caballeros se ha podido escribir esa historia. Con una primera parte dedicada a la prehistoria y hasta la aparición del primer documento, que se conserva en el monasterio de San Millán de la Cogolla, en La Rioja, uno de los del más de medio centenar de monasterio que tuvieron eras en propiedad en Añana, llega en el estudio hasta el siglo XI.
Le siguen las épocas de los intervencionismos de los reyes entre los siglos XII a XV, hasta llegar al monopolio de la sal que abarcó del XVI al XIX, fecha esta última que inició la época más complicada de la historia del valle: la crisis de la sal a causa de la industrialización, la venta de las eras de los propietarios (empresarios, obispos, ministros?) a los trabajadores, la competencia que se desató entre ellos y que dañó tanto al negocio, porque el mayor beneficio se lo llevaba el intermediario y no el productor. Y así hasta la llegada del movimiento obrero y de las protestas que hubo hasta que la muerte de un trabajador en las eras llevó a los propietarios a regular las condiciones de trabajo y los salarios en las salinas. Todo aquello tampoco solucionó el futuro y ante la ruina inminente de ese enorme patrimonio histórico y cultural se llegó a la elaboración, por parte de la institución foral, de un plan de recuperación y a la creación de la fundación Valle Salado de Añana. Toda la historia se soporta en los documentos que existen y en las numerosas informaciones de la prensa, tanto actual como desde comienzos del siglo XX.
En medio de todo ello, en el siglo XVI, se creó la comunidad de caballeros herederos de las reales salinas de Añana y gracias a ello y al celo por guardar toda la documentación de actas y otros, la historia del valle está bien documentada, aunque Alberto Plata lamentó la desaparición de algunos documentos importantes de su historia.
Como era de esperar, el autor dedica un extenso capítulo a las ordenanzas de la comunidad, aunque no sobre el primer documento, ya que es uno de los que han desaparecido y, a continuación, repasa el listado de los diputados de la comunidad, el libro maestro del reparto del oro líquido que era la salmuera; la figura, ya desaparecida de los guardianes de la salmuera y el control del tiempo, el reloj de la torre que marcaba tiempos de trabajo y que aún se conserva; la normativa del cuidado de los límites de la salina y la relación de propietarios que ha tenido desde su constitución.
El libro concluye con una amplia colección de fotografías, la mayor parte de ellas propiedad de la comunidad, pero que se prestaron a la fundación para su digitalización y una extensa bibliografía relacionada con el Valle y la sal. La obra se ha editado por la fundación Valle Salado y la comunidad de caballeros herederos de las reales salinas de Añana.