en Agurain perviven tradiciones desde tiempos inmemoriales pese a la desidia y al olvido de algunos. Así, este fin de semana los miembros del grupo Atseden Taldea de la localidad alavesa, con un personaje ataviado con el típico traje de obispillo, han salido a la calle para festejar el día de San Nicolás de Bari. “La festividad fue el pasado fin de semana, pero al coincidir con el puente decidimos posponerlo una semana para que haya más gente”, explicó Ainhoa Bernardo, monitora en Atseden Taldea de Agurain.

El santo fue durante la Edad Media el patrón de la infancia y de la juventud desfavorecida y los miembros de Aguraingo Atseden Taldea mantienen viva hoy una tradición que tiene su origen en la localidad a mediados del siglo XIX. Los y las integrantes de Atseden Aldea se reunieron en la casa cural de Agurain para revivir la ancestral tradición. Entre todos eligieron al niño, aunque las tradiciones han cambiado y desde hace unos años también las chicas encarnan la figura del obispillo. En ese caso, por segundo año consecutivo ha sido Ausín Gaspar, de 12 años.

Uno de los momentos más emotivos de la jornada fue cuando el pequeño que encarnó al obispillo acudió a casa de Arantza Campo a vestirse. Hasta hace unos sietes años siempre se iba a la casa de Azkarraga, frente a la iglesia de Santa María, donde Marcelina esperaba ansiosa la llegada del pequeño para vestirlo con la túnica y los demás abalorios.

La fiesta, que no ha sufrido demasiadas alteraciones con el paso del tiempo, fue introducida en Agurain a mediados del siglo XIX por María Nicolasa Bustamante Ruiz de Luzuriaga, proveniente de Gipuzkoa. La costumbre pasó a la casa de Azkarraga, donde se han conservado los trajes aproximadamente 70 años hasta que Arantza se ha hecho cargo de mantenerlos a buen recaudo. Varios juegos de sotanas, sobrepellices, capas, mitras y báculos conforman la colección atesorada a lo largo de los años y que han vestido orgullosos los y las pequeñas aguraindarras.

En la antigüedad, la elección del personaje corría a cargo del maestro, que optaba por uno de los alumnos más aventajados. Hoy, sin embargo, es Aguraingo Atseden Taldea el grupo que mantiene viva la tradición. Atrás han quedado los años en los que el obispillo se dirigía a la iglesia de San Juan empuñando el báculo en busca de la comitiva para escuchar misa en honor al “patrón de los niños”. Este fin de semana se han limitado a visitar las dos residencias de ancianos de la localidad y a entrar en algún bar para recibir viandas con las que preparar una merienda o recaudar dinero para un fin solidario.

Antaño, el niño elegido obispo iba acompañado de dos coleros que sujetaban la capa, dos cesteros que llevaban regalos en especie y dos bandejeros para las ganancias en metálico. Hoy, en cambio, todos le acompañan de igual manera. Este año, las paredes de las estrechas calles del Casco Histórico de Agurain volvieron a retumbar con los alegres cánticos de los más pequeños que repetían sin cesar. “San Nicolás coronado, que el obispo es muy honrado, si nos dais o no nos dais, aquí no nos detengáis, porque somos escolanos del glorioso San Nicolás. Aquí estamos cuatro, cantaremos dos: una limosnita por amor de Dios”. Una copla al santo a cambio de dinero o comida. La cantidad recaudada irá destinada a un fin benéfico.