Vitoria -Vitoria baja la persiana tras La Blanca. Calles, avenidas, parques y carreteras más vacías de lo habitual y una ciudad más callada y alejada del ruido constante recuerdan que en agosto las ciudades cierran por vacaciones y, junto a ellas, también los establecimientos.
Si bien muchos de los comercios de Vitoria han decidido colgar su cartel de Nos vamos de vacaciones, otros se mantienen de guardia para abastecer a los ciudadanos que no se han ido. Es el caso de Mendia Optika. Esta tienda, que forma parte del paisaje de la Virgen Blanca desde 1956, es fiel a sus clientes y no baja la persiana tampoco durante este mes, “para poder dar un servicio completo y cubrir las necesidades de a nuestros clientes y turistas”, explica a este periódico el oftalmólogo Javi García. Su compañera, Leire Ajuria, que lleva 20 años cuidando de la salud visual de los vitorianos, le respalda: “A algún cliente se le puede romper las gafas o necesitar lentillas...”, comenta. Por la ubicación de la tienda en pleno centro, estos compañeros no tienen la percepción de una ciudad vacía, aunque sí que reconocen que tras las fiestas ha bajado un poco el ritmo de trabajo. “En La Blanca hemos tenido bastante gente, pero sí es verdad que desde el 10 hasta el 26, más o menos, si hace mucho sol, el trabajo cae un poco, por lo menos hasta las seis o siete de la tarde no empieza a venirnos gente”, confiesa Leire. Pero ir, van, asegura.
De hecho, Leire recuerda que los veranos de hace veinte años eran mucho peores que los de ahora. Con poco más de dos cafeterías abiertas y alguna tienda, “agosto estaba súper muerto, se podía aparcar el coche en cualquier sitio y no había gente por ningún lado, eso sí eran malos agostos”. En cambio, ahora, y en su opinión, “desde hace ocho o diez años, la gente no se coge cuatro semanas de vacaciones, se van o la primera quincena o la segunda y aquí, donde estamos nosotros, siempre se ve movimiento de gente, turistas, el tren chuchú que se llena hasta arriba, visitas guiadas? siempre hay gente”, asegura con rotundidad.
Lo que Mendia Optika sí ha hecho en su tienda de la Virgen Blanca y Olaguíbel, al igual que la mayoría de establecimientos que se quedan abiertos, es modificar el horario. El de la mañana lo mantienen igual, pero a la tarde, en lugar de abrir a las cuatro y media lo hacen a las cinco, y no cierran a las ocho y cuarto sino que lo alargan quince minutos más. El motivo lo tienen claro. “Como la gente sale más tarde de su casa y no viene hasta tarde, mantenemos la tienda un poco más abierta”, concluyen los oftalmólogos Leire Ajuria y Javi García.
A escasos metros de distancia, y tras encontrar algunas tiendas cerradas a su paso, Arantza, la propietaria de la tienda de ropa Wilco (General Álava, 1) dobla la ropa con entusiasmo. Ella tampoco va a cerrar su establecimiento en estas fechas. Según dice, además, es un mes en el que le gusta trabajar por la tranquilidad que ofrece la ciudad: “En agosto se trabaja muy a gusto porque hay menos gente que habitualmente y es una buena oportunidad para hacer todo el cambio de temporada... se trabaja bien”. Además, la propietaria de esta tienda también considera que las tiendas abiertas ofrecen otra imagen más alegre de la ciudad a los turistas. “Creo que no es bueno que se cierren los comercios este mes; es bueno que estemos abiertos porque los turistas que vienen tienen que llevarse una sensación buena de Vitoria y si todo el comercio está cerrado?”. Por eso, ella ni se lo plantea y seguirá al pie del cañón todo el mes. “La sensación de trabajar en estas fechas es muy relajada; hay menos tráfico, menos ruido? y, además, tampoco paramos porque estamos constantemente organizando la tienda o vendiendo? un poco de todo, pero a la vez estás con el talante más relajado”, detalla.
En otra zona de Vitoria, y algo más alejada del centro, la Avenida de Gasteiz parece estar desolada. Algunas tiendas todavía se mantienen abiertas al público, aunque se ve mucha menos afluencia de gente. Es el caso de la tienda Marisol de moda infantil. Marta todavía atiende a los pocos clientes que quedan, pero lo hará sólo durante unas horas más. “Cerramos por vacaciones”, asegura. El motivo: la falta de gente. “La primera semana del mes sí que tenemos clientes porque vendemos trajes regionales, pero luego tras las fiestas las ventas caen bastante”, asegura a este periódico. El motivo de este desplome, según considera, es que “la gente se marcha de vacaciones y esto se queda vacío”. La última semana de agosto vuelven con las pilas cargadas, y regresan, según opina, junto al resto de los vitorianos. “En esas fechas hay más movimiento porque los padres ya empiezan a comprar las batas del colegio y a preparar la primera semana de septiembre”.
“MEJOR ABIERTOS” Desde Olaguíbel, algunos pocos establecimientos también se mantienen abiertos para el público. Es el caso de Perfumerías Manolo, (Olaguíbel 17) que no cerrará por vacaciones. “Si estamos en Vitoria, para estar con la tienda cerrada, mejor la abrimos, algo siempre hay”, confiesa el propietario. No obstante, reconoce que la ciudad “está muy vacía”, aunque pese a ello él seguirá con la persiana subida para ofrecer sus perfumes a los pocos clientes que se queden por aquí.
Un sector que está más resentido es el de las farmacias. Muchas de ellas ya tienen su cartel colgado y los clientes buscan su sustituto temporal para adquirir sus pastillas. La que sí se mantiene abierta durante todo agosto es la farmacia Aitor Pérez Celigüeta (Santa Olaja de Acero 1, Lakua). Eso sí, con un horario más reducido. “Durante todo el año abrimos 13 horas diarias sin descanso, así que ahora, para estas fechas, lo hemos reducido un poco”, explica. No obstante, al igual que el resto de comerciantes, reconoce que “la cosa está un poco floja” y mucho más en un barrio joven, “al ser un barrio con niños está todo el mundo fuera”, matiza. Aun así, mantener abierto el negocio para los pocos que se quedan les compensa más que cerrar. “Llevo ocho años aquí y los ocho he abierto en verano, aun habiendo poca gente, algo siempre hay”, concluye.