araia - La Lece, la quesería alavesa artesana de Idiazabal de mayor actualidad, ya que acaba de ganar dos importantes premios internacionales -tres estrellas con su queso natural y dos estrellas con el ahumado en el prestigioso concurso Great Taste, en Londres- se convirtió también ayer en la estrella del Artzain Eguna celebrado en Araia. Este prestigioso queso alavés se alzó como ganador del Concurso de Quesos que se desarrolló a lo largo de la mañana en el municipio de Asparrena, con un total de 327 puntos, a buena distancia del segundo premio, el Idiazabal gipuzkoano de Ander Barandiaran que obtuvo 311, y del tercero, de la quesería Zabaleta, también alavés, de Munain que logró 296 puntos.

La Lece tuvo también otro premio añadido, al mejor queso de Asparrena, otorgado por el jurado, que necesitó más de hora y media para analizar los quesos presentados al concurso.

El Artzain Eguna comenzó, como es tradicional, con la misa al aire libre que se oficia en el exterior de la parroquia, al final de una empinada cuesta desde la que se ve todo el mercado organizado con motivo del Día del Pastor, ya que, como decían los vecinos del pueblo, “también es la fiesta de la patrona de Araia”. Mientras duró el oficio religioso se mantuvo una cierta calma en los puestos que se encontraban flanqueando ambos lados de la calle. Comenzando por el de la degustación de quesos de Araia y terminando, tras la curva de la calle para salir del pueblo, con los puestos de ropa que siempre acuden a estos eventos.

En el que estaban las grandes bandejas llenas de triángulos de queso y cortes de pan, su responsable y tesorero de la organización, Joseba Esnal, contaba que nunca habían realizado los cortes de queso “pensando en las personas que podían venir, pero sí sabemos que desde que se empieza el reparto acabamos sobre las 14.00 horas. Traemos 49 quesos. Cuando se acaba, se cierra”. La extraña cifra tiene una explicación y es que “a cada pastor le compramos una cantidad concreta, siete quesos a cada uno de los siete elaboradores de queso de la zona de Asparrena, empezando desde Egino hasta Gordoa, y en su día decidimos no pasarnos de la cifra total. Pusimos un límite porque si ponemos más también se come”, resalta. En la localidad saben el tesoro que tienen, pero en realidad no necesitan trucos para ser diferentes o para lograr su alta calidad. “No hay diferencias con otros quesos de Idiazabal. Lo que hay es una normativa que controla su elaboración y su calidad y todo se hace según esa normativa. Puede cambiar el sabor dependiendo de la hierba o del tipo de oveja, aunque todas son ovejas lacha. O la forma de elaborarlo, pero más o menos son iguales”, añade Esnal.

la situación de aldanondo Noticia del día eran ayer las dificultades que está teniendo la quesería Aldanondo para poder cobrar la indemnización tras el incendio que destruyó sus instalaciones en Agurain. Unas dificultades que podrían poner en peligro la producción de queso de Idiazabal que se elabora en esa planta industrial, aunque en estos momentos se trabaja en alquiler en otras instalaciones. Pero en Araia no se quieren comparar con un queso que entienden “industrializado”. Según Joseba Esnal, “ese tipo de queserías no tiene nada que ver con lo que hacen los pastores aquí. Eso es industrial y lo que se hace aquí es artesano”. Y cuando hablan de artesano hablan de pequeñas cantidades, de llevar la leche al caldero de acero inoxidable “donde se echa el cuajo para que la leche fermente y se haga densa. Luego cada uno tiene sus secretos para hacerlo de una manera u otra, jugando con la temperatura. Luego lo sacan, lo ponen en los moldes y lo dejan reposar un mínimo de tres meses”. Ese es el hacer de los queseros de Asparrena.

Pero al Día del Pastor también llegaron otros muchos artesanos. El coordinador general de la fiesta, Juan Andrés García, confirmaba que se acercan principalmente de todo el País Vasco, algún navarro “y también nos han venido en algunas ocasiones alguien de Valladolid, de Cáceres y alguno de Iparralde”. Lo cierto es que la calle brillaba con la presencia de numerosos puestos artesanos y también de colectivos. Un zapatero, un tallador de madera, un mueblista, varias queserías, puestos de embutidos, de dulces y pastelería y de paté de Rioja Alavesa se intercalaban con otros como el de los familiares de los encarcelados por el caso Altsasu y otros colectivos.

Con todo, la idea que permanecía en el lugar es que la jornada estaba dedicada a los pastores y a su trabajo. Por ello, las miradas se iban hacia el escenario que se había instalado en uno de los laterales de la calle, donde un jurado de expertos debía catar los quesos presentados a concurso. “Hay 22 quesos presentados” confirmaba. “Suelen venir de Navarra, de Bizkaia, de Gipuzkoa, pero a todos les une el ser queso Idiazabal”. El año pasado los quesos alaveses no tuvieron tan buena suerte como este año, y el primer premio se quedó en Elgoibar, pero los quesos de Asparrena siempre se llevan alguno de los tres premios. Amén del premio local que se concede al mejor queso de Asparrena.

el futuro del pastoreo La gente miraba con atención cuál era el queso ganador, según confirmaban al unísono estos coordinadores. “La gente está pendiente y creemos que luego tratan de encontrar el queso ganador para comprar. Aquí tiene mucha influencia el que sea Idiazabal y la gente de la zona suele buscarlo”, recordaban. La gran pregunta es la que se refiere al futuro de la actividad, ya que desde hace tiempo se viene avisando que el pastoreo es una actividad en recesión.

“Hace unos días se realizó un reportaje sobre el pastoreo de la zona y la gente comentaba que poco a poco va desapareciendo. Por suerte, aquí hay una generación joven de pastores, aunque hay que reconocer que la continuidad no es muy grande. Es un oficio duro, sin descansos, si llueve llueve y si hace calor hace calor. Es verdad que la próxima generación lo tiene un poco complicado, pero hay pastores de mediana edad, 50 o así, y hay otros que son bastante jóvenes. Hay 5 o 6 que andan entre los 35 y 45 años, pero por detrás no sé que nuevas generaciones pueden venir”, añadía Juan Andrés García. Finalizada la misa, una enorme marea humana formó una larga fila para poder disfrutar de los triángulos de queso que la organización había preparado como degustación gratuita, acompañada por un vaso de vino, de txakoli o de agua. El resto de puestos tuvo una suerte similar hasta el punto que, apenas media hora después de la misa, algunos mostraban las mesas vacías, sin productos, ya que habían vendido enseguida los que habían preparado.

Por otra parte, al inicio de la calle, frente al Ayuntamiento, se había preparado una demostración de deporte vasco y, como suele ser habitual, en estos espectáculos el público abarrotó de inmediato el lugar para disfrutar de la fuerza y la técnica de los deportistas que compitieron a lo largo de la mañana.

Pasadas las 13.30 horas, desde el escenario donde se encontraba el jurado que debía decidir los ganadores del Concurso de Quesos se hicieron públicos los nombres de los premiados, aunque en realidad los premios a las queserías alavesas se estaba refrendando en cada momento de la mañana en los puestos instalados en la calle.

Unai Lekuona Ruiz de Luzuriaga, propietario de la quesería Unai Lekuona, se mostraba satisfecho de los comentarios de la gente que iba catando sus quesos y contaba que hacía al año “unos 5.000 kilos de Idiazabal al año. Son todos ellos quesos muy parecidos porque la normativa es común para todos”. Reconocía que se trata de una actividad “muy sacrificada, aunque si te gusta no valoras tanto el sacrificio”. Esta quesería, como otras de la zona, cuenta con su propio “rebaño de ovejas latxas, las ordeñamos y elaboramos el queso”. ¿El premio?, “que a la gente le suele gustar. Lo vendemos bastante tierno porque a la gente le gusta más así que el queso viejo”. Y también lo comercializan ahumado. “Tenemos para todos los gustos”.