Ondategi - Una mañana espectacular de sol y suaves temperaturas, sin el agobio de las dos jornadas anteriores, acompañaron a los cerca de cinco mil visitantes que se acercaron hasta la Feria del caballo de las Estribaciones del Gorbea, en Ondategi, en la que colabora DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA, que, una edición más, y ha cumplido 24, mostró hasta quienes llegaron a esta localidad los valores culturales de la zona, ligados a la cría de ganado, especialmente del caballo de monte de Álava, las danzas y la artesanía.
Como es tradicional para que nada interrumpiera el paseo peatonal los organizadores cortaron el paso de vehículos por las calles hacia las explanadas de Sarragoa, donde se encuentra el espectacular roble capaz de dar sombra a varios cientos de personas, habilitando numerosos aparcamientos en varias campas a la entrada del pueblo y atendidas por vecinos voluntarios. Una breve caminata por un camino de hierba llevaba hasta el casco urbano y desde allí al espacio donde se celebró la fiesta, o mejor dicho a una sucesión de diferentes espacios decorados de acuerdo con lo que se iba a celebrar en cada lugar.
Como es tradicional, la feria concitó el interés de numerosos ganaderos de varias poblaciones que acudieron con una buena cantidad de caballos que se organizaron por ganaderías para que la gente pudiera vez las diferentes variedades que hay del mismo tipo de potro, así como otras reses vacunas, ovinas y caprinas.
Entre los ganaderos estaba, como siempre, ya que es quien puso en marcha esta feria, Miguel Mimenza, quien contaba con alegría que “todo lo que rodea al caballo de monte sigue con muchísima salud. Han subido los precios en un porcentaje de más del 50%. Es la primera vez en mi vida, y tengo ya una cierta edad, que este negocio va muy bien”.
Arrimado a uno de sus caballos, de quien decía que le seguía a todas partes. Explicaba que “el mercado local, el de aquí, creo que no ha variado apenas, pero, a nivel europeo, en Italia; el norte de África, creo que están aumentando su poder adquisitivo y se están llevando muchísima carne a esas zonas”.
Y es que más allá de los límites del País Vasco se valora de manera muy especial la cría de estos potros en libertad o semilibertad. “Los caballos de monte están supercontrolados en Euskadi. Aparte de las instituciones, también están las asociaciones y entre todos se controla desde el día que nace el potro? Cada animal tiene su carnet de identidad que tiene que ir hasta el final de su vida. Se anota quien es su madre, su padre, sus propietarios, todos los medicamentos que se les llega a dar, aunque al caballar se le da muy poco, muy poco, pero todo queda reflejado en ese documento”.
El caballo de monte estuvo a punto de desaparecer. Antiguamente se le daba un uso de carga o para labores agrarias, pero con la mecanización en el medio rural los caballos dejaron de tener sentido. Sin embargo, “aquí, en este Ayuntamiento, nos quedamos dos explotaciones que veníamos trabajando desde siempre. Afortunadamente ahora, con mucho trabajo de los ganaderos y de las administraciones, se está recuperando, especialmente ahora que tiene más valor. Por eso ahora hay más interés en mantener estas ganaderías”, remarca.
1.600 raciones Por eso se celebra esta feria en la que ayer mismo se habían preparado 1.600 raciones de guiso de carne de potro que se repartieron a las dos y media de la tarde como término a la feria. Pero para los interesados, Mimenza aclaraba que “en Vitoria se puede comprar sin problemas en cualquier época del año. Hay un par de carnicerías de toda la vida en la Correría, pero además en los grandes centros comerciales también hay. Pero la gente no come mucho, aunque en la zona mediterránea: Barcelona, Valencia y hasta Alicante hay pueblos donde se consume mucha más carne de caballo que de vacuno”. Y es que esa carne tiene muchos valores positivos para la salud: “tiene mucho hierro, es muy digestiva, tiene muy poca grasa y otro de sus valores es que siempre está muy tierna. Se recomienda para niños, para gente mayor, incluso muchos deportistas la consumen”, destaca.
Lo que nadie se imaginaba es que en la feria de este año aparecerían dos gallos gigantescos y un bicho también gigante, mezcla de troll y oso, que fueron recorriendo las diferentes campas en medio de la alegría de los más pequeños, que les provocaban para que gruñeran o se asustaban cuando alargaban sus tremendos cuellos. Un grupo de animación catalán fue el responsable de esta novedad que fue una verdadera sorpresa para los visitantes.
Mientras la gente disfrutaba en los diversos espacios de la feria, el refrigerio bajo el gigantesco roble, el mercadillo en el camino hacia la campa, bajo la sombra de otros robles los hinchables para los pequeños, en otras dos zonas sombreadas los animales y en la campa los paseos a caballo y una muestra de perro pastor guiando ovejas u ocas, el alcalde, Javier Gorbeña, hablaba con unos y con otros. “Es el primer año como alcalde que vengo a esta fiesta y 15 días después de tomar posesión. Hay que agradecer al pueblo de Ondategi que es quien lleva junto a la técnica cultural toda la organización y montaje de la feria.
El Ayuntamiento, aparte de dar el apoyo que necesitan para contar con medios, poco más tenemos que hacer. Ellos lo ponen muy fácil”, destaca a este diario.
Para el nuevo alcalde, esta “es una feria que no solo está consolidada, sino que también ha sido protagonista de la recuperación del caballo de monte. Tiene ya su tradición y el año que viene cumple su 25 aniversario, por lo que en esa edición intentaremos hacer algo especial entre todos. Poder celebrar ese aniversario en un sitio tan idílico como este creo que se merece algo especial”.
Especial también fue la exhibición de danzas en la campa, a cargo del grupo local, acompañadas por las gaitas y el tamboril, que concluyeron como es habitual con el txulalai, dejando una maravillosa instantánea de recuerdo para este día, para dar paso a continuación a las exhibiciones de deportes vascos.
Ya a última hora de la mañana, llegaron los cocineros de Boilur con el guiso de carne de potro y los visitantes dieron buena cuenta hasta agotar todas las raciones.