Vitoria - Con el objetivo de implicar a los profesionales de Osakidetza en la detección precoz de la violencia genero y con el de ofrecer criterios de intervención y recursos para una “atención integral y de calidad”, la consejera de Salud, Nekane Murga; junto a la directora de Emakunde, Izaskun Landaida; el director de Salud Pública del Departamento de Salud, Juan José Aurrekoetxea; y la coordinadora del trabajo de Osakidetza, Maite Paino, presentó ayer una guía de actuación para dotar al personal de una herramienta “ágil y rápida” y que se reforzará con un plan de formación a 1.200 empleados de Osakidetza que se impartirá este mismo año y que abordará cuestiones como la elaboración del parte de lesiones o la mutilación genital femenina.
Nada más comenzar su intervención la consejera de Salud destacó la dimensión de este problema, al recordar que el año pasado tres mujeres murieron en Euskadi víctimas de crímenes machistas, y que el número de denuncias por este tipo de violencia superó las 5.500. Si bien, para Murga el mayor grado de concienciación “ante la lacra de esta pandemia” puede haber provocado un incremento de las mismas.
En cualquier caso, a su juicio, el papel de los profesionales de Osakidetza es clave ante esta cuestión dado que detectaron el año pasado 944 casos de violencia de género a través de su red de Atención Primaria así como de los servicios hospitalarios de Urgencias, cifra que supone un 10% más que en 2017.
“Ellas mismas han indicado que es el personal de salud en quien más confiarían en caso de padecer una situación así. Por ello, se necesita una respuesta de apoyo de primera línea para abordar estos casos”, incidió Murga. Por este motivo, como añadió, se viene trabajando en el establecimiento de mecanismos de detección y estrategias comunes de intervención que permitan abordar este tipo de situaciones. Pese a ello, la guía de actuación que ayer se presentó no es que sea nueva del todo, ya que actualiza el documento ya publicado en 2008, y ofrece pautas de actuación a todo el personal sanitario en el ámbito de la prevención, detección precoz e intervención, ante la violencia de género y las agresiones sexuales. Dichas pautas además se desarrollan en función de los contextos asistenciales: atención domiciliaria, atención primaria, urgencias, hospitalización o salud mental.
El documento se ha editado en dos formatos. Por una parte, una guía completa disponible en Internet que recoge, además de las pautas de actuación, otros conceptos como el ciclo de la violencia, datos epidemiológicos, el abordaje en los casos en los que hay hijos implicados, o los mecanismos de coordinación con los recursos sociosanitarios. Y por otra, una guía rápida, impresa, de 36 páginas, que permite ofrecer una respuesta ágil e inmediata de la actuación a llevar a cabo, mediante algoritmos y árboles de decisión.
En total, se establecen tres niveles de actuación en el sistema sanitario. En primer lugar, la prevención primaria, identificando situaciones de especial vulnerabilidad. En segundo, la prevención secundaria o detección precoz. La estrategia recomendada es la búsqueda activa de casos para aumentar la detección, por lo que la guía facilita una serie de preguntas que el personal sanitario puede realizar a la paciente. Y en tercer lugar, la prevención terciaria, una vez detectado el estado, cuando se establece un protocolo de actuación, que consiste en una actuación inicial básica y una actuación de apoyo y seguimiento. La actuación inicial básica incluye, a su vez, las siguientes fases: escucha, acogida y empatía, valoración de riesgos, continuidad y derivación, registro de la actuación en la historia clínica, y por último, emisión del parte de lesiones, sí así se determina.
Este texto dispone de un anexo con un listado de recursos y servicios a los que pueden dirigirse los problemas sanitarios y las propias víctimas, entre ellos el teléfono del servicio de asistencia a la víctima en Álava, el número 900.180.414.
Asimismo, la guía incluye un apartado específico para abordar la atención de las agresiones sexuales, tanto los casos recientes como aquellos en los que han transcurrido más de cinco días.
Qué no hacer Y un capítulo final muy llamativo, denominado Not to do, que, en concreto, es un decálogo con las cosas que no se deben hacer en atención a la violencia de género. Así, el profesional no tiene que minimizar (dejar pasar el problema suponiendo su resolución espontánea), considerar que no es una responsabilidad suya, justificar la violencia (manifestar la situación como normal, como posible o como justificable), infravalorar el riesgo, mantener una actitud paternalista (valorar con detenimiento y apoyar sus decisiones es la actitud necesaria para este tipo de acompañamiento), prescribir fármacos, indicar terapia de pareja, no valorar a los hijos como violencia de género, derivar como primera y única medida y, por último, no registrar ni valorar la necesidad de comunicación judicial.
Como resaltó Murga, la guía de actuación para profesionales de la salud ante la violencia de género y las agresiones sexuales en Euskadi ha sido elaborada por un grupo de profesionales de las distintas OSI de Osakidetza y del Departamento de Salud, aunque también han participado en su revisión expertos y expertas vinculadas a otras instituciones como Emakunde, la UPV/EHU, la Universidad de Deusto o el Ayuntamiento de Vitoria.
La puesta en marcha de esta guía va a acompañada de un plan de formación de profesionales de Osakidetza en materia de violencia de género. Este año se contempla que 1.194 personas participen en este plan en el que se abordarán diferentes aspectos como la elaboración del parte de lesiones, los aspectos éticos, la violencia de género asociada a la interculturalidad, la mutilación genital femenina, etcétera.
En este sentido, directora de Emakunde, Izaskun Landaida, señaló que la “formación del personal que atiende a las mujeres que enfrentan violencia contra las mujeres es un compromiso fundamental para avanzar en la detección temprana y en la prevención, así como en la mejor atención; formación que desde una perspectiva feminista tiene que sentar las bases para apoyar a las mujeres en su camino de reparación y empoderamiento”.