vitoria - Las alarmas se encendieron en el año 2001. El pastor vasco, todo un símbolo entre las especies animales que habitan esta tierra, apareció clasificado como en “peligro de extinción” en el catálogo de razas autóctonas publicado por aquel entonces por el Gobierno Vasco. En concreto, se contabilizaban menos de 1.000 ejemplares hembras con capacidad reproductora del euskal artzain txakurra, la cantidad mínima necesaria para poder perpetuar una especie, según la organización para la agricultura y la alimentación de las Naciones Unidas (FAO). Sin embargo, lejos de mejorar, la situación del pastor vasco se ha hecho con el tiempo todavía más preocupante.
Según las últimas estimaciones, apenas existirían a día de hoy 900 perros de esta raza, incluyendo a las hembras y a los machos de sus dos variedades existentes, iletsua y gorbeiakoa, cuya mezcla además “no es aconsejable”. “Aunque no existe un censo actualizado, lo que nos indica este dato es que la raza está ahora muy, muy, muy en peligro de extinción y que nos encontramos lejos de cumplir las expectativas de recuperarla”, alerta en declaraciones a este periódico, insistente, el secretario del colectivo Euskal artzain txakurraren adiskideak (Eata), Patxi Ilzarbe.
No obstante, la perpetuación del perro pastor tiene desde ayer un buen motivo para la esperanza. Esta asociación sin ánimo de lucro de criadores y aficionados a esta raza selló un convenio con la UPV/EHU que va a servir para realizar un pionero estudio genético cuyo objetivo final será garantizar la supervivencia de la especie. El grupo de investigación Biomics, especializado en estudios de ADN, colaborará en la materialización de este proyecto, que se extenderá durante tres años prorrogables “si todo va bien y se necesita más tiempo”, según Ilzarbe.
El primer eslabón de la cadena lo conforman los propietarios de los animales, que tomarán muestras de sangre de sus perros mediante una pequeña extracción. Éstas se irán almacenando en el banco de ADN canino del centro de investigación Lucio Lascaray de Gasteiz para, después, arrancar con unos análisis que en un futuro podrán ser utilizados en la selección de ejemplares genéticamente sanos y no emparentados, ayudando así a mejorar los procesos de cría.
Uno de los objetivos primordiales es evitar que los animales que se crucen en adelante tengan una excesiva consanguinidad. “Esto favorecerá la salud de la raza y que no aparezcan enfermedades hereditarias”, expone, por su parte, Marian Martínez de Pancorbo, investigadora principal de Biomics. “Para recuperar la especie, lo primero que nos interesa es que haya una variedad genética amplia. Y que los perros tengan instinto de trabajo, porque si no, no tendría sentido que sigan llamándose euskal artzain txakurra. Tenemos que trabajar con tranquilidad, porque hay mucho por delante, de ir baserri a baserri, de reconocer perros, sacar fotos y vídeos... Pero sarna con gusto no pica”, apunta de nuevo Ilzarbe. “Hay que ser muy cuidadosos para conseguir animales, de entrada, sanos”, remarca Martínez de Pancorbo.
Concluido el estudio, que será financiado en gran medida por Eata, los propietarios de los canes que participen en el proyecto contarán con un perfil genético de sus ejemplares de forma gratuita, al margen de ser advertidos de cualquier patología genéticamente detectable por parte del grupo investigador en caso de que la sufran. “Con los datos que obtengamos daremos a cada uno un certificado de ADN que será una especie de diploma, con un código de barras con los resultados”, avanza la investigadora. Los resultados se insertarán también en “una tarjetita pequeña”, dotada con código QR, donde también aparecerá el perfil de cada perro, que podrá consultarse en cualquier momento con un dispositivo móvil. “A largo plazo, queremos que no se pierda ni el instinto ni las características de un perro que se ha usado para el pastoreo”, según Ilzarbe.
El grupo investigador. Biomics, que realizará el proyecto en colaboración con Eata, es un grupo de investigadores de la UPV/EHU cuyas actividades se centran en el estudio de la diversidad del genoma, tanto humano como de otras especies, su flexibilidad y su capacidad de respuesta en estados de salud y enfermedad. Se trata de un equipo multidisciplinar en el que confluyen científicos de las áreas de la biología celular y molecular, la antropología, las neurociencias, la Nutrición y la Zoología.