Vitoria - Técnicos de la Agencia Vasca del Agua (URA) y guardas de la sección de Pesca de la Diputación Foral de Álava siguieron trabajando ayer sobre el terreno para determinar las causas exactas y las consecuencias del último vertido en el sistema del Zadorra, saldado según la primera evaluación de daños con una importante afección sobre la fauna acuática de la zona. La investigación prosiguió con la toma de muestras en los ríos Egileor y Santa Bárbara, afluentes de la mayor cuenca que atraviesa el territorio y cuyas aguas confluyen en las inmediaciones de Agurain, a donde en los últimos días ha ido a parar una ingente cantidad de grasas, plásticos y cenizas procedentes de las labores de extinción de la quesería Aldanondo. “Estamos viendo qué ha sucedido exactamente y qué medidas se pueden tomar al respecto. Pero de momento no hay mucho más”, expusieron a este periódico fuentes de URA consultadas. Desde la institución foral también se aguarda a la conclusión de estas labores de análisis para contar en las próximas horas con el pertinente informe de daños.
El “desastre”, denunciado anteayer públicamente por el colectivo Zadorra Bizirik, movilizó por primera vez el lunes a agentes de la Ertzaintza y a los técnicos forales y de URA, que asumieron posteriormente las labores de evaluación de los daños y la toma de muestras para avanzar en la investigación de este episodio. No obstante, las primeras consecuencias del vertido ya saltan a la vista en los dos afluentes del Zadorra, donde se han visto y retirado decenas de peces muertos, como loinas o colmillejas, así como algún cangrejo señal. Los vecinos dieron la voz de alarma al teléfono 112 también anteayer, aunque han sido testigos del suceso desde varias jornadas atrás. Cabe recordar que el fatal incendio desatado en la quesería, que se ubicaba en un polígono cercano a la localidad de la Llanada, se produjo en la madrugada del lunes 20.
El enorme caudal de agua que debió emplearse para sofocar las llamas, parte del cual terminó en los afluentes del Zadorra, estaría detrás de este último vertido, uno más de los múltiples episodios de estas características que en los últimos años se han sucedido en esta zona. La necesidad de que se acelere la construcción de la nueva depuradora de Agurain, prevista para 2020, ha vuelto por ello a ponerse sobre la mesa. La Agencia Vasca del Agua recordó también ayer a través de su cuenta de Twitter la “importancia” de avisar al teléfono de atención de emergencias cuando este tipo de sucesos se precipiten “para que se pongan en marcha los protocolos establecidos”, como ha sido el caso.
“totalmente inevitable” Por su parte, el alcalde de Agurain, Iñaki Beraza, calificó este episodio en declaraciones a Radio Vitoria como “totalmente inevitable”, una consecuencia lógica de la gran cantidad de agua -“a manta”, dijo el primer edil- que tuvo que utilizarse para apagar el incendio y que éste no afectase a otras empresas aledañas. “¿Quién sabe evitar eso en un incendio?”, se preguntó Beraza sobre la, a su juicio, imposibilidad de evitar que parte del agua acabase en el río. “Me parece muy fuerte que la consecuencia de un incendio sea denunciable al 112 por un amigo del Zadorra”, declaró visiblemente molesto. Zadorra Bizirik, por de pronto, espera que el seguro de la quesería Aldanondo sirva para cubrir los gastos derivados de la limpieza del río tras este último vertido, al margen de las consecuencias directas del incendio sobre la propia factoría.
Investigación. Técnicos de la Agencia Vasca del Agua (URA) y guardas de la sección de Pesca de la Diputación Foral de Álava siguieron trabajando ayer sobre el terreno para determinar las causas exactas y las consecuencias del último vertido en el sistema del Zadorra, saldado según la primera evaluación de daños con una importante afección sobre la fauna acuática de la zona. En las cercanías de Agurain se han visto y retirado decenas de peces muertos, como loinas o colmillejas, así como algún cangrejo señal.
Incendio. La investigación prosiguió con la toma de muestras en los ríos Egileor y Santa Bárbara, afluentes de la mayor cuenca que atraviesa el territorio y cuyas aguas confluyen junto a la localidad de la Llanada. Allí ha ido a parar en los últimos días una ingente cantidad de grasas, plásticos y cenizas procedentes de las labores de extinción de la quesería Aldanondo.