dos recientes estudios, uno elaborado por la UPV/EHU y el otro por el colectivo local Lumagorri HAT, han puesto de relieve que las expresiones discriminatorias hacia la población que no encaja en la heteronorma siguen siendo una lamentable realidad. El primero, encargado por el Gobierno Vasco, refleja que a lo largo del pasado 2017 se registraron en Euskadi 32 denuncias por delitos de odio hacia la diversidad sexual o de género, una de ellas en Álava. Un registro que no deja de ser preocupante pero que se queda muy lejos de las 15 agresiones de estas características que el activismo reportó en Gasteiz entre abril de 2017 y el mismo mes de 2018, tal y como recoge el segundo de estos informes, que ha contado con el apoyo del Ayuntamiento. Por desgracia, y en ello coinciden todos los agentes implicados en la lucha contra la LGTBI-fobia, a buen seguro no fueron las únicas, porque estos episodios no siempre salen a la luz.

Según recordó ayer Cristina Rueda, técnica experta en género y diversidad sexual del colectivo Aldarte, muchas de las agresiones que siguen produciéndose contra la diversidad quedan en un limbo de impunidad por la “dificultad” que las personas que las sufren encuentran a la hora de denunciar, tanto por la “revictimización” a la que se ven sometidas como por la sensación de que dar este paso, en última instancia, “parece que no sirve”. Esta asociación, que trabaja desde el año 1994 en el ámbito de la diversidad sexual y de género, ha traído a Gasteiz una exposición que pretende “visibilizar” la situación de los delitos de odio no sólo en el ámbito local sino también en el internacional y, en palabras de Rueda, “buscar un análisis crítico y la movilización de la ciudadanía” tanto en la denuncia como en la promoción de los derechos de la población LGTBI. La iniciativa, que forma parte del proyecto de educación para la transformación social de Aldarte, podrá visitarse en la casa de cultura Ignacio Aldecoa hasta el próximo jueves 28, Día internacional del Orgullo LGTBI. Ayer, en su primera jornada abierta al público, se celebró una visita guiada por la exposición, que ocupa los pasillos de las plantas primera y segunda de la biblioteca.

Unas horas antes, la propia técnica de Aldarte presentó la muestra ante los medios de comunicación acompañada por Nekane Zeberio, directora de gabinete del diputado general de Álava, y por Mireia Espiau, jefa del servicio de Igualdad del Ayuntamiento de Gasteiz, quienes remarcaron la importancia de implicar a la ciudadanía en este tipo de iniciativas. El “objetivo claro” de la muestra es, según Zeberio, “acercar” la realidad de estas “manifestaciones de odio” a la población para, a la larga, avanzar hacia su “erradicación”. La muestra, de hecho, “se alinea” con uno de los ejes y actuaciones estratégicas del IV Plan Foral para la Igualdad de Mujeres y Hombres de Álava (2016-2020), que propone la sensibilización en materia de diversidad sexual e identitaria, mediante el impulso de acciones que promuevan el respeto a los derechos del colectivo LGTBI “desde las edades más tempranas”. Trabajo institucional que también puso en valor Espiau en el ámbito municipal, donde esta legislatura el Ayuntamiento ha elaborado un diagnóstico sobre las realidades de la población LGTBI que pronto se materializará en una “agenda” de medidas concretas.

Según recordó de nuevo Rueda, los delitos de odio encajan en cualquier infracción penal que suponga una expresión discriminatoria hacia una persona o grupo cuando la víctima es seleccionada por su orientación sexual o identidad de género. Se sustentan en el rechazo a la diversidad social, política o cultural y nacen de una negación “de la igual dignidad intrínseca de la persona y de la universalidad de los derechos humanos”. Una de sus principales características es que, además de dañar a la víctima, aporta un “plus delictivo” al enviar un mensaje complementario de amenaza a personas semejantes a ella o a su colectivo de referencia, lo que constituye “un mensaje claro” de que también “les puede suceder lo mismo”.

La exposición desplegada en Ignacio Aldecoa, que ha contado con la financiación de la Diputación Foral de Gipuzkoa y la Agencia Vasca de Cooperación al Desarrollo, consta de 21 paneles con contenidos tanto en euskara -en la primera planta- como en castellano -en la segunda-. Tal y como recordó Rueda antes de visitarla en compañía de Zeberio y Espiau, todos muestran que “los discursos y las expresiones de odio están a la orden del día” e incluso de una forma más flagrante en determinados puntos del planeta, donde la diversidad puede estar castigada con la muerte.

un recorrido por latinoamérica A través de su recorrido, Aldarte ha pretendido reflejar la situación de los delitos de odio en tres niveles, el local, el estatal y el internacional, con paradas concretas en países latinoamericanos como México, Honduras, Nicaragua o Guatemala, que encabezan las estadísticas de agresiones -al menos las registradas- a la población LGTBI. La muestra permite analizar la situación concreta de estos y otros países, al tiempo que ofrece elementos para “identificar” las causas estructurales y los impactos de las políticas globales que están incidiendo en la proliferación de los delitos de odio. La muestra, a su vez, trata de recoger las claves necesarias para crear estrategias que ayuden a erradicar los delitos de odio por orientación sexual o identidad de género.

Un trabajo en el que Aldarte, que dispone de recursos de atención, educativos y de sensibilización que buscan generar “soluciones positivas para resolver los conflictos que originan la intolerancia y los prejuicios sociales dirigidos al colectivo LGTBI”, también trata de remar en su día a día. En este camino, el informe elaborado por Lumagorri HAT en Gasteiz y presentado hace sólo unos días apeló en sus conclusiones a la necesidad de que se mejore la formación de la Policía y de los profesionales sanitarios en este campo, a la importancia de que se dé una mayor coordinación entre los servicios sanitarios, la Fiscalía y las instituciones, de que se realicen campañas específicas contra la LGTBI-fobia, de que se “amplifique” el mensaje de la importancia de denunciar todas las agresiones y de que se cree un observatorio local contra los delitos de odio por orientación sexual e identidad de género, un objetivo que el activismo local cree prioritario.