¿Cómo viven estos días tan especiales en la cofradía de San Prudencio?

-Muy entusiasmados. Año tras año el entusiasmo va a más, porque organizamos los preparativos, nos encargamos de recibir a las autoridades, para que no sólo sea fiesta de un día sino que se alargue. Son días entrañables, de reafirmación de nuestras tradiciones, recordando que tienen su origen en la vida y obra de nuestro santo patrono, momentos de mayor relación con familia y amigos y jornadas de descanso, disfrute y paz. No olvidemos que la fiesta es en acción de gracias a San Prudencio.

En el caso de la cofradía, su labor va mucho más allá de un día como el de ayer.

-Es cierto, en la cofradía nos ocupamos de dar a conocer la vida y obra de San Prudencio, porque la fiesta está muy bien pero hay algo más detrás.

¿Conocen realmente los alaveses quién fue San Prudencio?

-San Prudencio es un misterio por descubrir, por eso en la cofradía queremos que ese misterio pase a ser algo conocido y popular. En eso estamos inmersos.

Creo que entre otros temas están trabajando en la creación de una guía para poner en valor el camino de San Prudencio.

-Estamos trabajando en una guía para peregrinos, para dar a conocer el camino de San Prudencio, o Vía de la Paz. En este caso hay que decir que realmente es el camino que realizó nuestro santo, a diferencia de otros como el de Santiago. Es un viaje de 600 kilómetros precioso porque transcurre por ciudades muy hermosas, parte de Armentia y pasa por Soria, Calahorra, Tarazona y Burgo de Osma, donde murió cuando le llamaron para mediar en un litigio que había entre pueblo, clero y obispo. Acudió como mediador y consiguió la paz, pero se sintió gravemente enfermó y murió. Al morir, tanto Tarazona como Burgo de Osma querían que se enterrara allí, pero él dejó el encargo a su discípulo Pelayo de que le montaran en la mula con la que había realizado el trayecto y donde la mula llegara, ahí fuera su sepultura. Y llegó hasta Logroño, hasta Clavijo, en el Monte Laturce. Al cabo de los años se hizo el Real Monasterio de San Prudencio, importantísimo en su época. Con la desamortización de Mendizábal el monasterio cesó y provisionalmente se llevaron sus restos a Logroño. De hecho, en la cofradía estamos trabajando para que esos restos puedan venir a Armentia.

Eso ya se intentó sin éxito hace muchos años, si no me equivoco.

-En su día se intentó pero en Logroño lo denegaron porque dijeron que era ya demasiado tarde y que Álava había perdido esa posibilidad. Pero nunca es tarde, tenemos que seguir intentándolo. Creemos que es el momento de que los restos de nuestro santo estén en Armentia. Aquí tenemos reliquias, pero están repartidas entre Nájera, donde el patrón también es San Prudencio, y Logroño.

También están trabajando en la conversión de la casa del santo en un museo en su honor para dar a conocer su vida y obras.

-Es un proyecto muy interesante, porque el museo del románico de Estibaliz es estupendo pero tiene un problema, y es que pilla un poco a desmano. Tener ese museo aquí, en la casa del santo, sería muy apropiado, porque no sólo tendríamos un museo del románico alavés, sino que serviría para dar a conocer la que es la primera catedral de Euskadi, que fue Armentia, con dieciocho obispos durante dos siglos. También sería interesante poder convertir este espacio en un museo para hablar de la vida y obra de San Prudencio. Trataríamos tres temas muy ricos en un único espacio. Y si a eso le unimos el maravilloso paseo que es la Avenida de San Prudencio, con el museo provincial, y toda la gente que pasea por aquí habitualmente, sería una gran iniciativa.

¿Algo más que tengan entre manos como parte de su labor de divulgación sobre San Prudencio?

-Estamos también inmersos en la elaboración de un audiovisual para dar a conocer la figura de nuestro patrón, que al fin y al cabo es uno de los primeros santos del País Vasco. Un trabajo que narre su trayectoria en los siglos VII y VIII, su obra y su influencia posterior. Estará destinado a un público amplio, también para un uso escolar, y queremos que sea algo innovador, como era él, y que ahonde del mismo modo en nuestras tradiciones y costumbres. Lo queremos difundir en centros educativos, asociaciones culturales o en la propia página web de nuestra cofradía.

¿Cómo está siendo la evolución de la cofradía de amigos de San Prudencio durante estos años?

-Muy positiva. La cofradía cuenta con más de cuatrocientos cofrades y vive momentos maravillosos. Estoy orgullos de que así sea. Yo llevo cuatro años al frente y tengo un equipo maravilloso en la junta de gobierno, muy devotos de San Prudencio, que es algo que mueve mucho a las personas. Además tenemos nuestra revista, que hemos editado por segundo año.

Están también muy ligados como cofradía a la música, con la organización durante las últimas semanas del triduo de música coral.

-San Prudencio está muy ligado a la música, incluso este año el pregón ha sido a cargo de los Joselu Anayak. En cuanto al triduo musical, han sido tres sábados apoteósicos, con una actuación final el día 21 del coro infantil Crescendo que fue muy emocionante. Tuvimos también un acto muy entrañable con el gremio de pasteleros, que presentaron el postre de San Prudencio al diputado general y luego con el alcalde. Porque si a la fiesta le unimos unos buenos caracoles y perretxikos y un buen postre, mucho mejor.