kuartango - Las aguas sulfurosas del antiguo balneario de Kuartango podrían tener una segunda oportunidad si prosperasen las gestiones que está realizando Idoia Garaizabal con su proyecto Etermal, que desarrolla productos de base termal con las aguas mineromedicinales del antiguo manantial y que acaba de recibir el premio de la categoría de Oportunidad del concurso Tu idea cuenta de Álava Emprende 2018.
Idoia Garaizabal, licenciada en Medicina y Cirugía por la UPV, especialista en Hidrología Médica y con más de 25 años de experiencia en la medicina termal, buena parte de ese tiempo en el balneario de Cestona, y desde 2016 en Etermal de Vitoria, lleva tiempo trabajando en la idea de poner en valor las aguas sulfuradas del que fue el balneario de Zuazo, del que sólo se conserva en la actualidad el edificio residencial, aunque también el pozo, la captación de las aguas que le dieron vida durante décadas en el subsuelo de una rotonda anexa.
La idea también entusiasmó al alcalde de la localidad, Eduardo Fernández de Pinedo, empeñado, junto con una asociación local y con numerosos vecinos, en la rehabilitación del viejo edificio. Máxime cuando Idoia Garaizabal le explicó que las aguas sulfuradas sódicas frías del manantial eran las adecuadas para numerosas aplicaciones, tanto dermatológicas como para la salud y el bienestar de los deportistas. Según el trabajo elaborado por esta doctora, las aguas de Kuartango tienen una acción antioxidante, inmunoreguladora, antiinflamatoria y de regeneración celular que permiten numerosas aplicaciones una vez embotellada. Por ello se ha puesto a trabajar en el proyecto de desarrollar el modelo de explotación, al tiempo que busca financiación para poder materializarlo.
Según su experiencia, con estas aguas se pueden desarrollar productos nutricéticos y cosméticos, así como otros con propiedades antioxidantes en el mundo deportivo, beneficiosos sobre los efectos en Neumología y Otorrinolaringología, productos para combatir la psoriasis y dermatitis y otros antinflamatorios en procesos osteoarticulares. Buena parte de estos valores ya han sido corroborados por la Universidad del País Vasco y por Osakidetza.
Los pasos para que esta propuesta sea una realidad pasan por la restauración del manantial, que existe bajo la plaza, así como por la recuperación de la declaración de aguas medicinales. Posteriormente, sólo sería necesaria una instalación para la extracción y embotellado, que constituiría la fase final del proyecto. Con la puesta en marcha de esta iniciativa se lograría, en primer lugar, posicionar el valle de Kuartango y las cualidades de sus aguas en el mercado, dando riqueza y valor a una zona con un grado de ruralidad GI. Asimismo, se lograrían otros beneficios, según el estudio que ha realizado, como una aportación más a Álava como provincia comprometida con la sostenibilidad; la implicación por parte del Ayuntamiento de Zuazo-Kuartango; el reconocimiento a la clínica Etermal como primer centro médico a nivel nacional dedicado a la medicina termal donde poder hacer los estudios I+D y un aumento de la tendencia de las casas de cosmética por la cartera de productos termales.
Las primeras referencias que se tienen del balneario y de sus aguas son de 1700, aunque hasta 1882 no fueron declaradas de utilidad pública. Su época de mayor esplendor fue en 1900, aunque fue cerrado en 1946 y el edificio residencial se destinó a otros usos hasta su abandono completo. Es probable que el cierre del balneario tuviera su razón última en la temperatura de las aguas sulfuradas, que es fría. Según Garaizabal, el agua salía del manantial fría y debía ser calentada para su uso por los clientes, con lo que perdía propiedades. Sin embargo, lo que no era positivo para una actividad es positivo para la que se plantea ahora, ya que esa frialdad es su punto fuerte para poder ser utilizadas para la elaboración de productos termales y/o para su envasado.