vitoria - A usted, como pensionista, ¿cómo le han afectado los recortes aplicados por el Gobierno central en los últimos años?
-Fundamentalmente me ha afectado en la pérdida de poder adquisitivo, como a cualquier pensionista. Porque en definitiva hemos tenido las pensiones congeladas durante años. A las personas mayores nos están tratando como mercancía, tratando de privatizar todos los servicios que tenemos: Pasa con las residencias, con la dependencia, con las pensiones... Y vemos que todas las instituciones, en vez de dignificar la cosa pública, dan negocio a las iniciativas privadas. Estamos viendo en nuestros familiares mayores, a los que también tenemos que atender, que la tendencia de las instituciones no es a mejorar su vida por mucho que se les llene la boca.
¿Cuál es el caso que más le ha impactado de todos los que ha conocido en este tiempo?
-Impactan muchos, pero la situación de las personas viudas suele ser muy dramática. También la de quienes no tienen pensiones contributivas, que están viviendo prácticamente de la limosna y de la ayuda de Cáritas o del Banco de Alimentos. Hay muchos casos sangrantes, aunque todavía aquí haya cierta cobertura para cubrir estas situaciones. Vemos casos bastante dramáticos en personas que viven solas.
¿Y qué es lo que más le ha emocionado de todo este recorrido reivindicativo?
-Me ha emocionado mucho la respuesta que ha dado la gente. Me he sentido gratamente desbordado de ver que tanta gente se haya dado cuenta del problema. Y de que tenemos una capacidad muy importante de poder cambiar las cosas, porque no hay que olvidar que en el Estado somos nueve millones de pensionistas. Si vamos por donde hemos empezado terminaremos muy bien.
Y con unas elecciones generales cada vez más a la vista en el Estado...
-Si. De hecho, ya se ve que las encuestas están cambiando mucho y que en ello está teniendo que ver claramente nuestra lucha. - C.M.O.